miércoles, 31 de diciembre de 2014

Reflexiones sobre el horario del encierro

A veces, tal vez en mi ineptitud ante quienes tienen la palabra, apunto ideas que se soslayan como aventureros comentarios que buscan zaherir murallas seculares. Ocurre que esos muros están cimentados en unas bases tan  frágiles que la propia inercia hacen que se desmoronen sin necesidad de recurrir a los acostumbrados arietes, a postulados convenidos para favorecer la causa oportuna.

martes, 30 de diciembre de 2014

El incendio del Casino y El Porvenir en el Carnaval de 1954

Se aventuraban unas Fiestas Tradicionales históricas y, desgraciadamente, sí lo fueron. El domingo antes de Carnaval se propaló a los cuatro vientos la celebración del antruejo mirobrigense. Después de los vanos intentos del año anterior con el poeta Agustín de Foxá, el historiador jaenés Rafael Láinez Alcalá pronunció el que sería el primer pregón del Carnaval del Toro, un acto multitudinario, festivo, que también sirvió de homenaje a otro referente de la antonomástica fiesta mirobrigenses: Agustín San Ezequiel, Triguito.  Después llegaría la sana alegría iniciada con los festejos taurinos del sábado siguiente. Todo iba bien... hasta que en la madrugada del Martes de Carnaval de 1954 se desató un voraz incendio que destruyó completamente los locales del Casino Mirobrigense y de El Porvenir, anexos al Teatro Nuevo. Todos los esfuerzos por sofocar el fuego fueron inútiles. Esos centros de referencia para los mirobrigenses fueron devorados por las llamas. Pérdidas cuantiosas... Lamentos y tristeza general. Era Carnaval y la fiesta siguió. No era el final previsto, ni mucho menos. Pero, como otras tantas veces ha ocurrido en la historia carnavalesca, los mirobrigenses se sobrepusieron ante la desgracia vivida unas horas antes y la fiesta continuó hasta el último desencierro, que dio paso a los bailes previstos, incluido el del Teatro Nuevo.

lunes, 29 de diciembre de 2014

La iglesia de San Juan en el siglo XVII

Este templo mirobrigense del cuño de la orden hospitalaria, tiene su origen en el final del siglo XII al socaire de la creación y establecimiento de la Diócesis civitatense. La iglesia y parroquia de San Juan Bautista fue levantada en el solar que hoy ocupa el ala derecha de la Casa Consistorial y hasta que se contó con un inmueble específico para el Ayuntamiento, sus soportales y claustra sirvieron para dilucidar cuestiones municipales y administrativas. Después de las sucesivas desamortizaciones, el templo pasó a formar parte del inventario de bienes del consistorio rodericense hasta que se decidió su demolición para la ampliación de la Casa Consistorial a principios del siglo XX.

domingo, 28 de diciembre de 2014

Notas sobre el apego taurino en Ciudad Rodrigo

La tradición taurina de Ciudad Rodrigo es incuestionable, incluso está regulada por sucesivas ordenanzas[1]. Hay abundante documentación al respecto sobre la celebración de corridas de toros o novillos por cualquier motivo festivo, ya fuera aprovechando el denso calendario que ofrece el santoral a los mirobrigenses –San Isidro, Corpus Christi, San Juan[2], San Pedro, Santiago Apóstol, la Ascensión o la advocación mariana de la Peña de Francia[3], sin menoscabo de los festejos taurinos enmarcados en las otrora relevantes ferias de mayo y agosto-, o vinculadas a celebraciones derivadas de acontecimientos señeros, pero no hay evidencia documental de la conjunción de Carnaval y toros hasta 1732, cuando la corporación que presidía el licenciado Bartolomé Antonio Valiente adopta el 11 de febrero el acuerdo de organizar tres corridas de toros aprovechando el tiempo de carnestolendas en rrazón de aver pasado muchos años por la calamidad y contratiempos padezidos en la guerra sin que se ayan executado corridas de toros en esta ziudad[4], en referencia a las consecuencias de la Guerra de Sucesión.

sábado, 27 de diciembre de 2014

La Banda de Música de Educación y Descanso: régimen estatutario

Fruto de la implantación de los sindicatos verticales en el régimen franquista, en torno a 1940 y como consecuencia del desarrollo de las ‘obras’ de la Organización Sindical Española surgen en el territorio nacional las denominas Obras Sindicales de Educación y Descanso. El Fuero de los Trabajadores había regulado los descansos semanales y las vacaciones laborales y para favorecer la actividad en esos días de asueto, para premiar también a los trabajadores por su constancia y afección al nuevo régimen, se apoya la formación de entidades societarias vinculadas exclusivamente al entretenimiento de la población. Música, teatro, deporte, folclore… son la base de la creación de colectivos ciudadanos que contarán con el respaldo de ayuntamientos y diputaciones, fomentando también el intercambio con la organización de certámenes en los que los valores patrios serán la referencia, al tiempo que se distrae a los “productores”, eufemismo utilizado para señalar a los trabajadores.

viernes, 26 de diciembre de 2014

Apuntes sobre la fortificación de Ciudad Rodrigo (II)

El estado de la muralla a mediados del siglo XVII era lamentable. Unos años antes, en 1647, ya avanzada la guerra de Secesión portuguesa (1640-1668), se había visto también la necesidad de fortificar el arrabal de San Francisco[1] utilizando fondos procedentes del repartimiento que por facultad real había distribuido el Ayuntamiento en su jurisdicción y otras tierras limítrofes para afrontar la reparación del lienzo caído en la rinconada del Hospital de la Pasión, un proyecto que se pospondría, al menos de una forma efectiva, hasta 1649.

jueves, 25 de diciembre de 2014

Primeras noticias de la plaza de toros del Hospicio

La primera noticia referida a la construcción de la plaza del Hospicio, un coso de madera, la encontramos en las vísperas de la Feria de Mayo de 1871, en concreto en una carta dirigida al consistorio y fechada el 28 de marzo, en la que se pulsa el grado de implicación de la corporación al plantear su colaboración para lo que se define como un “ensayo”, una prueba para conocer si realmente hay necesidad de que Ciudad Rodrigo cuente con un futuro coso taurino de manera estable.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

1771: Un episodio taurino en Fuenteguinaldo

Ignoramos el número de tragedias que han podido ocurrir en Ciudad Rodrigo y su tierra vinculadas al mundo taurino. Existe una página en internet -www.lostorosdanyquitan.com-, en donde el prestigioso poeta e investigador mexicano Loepoldo Peña del Bosque, ha ido y va reseñando cuantas tragedias taurinas conoce o le facilitan. En la nómina que existe, hay varias referidas a Ciudad Rodrigo y su radio de acción. Una de ellas, la más antigua hasta ahora, es la que hoy rescatamos, sucedida en la localidad guinaldesa.

martes, 23 de diciembre de 2014

Apuntes sobre la fortificación de Ciudad Rodrigo (I)

La tradición apunta a que en tiempos de Alfonso VI el conde Rodrigo González Girón funda una población a orillas del río Águeda, a la que le da su nombre: Ciudad Rodrigo. Sin embargo, la primera evidencia escrita data de 1136[1] cuando la ciudad de Salamanca compra la aldea de Ciudad Rodrigo al emperador Alfonso VII. En estos momentos iniciales Ciudad Rodrigo contaba para su defensa con una pequeña muralla, según indica José Javier de Castro en su ponencia Reformas y adaptaciones de las Fortificaciones medievales de Ciudad Rodrigo al uso de la artillería[2].

lunes, 22 de diciembre de 2014

Peritas, Panzas, Pichogas, Furcas, Alaejos... Espantadores polémicos en el Carnaval de 1951

El Carnaval de Ciudad Rodrigo, desde tiempo inmemorial, ha contado con algunos ingredientes que con el paso del tiempo se convirtieron en tradicionales, aunque a veces su esencia dejara más de un encontrón. En esa tesitura se ancla, por ejemplo, la práctica de los inveterados espantes, esas acciones casi convenidas con los propios ganaderos y la organización de los encierros de cada antruejo que, en ocasiones, rebasaban los límites consentidos y derivaban en enfrentamientos, ajustes de cuenta o agresiones inesperadas y que hacían necesaria la intervención de las fuerzas de orden público para intentar aclarar lo sucedido. De alguno de estos extremos ya he apuntando su esencia y resultado, incluso parte de lo que ahora escribo se integró en una charla ofrecida en unas jornadas sobre patrimonio promovidas por el CFIE (Centro de Formación del Profesorado e Innovación Educativa) que trató del Carnaval represaliado, una actitud que determinó que el antruejo pasase a ser considerado en su definición como meras “fiestas tradicionales” para superar la censura franquista.

domingo, 21 de diciembre de 2014

Un fenómeno en La Encina

Hay casos o sucesos que por su notoriedad, aunque ocurran en un lugar remoto, acaban cobrando un protagonismo inesperado. Ocurre ahora, en estos tiempos del imperio de las telecomunicaciones; pero también sucedía cuando el conocimiento de las noticias iba poco más allá de las hablillas o, y ya era algo extraordinario, saltaba a las letras de imprenta a través de las incipientes agencias de noticias, surgidas con la expansión del capitalismo a mediados del siglo XIX. Parecería extraño que un suceso ocurrido en una villa de la Tierra de Ciudad Rodrigo fuera la comidilla de media España y posiblemente saltara allende nuestras fronteras si no se contase con un foco que propalase la noticia en busca de unos destinatarios ávidos, entonces y también ahora, por acercarse a la prensa periódica y ver qué pasaba en su derredor.

sábado, 20 de diciembre de 2014

Un reglamento interno para la Banda Municipal de Música de principios del siglo XX

La historia de Ciudad Rodrigo está llena de lagunas, tomando por historia el compendio de todos los ingredientes que conforman el conjunto final. Hay muchas, demasiadas materias que la historiografía local ha tratado de forma somera, cuando no ignorado, y que, al menos así lo considero, merecerían un estudio más profundo y sistemático. Cierto es que en los últimos años se ha ido avanzando para poner de relieve aspectos olvidados, tal vez despreciados, de nuestra historia, al tiempo que se reivindicaban autorías y también se refrescaban personajes empolvados, mirobrigenses que tuvieron un peso específico no solo en la historia local, sino allende su geografía provinciana. Queda mucho por hacer y los campos de trabajo son variopintos y desperdigados por cuanto los historiadores e investigadores locales apenas han querido reparar en ellos. Baste decir, como primer y básico ejemplo, que todavía no hayamos sido capaces de encontrar las historias de Ciudad Rodrigo que escribieron en el siglo XVII los clérigos Antonio Manuel de Medina y Juan Gómez de Casasola, referidas en la bibliografía al uso; o que hayamos sido capaces –y no hace tanto tiempo- de permitir la venta y fragmentación de archivos de linajudas familias cuyos legajos, para escarnio de los sucesivos responsables del área de Cultura del Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo, siguen todavía a la venta, al mejor postor, en librerías y anticuarios diversos.

viernes, 19 de diciembre de 2014

Fuenteguinaldo, de soslayo

Todo fluye de la iglesia. Es el vértice de la colina, una loma histórica jalonada por calles en espiral que se empinan hacia lo dominante. Es la referencia visual, el culmen en el horizonte, el descuello de la silueta de Fuenteguinaldo, su atalaya.

jueves, 18 de diciembre de 2014

Antecedentes y génesis del ¿primer Carnaval del Toro?

Estaban Ciudad Rodrigo y los mirobrigenses para pocos dispendios en esta época. Se proyectaba en el vecindario, en toda la sociedad, las consecuencias de la contienda vivida en sus carnes por la ostentación de la Corona española tras la muerte sin descendencia de Carlos II, una guerra, la de Sucesión Española, que se extendió desde 1701 hasta 1713 y en la que Ciudad Rodrigo tuvo un protagonismo destacado, especialmente tras caer en manos de los partidarios del archiduque Carlos en mayo de 1706 y ser recuperada para la causa de Felipe V a principios de octubre de 1707. Los daños sufridos en la población fueron ostensibles, provocando de paso la modernización de un sistema defensivo que se había mostrado vulnerable por obsoleto, convirtiendo la bicoca de origen medieval en una fortificación abaluartada que se presentaría un siglo después como la úlcera sangrante de Napoleón en su afán imperialista.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Galería de ilustres mirobrigenses: Manuel Cascón Briega

El pasado 3 de agosto se cumplieron 75 años de la ejecución sumaria, del fusilamiento en Paterna de Manuel Cascón Briega, el último jefe de la aviación republicana. Aunque nacido en Oviedo (1895), donde estaba destinado su padre, el militar Avelino Cascón Martínez[1], Manuel se crió y formó en Ciudad Rodrigo[2], localidad en donde estaba asentada su amplia y nutrida familia –represaliada hasta la extenuación-, por lo que, evidentemente, debemos considerarle como un mirobrigense insigne, sin duda uno de los referentes personales e históricos de Ciudad Rodrigo; un hombre que mostró tal entereza y fidelidad que, aunque pudo –como otros hicieron- evitar el trágico desenlace vital, se mantuvo firme en su cometido como militar. Fue detenido y juzgado en juicio sumarísimo: el consejo de guerra se celebró el 20 de julio de 1939 y durante la sesión, cuando el fiscal se refirió a él como “coronel de la Aviación roja”, Cascón le replicó: “De ninguna manera. Soy coronel de la aviación republicana”. Y cuando le acusó de rebelión protestó: “Yo no me rebelé nunca. Quienes os habéis rebelado habéis sido vosotros”. Cascón, junto a otros compañeros suyos, fue condenado a muerte el mismo día 20 de julio y ejecutado en la citada localidad valenciana el 3 de agosto de 1939.

martes, 16 de diciembre de 2014

Bibliotecas públicas y populares en Ciudad Rodrigo

La cultura, en su amplia concepción, no ha dejado de ser un arma arrojadiza en el campo de la política, en la cercana y en la que se antoja pretérita. Ha sido también fuente de preocupación para representantes públicos que ven en ella una especie de peligro por cuanto supone la formación del ‘populacho’, con todo lo que ello apareja. El acervo cultural no deja de ser un estorbo para quienes, apoltronados en sus cargos, prefieren contar con un pueblo básico en sus nociones formativas y cognitivas, casi sumido en el analfabetismo histórico, para eludir responsabilidades y evitar dar explicaciones a unos súbditos que solo interesan cuando pueden tener el ejercicio del sufragio electoral. No obstante, también ha habido dirigentes, cargos públicos, que han preferido emplear tiempo y esfuerzo para dotar al pueblo de los instrumentos necesarios que les permitiesen acceder a unos conocimientos suficientes para ejercer el libre pensamiento y recurrir a la crítica como respuesta a los abusos que parten del poder establecido. Y no cabe duda de que los libros -la lectura por extensión- son la fuente necesaria para cultivar la formación, para acceder a la libertad, porque, como explicaba Don Quijote, “la libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos...”

lunes, 15 de diciembre de 2014

Prensa mirobrigense: el semanario 'Terpsícore'

La relación de publicaciones periódicas mirobri­genses se ha convertido en verdadero caballo de batalla para contados historiadores o aficionados a los avatares históricos que siguió nuestra población en la reciente historia. Algunos, entre los que cabe destacar a Jesús Pereira Sánchez, hicieron patente una enorme muestra de tenacidad para dilucidar, aun­que fuera someramente, la historia de la prensa en Ciudad Rodrigo. Hoy esta cuestión sigue siendo una gran laguna sobre la que habría que tender con toda celeridad un puente que facilitara más datos y mejores informes de la vida y sucesos de la pobla­ción rodericense a partir de la segunda mitad del siglo XIX.

domingo, 14 de diciembre de 2014

Galería de ilustres mirobrigenses: José Cascón Martínez

Ciudad Rodrigo, obviando cualquier prurito, puede vanagloriarse de contar entre sus vástagos con relevantes personalidades, mirobrigenses ilustres que, con el paso de los años y generaciones, han ido engrosando la inexplicable nómina del olvido. Personajes que gestaron, en las variopintas ramas de la sabiduría y la acción, incuestionables méritos para ingresar en una hipotética galería de rodericenses excelsos. Uno de ellos es, sin duda, y con el que queremos continuar con esta relación reivindicativa -la nómina, además, se nutriría en su base con los artículos dedicados en este blog al ingeniero militar mirobrigense Juan Martín Zermeño, a los eclesiásticos Cristóbal García Guillén de Paz y Esteban Pacheco Centenares o al promotor del PSOE Casimiro Jacobo Muñoz Matilla-, el ingeniero agrónomo José Cascón Martínez, alcalde que fue de Ciudad Rodrigo entre el 1 de julio de 1891 y el 31 de diciembre de 1893, a quien en su momento, tras su muerte, se le dedicó una calle, la sempiterna Rúa del Sol, en acuerdo corporativo gestado el 2 de diciembre de 1932 y que quedó anulado tras el golpe de estado del general Franco y su conversión en epónimo con la designación de esa vía con el apelativo del Generalísimo.

sábado, 13 de diciembre de 2014

Derribo y erección de las Tres Columnas

«Hoy se destruye por el gusto de destruir, porque se pretende romper todo el lazo de unión entre lo presente y lo pasado; antes era el extranjero quien incendiaba destruía, talaba y arruinaba, a costa de la sangre de nuestros padres; lo que no había ocurrido nunca hasta ahora en Ciudad Rodrigo es que los mirobrigenses se gozaran en sus propias ruinas; lo que estaba reservado, a estos nuestros tiempos de ignorancia y de egoísmo, era derribar lo que habían respetado los enemigos de la patria, y encima burlarse de los que aman las glorias de su pueblo; que el enemigo, en una guerra de exter­minio, lanzase satánica carcajada cada vez que una bomba volaba un edificio, bárbaro era, pero era lógico y natural; lo que es inaudito, lo que es incomprensible, lo que causa indignación y vergüenza, es que un pueblo consienta impasible que se ultrajen y pisoteen sus más nobles sentimientos, dejando que sea rota y hollada su bandera, sus armas, las armas y la bandera de sus antepasados, y que encima los inspiradores y aconseja­dores y responsables de la hazaña... se rían de la gracia; lo mismo, lo mismo que harían de seguro los franceses cuando desde el teso de San Francisco, vieron derrumbarse un lienzo del muro o sintieron desplomarse una calle entera».
«La Iberia» (6 de diciembre de 1903)

viernes, 12 de diciembre de 2014

1929: novillos de muerte para salvar el Carnaval

Nadie quiso enterarse. Tal vez pasó inadvertido para los mirobrigenses y las autoridades locales. El 14 de junio de 1928 la Gaceta de Madrid publicaba una orden del ministro de la Gobernación, el militar gallego Severiano Martínez Anido[2], prohibiendo la celebración de capeas “cualquiera que sean las condiciones y edad del ganado que en ellas hubiere de lidiarse”. Era una estocada para el Carnaval mirobrigense. Pero nadie pareció o quiso enterarse, pensando quizá que, como había ocurrido con otras normativas antitaurinas, se relajaría u obviaría su aplicación.

jueves, 11 de diciembre de 2014

Transición en la prensa mirobrigense: De 'El Eco del Águeda' a 'Tierra Charra'

El 6 de junio de 1927 El Eco del Águeda publica su último número, el 132. Su desaparición, lejos del agotamiento que supone el compromiso de la edición de la prensa periódica, se asienta en todo lo contrario, en la proyección de una revista ilustrada siguiendo el modelo y la pauta del número extraordinario que publicó con motivo del Carnaval de aquel año. Su director, Jacinto Sánchez Vasconcellos, y el equipo redactor, en el que figuraba el propio alcalde de Ciudad Rodrigo, José Manuel Sánchez-Arjona de Velasco –firma con varios seudónimos, el más conocido Katte-, integrado además por Amable García, José Manuel San Galo y Jesús Sánchez Terán, argumentan los motivos para cesar la publicación del citado semanario local en un artículo insertado en la segunda página del postrero número: “En resumen, vamos a dejar de ser semanario informativo para inaugurar un nuevo aspecto del periodismo en esta ciudad: la revista literaria ilustrada”.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Algunas notas sobre la Puerta del Sol

La configuración urbana del recinto amurallado mirobrigense pone en evidencia la existencia de cuatro vías cardinales vinculadas a las entradas o salidas al casco histórico, a cuatro de las puertas más ancestrales –como se sabe, existieron y existen otras- de Ciudad Rodrigo: las de La Colada, la de Santiago, la del Conde y la del Sol. Significar que también se corresponden con los cuatro puntos cardinales: la de La Colada situada en el poniente en confrontación con la del Sol, ubicada al levante, mientras que la de Santiago apunta al mediodía y la del Conde se concreta en el septentrión.

martes, 9 de diciembre de 2014

Un Carnaval centenario: 1914

Los piropos, parabienes y demás halagos vertidos en la prensa periódica, local y provincial, sobre el Carnaval, su esencia, desarrollo y proyección, que se habían apreciado en las crónicas carnavalescas de los últimos años, se truncan en 1914. Avante lo deja meridianamente claro al referir lo sucedido en aquel antruejo: “En todas partes agoniza el Carnaval. Hasta ahora, Ciudad Rodrigo ha venido constituyendo excepción de la regla general, pero este año ha entrado de lleno en ella a pesar del empeño que pusieron por divertirse la mayoría de sus habitantes, aún en medio de aquellos diluvio constante, huracán perpetuo y tinieblas cerradas que constituyeron los ‘festejos perpetuos’ de los carnavales mirobrigenses del año 1914, de recordación feliz”, ironiza el redactor.

lunes, 8 de diciembre de 2014

La Iglesia busca alumnos para sus escuelas

La llegada e instauración de la II República consagró aspectos fundamentales para evitar de alguna manera el adoctrinamiento prácticamente normativo que imperaba en la enseñanza pública, con un componente religioso que marcaba pautas en los niveles básicos formativos. La constitución de 1931, sin dedicar un capítulo expreso a la educación, perfiló y definió aspectos básicos de lo que pretendía fuera la enseñanza pública, dejando a la Iglesia cierta libertad para seguir adoctrinando según su creencia y la de las familias que a ella quisieran concurrir. La enseñanza será laica, hará del trabajo el eje de su actividad metodológica y se inspirará en ideales de solidaridad humana. Se reconoce a las Iglesias, sujeto a inspección del Estado, de enseñar sus respectivas doctrinas en sus propios establecimientos (artículo 48 de la constitución de 1931). “Proclamaba la escuela única, la gratuidad y obligatoriedad de la enseñanza primaria, la libertad de cátedra y la laicidad de la enseñanza. Igualmente, establecía que los maestros, profesores y catedráticos de la enseñanza oficial fueran funcionarios y que se legislará en el sentido de facilitar a los españoles económicamente necesitados el acceso a todos los grados de enseñanza, a fin de que no se hallen condicionados más que por la aptitud y la vocación”, se apuntaba en El País en una colaboración firmada por Carmen Morán en abril de 2006.

domingo, 7 de diciembre de 2014

Festejos taurinos en la Guerra de la Independencia

Estábamos en guerra. España y Francia se la habían declarado a Portugal, tradicional aliado de Inglaterra, en 1807. En octubre de aquel año Manuel Godoy, valido de Carlos IV, había firmado el tratado de Fontainebleau que esencialmente preveía el apoyo logístico al paso de las tropas imperiales camino de Portugal. Bajo el mando del general Jean-Andoche Junot el ejército francés entró en España el 18 de octubre de 1807 cruzando su territorio a toda marcha en otoño y llegó a la frontera con Portugal el 20 de noviembre. Sin embargo, los planes de Napoleón iban más allá y sus tropas fueron tomando posiciones en importantes ciudades y plazas fuertes con objeto de derrocar a la Casa de Borbón y suplantarla por su propia dinastía, convencido de contar con el apoyo popular.

sábado, 6 de diciembre de 2014

Suceso "macabro"

La prensa local, provincial y nacional se hizo eco de un “macabro” –con este calificativo fue tildado- accidente de circulación ocurrido en las inmediaciones de Sancti Spíritus, concretamente en los conocidos como Puentes de Castillejo, en la tarde del 14 de septiembre de 1924. Agentes de la Guardia Civil y de la Policía Municipal mirobrigense acompañaban –escoltaban más bien- a un rico propietario de la villa de El Bodón, el también ganadero Demetrio Durán Risueño, que se había trastornado –“alienado” significaban algunos medios de comunicación- como consecuencia del desenlace de un negocio que traía entre manos y que le produjo un “estado de anormalidad nerviosa”, como eufemísticamente apuntaba el semanario Miróbriga en el relato del suceso, quien precisó tratamiento en un centro asistencial de Salamanca.

viernes, 5 de diciembre de 2014

Breve historia de Ivanrey

Refiere el historiador Ángel Bernal[1] en su estudio sobre la Tierra de Ciudad Rodrigo en el siglo XV, después de analizar la composición del alfoz mirobrigense y su división en sexmos, que vienen a coincidir con las tradicionales “comarcas naturales, delimitadas o recorridas por ríos, riveras o vegetación natural”[2] –campos de Yeltes, Camaces, Agadón, Azaba y Robledo-, que “lo que no era comarca natural ni tenía nombre específico era la socampana[3] de la ciudad, que se extendía en un contorno aproximado de una legua alrededor de la misma y que estaba también poblada por algunas aldeas”[4]. Y que tales aldeas vinculadas a la ciudad de Ciudad Rodrigo eran en el siglo XV “Castellanos, La Rad, Palomar, Conejera, Pero Toro, Tejares, Tejarejos, La Caridad e Ivan Rey”[5] y que algunas, sino la mayoría de estas aldeas, coinciden con los devasos –terrenos comunales- de la ciudad y probablemente fueran lugares de roturación.

jueves, 4 de diciembre de 2014

Solidaridad mirobrigense con los afectados por el terremoto de Andalucía en 1884

Ciudad Rodrigo quiso mostrar su solidaridad con las víctimas del fatídico terremoto que asoló más de cien núcleos urbanos las provincias de Granada y Málaga, seísmo que ocurrió en la noche de Navidad, el 25 de diciembre de 1884. El conocido como terremoto de Andalucía ha sido uno de los más destructivos que ha sufrido España, con más de un millar de muertos y el doble de heridos. Los mirobrigenses, siempre sensibles ante este tipo de sucesos, tal vez porque lo han experimentado en algún momento en sus propias carnes, ya sean movimientos telúricos –caso del terremoto de Lisboa de 1755- o las tan habituales avenidas del Águeda, cuando no otro tipo de fenómenos que, incluso, originaron tal interés que fueron ilustrados, caso del Fenómeno horroroso que experimentan los habitantes de Ciudad Rodrigo[1] que forma parte de la Historia del padre Mariana y del que ya hemos hecho referencia en otra entrada de este blog.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Los colegios del maestro Miguel de Palacio y las Teresianas

Se trata de un espacio urbano definido por una de las islas nucleares del casco histórico y que tiene por referencia sustancial el conjunto del antiguo cenobio e iglesia de San Agustín. Tuvo su extensión hacia la actual calle/plaza dedicada al benefactor mirobrigense Domingo García Velayos, arcediano penitenciario de La Habana, y lo que se llamó hasta el siglo XVII “calle y Rinconada de la Pasión”, que hoy se denominan calle Colegios y Sinagoga. La calle de la Pasión, como la cita en su nomenclátor callejero Antonio Sánchez Cabañas en su Historia civitatense, ya era conocida en el siglo XVIII por la calle de Los Colegios, en relación con la institución docente que ocupó esta vía urbana, frente al Hospital de la Pasión, y lo que hoy es calle Velayos y parte de la plazuela del Lirio, inmueble que a finales del siglo XIX se convirtió en el colegio Santa Teresa de Jesús.

martes, 2 de diciembre de 2014

Ciudad Rodrigo en 1882: profesiones y oficios

El año 1882 fue referencial para Ciudad Rodrigo, destacando, por ejemplo, que el 14 de octubre se aprobase el establecimiento de la Audiencia de lo Criminal en la localidad mirobrigense –edificio que sigue conociéndose por este nombre-, para lo que el Ayuntamiento deberá hacer la inversión suficiente con el fin de acondicionar el local que se destinaría a este cometido, estableciéndose su sede en dependencias de la cárcel pública, en la Plaza Mayor. Unos meses después, el 3 de diciembre, la Gaceta de Madrid publica el nombre del primer presidente de esta audiencia, el abogado y juez Antonio Pinazo y Ayllón, procedente del juzgado de San Sebastián.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Viaje 'social' al corazón de Asturias

Un hombre de tierra adentro suele pasmarse al olisquear el mar. Intuye su cercanía y emergen sentimientos. Los sentidos se preparan, todos, en un cambio diametral de la percepción del paisaje. Del otoño castellano, tardío todavía en sus cromatismos y con sus tierras sedientas, al verdegueado y al tempero del norte; de los caldos recios, blancos y negros de la meseta, al ambarino de la sidra; del ajetreo diario, al solaz compartido, sin más prisas que las marcadas por el instante.

domingo, 30 de noviembre de 2014

23 de mayo de 1886: Mazarrasa bendice el primer tren para viajeros

Hace unos días señalábamos la llegada de la primera locomotora a Ciudad Rodrigo, en septiembre de 1884. Llegó a la estación mirobrigense con personal directivo y empleados de la empresa que estaba ejecutando las obras entre Salamanca y la frontera portuguesa. La locomotora tiraba de una serie de plataformas, que sirvieron para 'acomodar' a unos cuantos mirobrigenses y darles un pequeño paseo hasta el puente de Almariego sobre el Águeda. Ahora fijamos la llegada del primer tren de viajeros, una vez operativa la línea ferroviaria hasta Fuentes de Oñoro, que servía para enlazar Medina del Campo con la frontera portuguesa.

sábado, 29 de noviembre de 2014

Ventanas en la cerca medieval

La evolución urbana de Ciudad Rodrigo ha estado siempre vinculada a la fortificación. La reedificación de la muralla en tiempos de Fernando II, construida con tongadas de calicanto, supuso un elemento de protección para los vecinos, especialmente los de intramuros, aunque los que prefirieron o no tuvieron medios económicos para hacerlo intentaron, en principio, acercarse lo más posible a los muros y, posteriormente, con la asistencia del concejo, proteger sus viviendas y garantizar en la medida de lo posible su seguridad con la construcción de la cerca del arrabal, que partía del exterior de de la Puerta del Sol, alcanzaba el desaparecido convento de Santo Domingo para trazar una configuración que volvía desde la calle de Los Caños hasta la inmediatez de la extinta Puerta del Rey, después de superar las huertas de San Albín, lo que viene a ser hoy el Campo de Toledo.

viernes, 28 de noviembre de 2014

Dimisión de un alcalde 'requisador' desde Lisboa

Al socaire de una de las charlas con que los miembros del Centro de Estudios Mirobrigenses agasajaron a los pocos ciudadanos que, como viene desgraciadamente siendo habitual, se acercan a los espacios que se les facilita su uso para desarrollar las Jornadas de Historia y Cultura de Ciudad Rodrigo –fue en 2012, en el gélido salón del Palacio de los Águila; esta tarde y mañana se celebra la séptima edición de dichas jornadas en el salón del Centro Educativo Municipal-, una charla que ofreció el escritor local Santiago Corchete para intentar rehabilitar la controvertida figura y obra del también mirobrigense y polifacético Juan de Nogales-Delicado Arias (Ciudad Rodrigo, 8 de enero de 1883; Hendaya -Francia-, 27 de agosto de 1929), maltratada a los pocos días de su muerte por el escritor y periodista César González- Ruano y más recientemente por el también novelista Juan Manuel de Prada, quienes pusieron en solfa sus excentricidades -sin duda, extravagantes y epatantes en su concepción básica y en su proyección pública-, me parece conveniente afrontar otra de las múltiples facetas que asumió este personaje digno de un conocimiento mucho más profundo que la fachada con la que se le ha revestido.

jueves, 27 de noviembre de 2014

Notas para una historia del teatro en Ciudad Rodrigo

Ciudad Rodrigo y los mirobrigenses, si miramos la historia, han mantenido una incuestionable relación con el teatro. Primero con manifestaciones religiosas que se representaban en las iglesias, preferentemente en la Catedral de Santa María, y más tarde con la erección de espacios escénicos en distintos puntos del entramado urbano, pero casi siempre, al menos hasta el siglo XIX, vinculados con una institución benéfica como era y es el Hospital de la Pasión.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Un capítulo taurino: La romántica muerte del capitán Mala Sombra. ¿Realidad o ficción literaria?

El 7 de abril de 1823 un ejército francés, conocido como los Cien mil hijos de San Luis, entra en la península y sin apenas encontrar resistencia popular conquistó fácilmente el territorio español, acabando con casi de un plumazo con el Trienio Liberal. Tan solo el guerrillero Juan Martín, el Empecinado, liberal hasta la médula, mostró una resistencia creíble contra la nueva invasión francesa en beneficio de Fernando VII, pero su empeño chocó contra el ya imparable afianzamiento absolutista, fracasando en sus intentos por mantener el régimen liberal en Palencia o Valladolid o en las incursiones que hizo sobre Zamora. Tuvo que retroceder ante el avance francés y la consolidación realista, regresando a un territorio que conocía y en el que se había desenvuelto con éxito en la Guerra de la Independencia. Se trataba de Ciudad Rodrigo y sus alrededores, adonde llega en compañía del conocido y activo conspirador madrileño, de origen vasco, Eugenio de Aviraneta[1], su lugarteniente.

martes, 25 de noviembre de 2014

130 años de la llegada del primer tren a Ciudad Rodrigo

“La ilustre Miróbriga, que tan faustos sucesos registra en las páginas de la historia, celebró entusiasmada el día 30 del pasado septiembre [de 1884] el acontecimiento más notable que en la marcha progresiva de los adelantos modernos puede celebrar un pueblo culto: la llegada al pie de sus históricas murallas del primer tren de servicio de la línea en construcción de Salamanca a la frontera de Portugal”[1]. El acontecimiento, por el que los mirobrigenses venían suspirando desde hacía más de una década, se había concretado por fin. Era el primer paso, porque la apertura de la línea hasta la frontera llevaría todavía unos meses y la utilización del ferrocarril como transporte público para comunicar con la capital salmantina no se definiría hasta el 25 de mayo de 1886. Pero los mirobrigenses veían ya un aperturismo, una puerta abierta al futuro, un sueño convertido en realidad que, tal vez –la duda estaba ahí-, fuera el punto de apoyo preciso para asentar la añorada palanca del desarrollo, devolver la relevancia a un territorio que había ido perdiendo enteros y protagonismo desde sus gestas en la guerra peninsular de principios de siglo.

lunes, 24 de noviembre de 2014

Colocación de la primera piedra de la capilla de Cerralbo y procedencia de los sillares

El 12 de noviembre de 1587, un año antes de lo que señala la historiografía local[1], se puso la primera piedra de la capilla funeraria del marquesado de Cerralbo que se dedicaría al apóstol San Andrés, una fundación del que fuera cardenal y arzobispo de Burgos, Francisco Pacheco de Toledo. El documento referencial está suscrito por el escribano mirobrigense Juan de Yarza, dando fe de los asientos y descargas sobre los movimientos previos al inicio de los trabajos para la erección del templo, una información comprendida entre el 14 de noviembre de 1586 y el 14 de mayo de 1588[2] sobre las cuentas tomadas por Hernán Bote Pacheco, mayordomo y administrador de las obras de la citada capilla.

domingo, 23 de noviembre de 2014

Centenario del incendio que destruyó el Teatro Principal

No quisiera dejar finalizar este año sin hacer un recordatorio de la efeméride del centenario de un siniestro que acabó definitivamente con uno de los referentes culturales que había tenido Ciudad Rodrigo desde mediados del siglo XIX, en concreto desde que en 1846 el Hospital de la Pasión retomase su compromiso con la actividad teatral promoviendo la construcción de un espacio escénico para ofrecer a los mirobrigenses la oportunidad de seguir disfrutando de las representaciones dramáticas y, más adelante, de la incorporación del cinematógrafo. Nos referimos al Teatro Principal, pasto de las llamas el 20 de marzo de 1914.

sábado, 22 de noviembre de 2014

Origen legendario de la muralla: "Patraña de viejos"

Unos dicen que se parece a una barca, otros que se asemeja a una almendra. Y hay quien afirma que la muralla medieval de Ciudad Rodrigo representa el origen de su erección: dos cuernos engarzados, espejo del hallazgo de un cornúpeta de oro en Sexmiro por un tal Juan de Cabrera[1] y que sirvió para levantar la mayor parte de sus muros.

viernes, 21 de noviembre de 2014

El temporal de 1626 y el 'huracán' de 1941

Los mirobrigenses, especialmente los del Arrabal del Puente, siempre han mirado al Águeda de soslayo, un sesgo que todavía se mantiene pese a la regulación que se supone del río con las dos presas existentes en las proximidades de Ciudad Rodrigo. Hay numerosos capítulos de riadas protagonizadas por el “serrano” y “cascajoso” afluente del Duero, como adjetivaba el vate agustino Diego Tadeo González, algunas con trágicas consecuencias, como la recordada del 22 de diciembre de 1909.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Martes de Carnaval de 1822: incidentes por cantar 'El trágala'

Estamos en plenas carnestolendas de 1822, las primeras del Trienio Liberal que organizaba la corporación recientemente estrenada[1]. Quizá por el ánimo festivo acrecentado que se observaba en la tarde del Martes de Carnaval, después de haber concluido los festejos taurinos se sucedieron una serie de incidentes que tuvieron en vilo a la corporación y, por extensión a toda la población, durante los días y semanas siguientes. No se sabe muy bien por qué, unas jornadas antes de comenzar el antruejo se le ocurrió al regimiento mirobrigense publicar un edicto o bando en el que se prohibía entonar públicamente las canciones populares patrióticas –casi consideradas ya como himnos- de El trágala El layrón, referencias festivas, sátiras o invectivas sangrantes para la Corona, en especial para Fernando VII por haber tragado con el juramento de respeto a la constitución, pero en donde también salían escaldados otros estamentos y actitudes, como el eclesiástico o la caterva de aprovechados que siempre actúan en beneficio propio, mientras se ensalzaba el pronunciamiento de Riego por haber devuelto la libertad al pueblo en detrimento del absolutismo radical del anterior sexenio. El trágala, en definitiva, era un canto a favor de la constitución de 1812, una crítica a los pancistas y un llamamiento a la acción, a la constante movilización que mantuviera cierto espíritu revolucionario.

La muerte en vida del Árbol Gordo

No fue un día triste el de ayer -[el artículo, para ajustarlo temporalmente, fue escrito cuando retiraban los restos mortuorios]-. Ni mucho menos. El duelo estaba ya durando mucho, demasiado tiempo. Las heridas abiertas en su momento en la saudade mirobrigense estaban restañadas. Tal vez sirviera el velo verde lorquiano, la mortaja que le cubrió su tronco cercenado, para ayudar a apagar el llanto nostálgico que impregnó en sus sensibles paisanos cuando se olivaron sus nervios de acero, desafiantes hasta entonces queriendo sesgar el cielo, para dejar una imagen externa como una mano pluridáctila abierta al horizonte, un grito de dolor, de desgarro que parecía salir de sus terrosas raíces, el ombligo que le ataba a esta tierra.

martes, 18 de noviembre de 2014

Avatares del convento y ermita de Santa Águeda

La erección del monasterio de Santa Águeda en Ciudad Rodrigo está vinculada con la etapa básica del esplendor de la arquitectura religiosa en los orígenes de la Diócesis civitatense. La documentación histórica nos traslada al 28 de marzo de 1169, cuando Fernando II entrega a “Humberto, camerarius hispaniae de Cluny y prior de Carrión, el monasterio de Santa Águeda en Ciudad Rodrigo y la aldea de Sahelices el Chico pro remedio animae mea et parentum meorum. A través de esta donación, los monjes negros instalaron en el espacio mirobrigense un priorato, que se mantendrá como tal hasta finales de la Edad Media”.[1]

lunes, 17 de noviembre de 2014

Mazarrasa y las verbenas

Vamos a ver. Situémosnos a final de siglo. No del pasado, del anterior. Ya puestos, dejemos de lado la saudade noventayochista, que demasiada frustración recreó en la sociedad. Cierto es también que generó movimientos sociales que siguen siendo referencia histórica. No viene al caso, por ahora. Vamos al grano... local. Sabemos que Mazarrasa fue un obispo –administrador apostólico, que todo hay que decirlo para evitar correcciones- de lo más culto y comprometido que ha tenido la Diócesis civitatense. Hizo todo lo posible por atender a los más necesitados, para formales, convirtiendo el Palacio Episcopal en un espacio referencial para los mirobrigenses. Una casona abierta, de día y de noche, para que acudieran los fieles, y no tan fieles, a instruirse. Daba igual que al lado mismo del palacio del prelado se estuviera pecando en el salón de bailes de la sociedad de los artesanos –todavía se aprecia la rotulación-. Se organizaban fiestas –aquellos bailes tan pulcros, tan distantes, tan desapasionados... un suponer por el qué dirán de aquellos ojos escrutadores- cuando la ocasión lo requería. San Antón, san Sebastián, la Candelaria, san Blas, las águedas... un bullir, un sinvivir pecaminoso esperando que llegasen aquellas jornadas que, indefectiblemente, marcaban el calendario festivo mirobrigense.

domingo, 16 de noviembre de 2014

Orden para destruir el verraco y los rollos mirobrigenses

La convulsión política se mantenía en España con varios frentes abiertos en 1834. Primaba la guerra civil, pero la función pública no escatimaba esfuerzos, movilizando voluntades para construir el organigrama político que debía regir el país. En abril, la reina gobernadora, María Cristina de Borbón, promulgaba el Estatuto Real que asentaría la constitución de las nuevas Cortes, nutrida, por un lado, por un estamento de próceres cuyos miembros eran designados directamente por la Corona entre la nobleza y hacendados y, por otra parte, compuesta por un estamento de procuradores, cuya composición salía de un sufragio muy restringido.

sábado, 15 de noviembre de 2014

Incautación de un teatro en 1834

Durante varios años, desde 1833 hasta 1840, María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, viuda de Fernando VII, ocuparía la máxima instancia del reino como gobernadora y regente hasta que se reconoció la mayoría de edad a la reina de España, Isabel II. Un periodo que coincidió con la guerra civil, la primera carlista.

viernes, 14 de noviembre de 2014

Una casa de putas en la calle de los Caños

Recabando información sobre un tema que ahora no viene al caso –ya habrá tiempo de explicarlo-, topé hace unos días en el Archivo Histórico Municipal de Ciudad Rodrigo con un documento que me llamó la atención. Era uno de tantos oficios, notas internas, que están en el cajón de sastre que supone el apartado de correspondencia. Por su curiosidad, que lógicamente no va más allá el interés que le doy en este momento, considero oportuno sacarlo a colación y, aunque sea de una forma muy somera, quisiera también comentar algunas referencias que al respecto surgen en un atardecer que, como el de ayer, estaba marcado por la lluvia –turbión, más bien- con la casi obligada reclusión domiciliaria.

jueves, 13 de noviembre de 2014

Destrucción del convento y cuartel de Sancti Spíritus

En relación con el artículo que sobre el patrimonio esquilmado se insertó hace unos días en este blog, vinculado sobre todo a los atentados contra los vestigios arqueológicos, quisiera ofrecer algunos datos sobre el arruinamiento, destrucción y desaparición del edificio que albergó primero el cenobio de las monjas terciarias franciscanas de Sancti Spíritus y posteriormente el cuartel en que se trocó el inmueble, también conocido o identificado por esa referencia religiosa. Este trabajo pretende acercarse a las vicisitudes para su demolición y los pasos que se dieron para levantar los bloques de viviendas actuales, tomando como referencia la calle del deán Santiago Sevillano Sánchez, prolífico presbítero en distintos campos de acción, fallecido el 30 de diciembre de 1911, y al que el Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo le dedicó la calle que lindaba con el citado edificio militar.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Elección de Miss Carnaval y Miss Miróbriga

El próximo Carnaval carecerá, por segundo año consecutivo, de corte de honor. Todo evoluciona y hay que saber encajar los cambios. Que no haya reina ni damas de honor, como se vio el pasado antruejo, no merma el atractivo de unas fiestas que indudablemente tienen otros fundamentos más allá de una puesta en escena protocolaria, a la sazón reducida a unos pocos cientos de personas, la mayoría peinando canas.

martes, 11 de noviembre de 2014

Patrimonio esquilmado

Aunque no haya que darle demasiada trascendencia a los comentarios, en la mayoría de las ocasiones sin asiento real, sin fundamento demostrable, considero necesario valorar en su justa medida ciertas informaciones que se van nutriendo de experiencias propias y ajenas y que, por su reiteración, acaban cruzando el umbral de la incredulidad para darle el beneficio de la duda.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Plante de las mozas de Gallegos de Argañán con los quintos inútiles

Corría mayo de 1912 cuando en los periódicos locales de Ciudad Rodrigo y en varios medios de comunicación provinciales saltó una noticia alabada sin miramientos por la crítica del momento: “Las mozas de Gallegos de Argañán se han juramentado para no admitir relaciones amorosas con ninguno de los solteros alistados que hayan sido declarados inútiles para el servicio militar”, se reseñaba.

domingo, 9 de noviembre de 2014

Motes mirobrigenses

Son, sin duda, una referencia. Quizá el carnet de identidad más popular que, sin necesidad de mostrarlo, identifica al personaje; también a sus ancestros. Es una especie de genealogía apócrifa pero con un punto de partida: una persona que, por defecto, actitud o prosapia sugirió un baldón –no siempre despectivo, por cierto- que cundió en sus convecinos de tal forma que, muchas veces, apaga la propia identidad, el nombre y apellidos de la persona de referencia. Son los apodos, los motes, que en Ciudad Rodrigo son una expresiva muestra de la chanza –también invectiva- mirobrigense.

sábado, 8 de noviembre de 2014

1948: Primer festival taurino benéfico en Sábado de Carnaval

A veces, por la fuerza de la costumbre, creemos que lo que vemos ha estado ahí siempre, que fuera patrimonio de todos y que formara parte del acervo. Aunque sea una perogrullada, todo tiene su origen, pero no siempre es conocido, sobre todo para aquellos que nacieron y han vivido con ello.

viernes, 7 de noviembre de 2014

Una procesión inesperada

En la víspera de la festividad de Nuestra Señora de la Ascensión, a las diez de la noche del 30 de mayo de 1696, se desató un pavoroso incendio en la casa que habitaba el boticario de la ciudad Juan Antonio Dávila, ubicada en la Rúa Nueva, junto a las Casas Consistoriales. La magnitud del incendio hizo temer desde un principio que se extendiera a las casas inmediatas e incluso a toda la manzana, incluyendo el propio Ayuntamiento, la aneja iglesia de San Juan e incluso otros inmuebles que conformaban la hilada de viviendas de la parte este de la calle a la que daba nombre el citado templo.

jueves, 6 de noviembre de 2014

Testamento e inventario de bienes del ingeniero militar Juan Martín Zermeño

Un insigne rodericense, Juan Martín Zermeño, sin duda el que cuenta con una mayor proyección local en la historia militar de España, sigue siendo todavía un perfecto desconocido en Ciudad Rodrigo. Cierto es que algunos tra­bajos editados en el Libro del Carnaval [1] han dado cuenta de su vinculación y origen mirobrigense, unas pinceladas que están todavía muy lejos de reflejar la relevancia que tuvo este prohombre mirobrigense en la historia de la ingeniería militar española a lo largo de buena parte del siglo XVIII, una importancia que sí reconocieron sus coetáneos mirobrigenses, con el Consistorio a la cabeza, confirmándole su origen nobiliario, junto a su hijo Pedro[2], también relevante ingeniero militar, el 1 de julio de 1767 en el solemne acto realizado por el Ayuntamiento para recibirles como “caballeros hijosdalgo notorios.”[3]

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Contubernios ibéricos en el Parador de Ciudad Rodrigo

La nostalgia puede que atenace y nuble la visión todavía a ciertos ciudadanos en determinados días, efemérides de nostalgia. Tal vez el más significativo para los españoles, para todos, sea el 20 de noviembre. La mayoría por celebrar la muerte del dictador y el final de un régimen que, sin embargo, siguió latiendo demasiado tiempo. Para otros, los menos, mirándose sin duda en alguno de los espejos del callejón del Gato valleinclanesco, es una jornada plagada de sentimientos de unos tiempos en los que no gobernaba la razón, sino la imposición y la represión con dureza. Ese día, cada 20 de noviembre, suelen volver a blandirse las empolvadas “banderas victoriosas”, aquellas que ondeaban “al paso alegre de la paz” y que, como decía la letra falangista del Cara al sol, traían “prendidas cinco rosas”.

El obispo que consiguió erradicar los 'cenizos' en 1927

Con el paso del tiempo se ha ido diluyendo la costumbre de pedir cenizos en el Carnaval de Ciudad Rodrigo. A raíz de unos lamentables incidentes a finales de los años setenta, cuando la negativa del Consistorio a alargar el antruejo, con encierro y capeas, al Miércoles de Ceniza -de ahí, los cenizos- estuvo a punto de generar un conflicto público con intervención gubernativa.

martes, 4 de noviembre de 2014

Galería de ilustres mirobrigenses: El venerable Centenares

Estos días –relataba yo en octubre de 2012- ha cobrado protagonismo mediático la figura de San Juan de Ávila al ser nombrado oficialmente Doctor de la Iglesia, una propuesta que había realizado la Conferencia Episcopal Española y que Benedicto XVI anunció que la acometería próximamente. Lo aseveró en su visita a Madrid, dentro de los actos de la Jornada Mundial de la Juventud, y el pasado domingo -7 de octubre de 2012- lo ejecutó al integrar al santo de Almodóvar del Campo (Ciudad Real) en el selecto club de los doctores de la Iglesia católica, nutrido tan solo por 35 elegidos, incluidas las dos últimas incorporaciones: el citado San Juan de Ávila y la alemana Hildegarda de Bingen.

Galería de ilustres mirobrigenses: Casimiro Muñoz Matilla, un socialista histórico

Salamanca, pero sobre todo Ciudad Rodrigo, tienen una deuda singular con uno de esos personajes que la memoria ha ido diluyendo, pese a la relevancia que atesoraron en vida. Es el caso, como le definió Benito Pérez Galdós en su episodio nacional La de los tristes destinos, de un “charro de Ciudad Rodrigo”, de los “muñoces” mirobrigenses, un tipógrafo cofundador en 1871 de la Asociación General del Arte de Imprimir de Madrid, germen del PSOE.

El codicilo del guinaldés Francisco Pérez Patón

A la llamada del dinero fácil, de la aventura que suponía adentrarse en las tierras recién descubiertas por Cristóbal Colón, no fueron ajenos los guinaldeses. Varias referencias nos encontramos en el Archivo General de Indias sobre la aventura americana de vecinos de Fuenteguinaldo, caso de Juan Gómez de Santiago, quien, como criado, acompañó en 1646 a Nueva España al doctor Juan Ruiz Colmenero, obispo de Guadalajara; como Manuel Núñez, también criado de Andrés de Elejalde y Avendaño, quienes obtuvieron licencia de pasajeros hacia Perú en 1592; o Juan Mateos, quien embarcó hacia Indias en 1516; o Isabel Ruiz, que se dirigió a Nueva España en 1557; o el fraile franciscano Lorenzo Torrado, quien en 1635 acompañó a Chile, junto con otros varios religiosos, algunos de la comarca mirobrigense, a fray Pedro Vázquez; o como los homónimos Francisco Pérez Patón, dos guinaldeses que también se aventuraron al Nuevo Mundo. Ambos fueron a Perú; uno de ellos –hijo de Francisco Pérez Patón y de María Gómez-- acabó recalando en el Nuevo Reino de Granada con su mujer, la sevillana María de Medina, y su criada María López, también oriunda de la capital andaluza, tras obtener pasaje en 1617. El otro, hijo de Cristóbal Pérez Patón y de Catalina Mateos, desembarcó en el puerto de la Ciudad de los Reyes, aunque su trasiego en busca de fortuna le llevó hasta Portobelo, en Panamá, en donde murió en 1623, después de haber pasado por el hospital de San Felipe de Yucatán (Portobelo), en el Nuevo Reino de Granada.

El asesinato de un trovador en una dehesa mirobrigense

Ciudad Rodrigo cuenta en su historia con sucesos impactantes, legendarios a veces, en muchas ocasiones teñidos de sangre. Eran tiempos de una justicia singular, incomprensible en el día de hoy y que, sin embargo, se plasmó en legislaciones que trocaron en jurisprudencia.

Un meteorito en Fuenteguinaldo

La historiografía y épica regias nos dan noticias de Fuenteguinaldo en distintas épocas. Los cronistas, parcos la mayoría de las veces al referirse a la villa, cuentan algunas andanzas de los reyes de turno, especialmente entre los siglos XIV y XVI. Se recuerda, por ejemplo, el paso de Alfonso XI por la villa guinaldesa en el Poema de Alfonso Onceno, un anónimo de 1348, en el que se refiere el paso del rey a Portugal:

“Este rey de gran bondad
a gran priessa fue guisado,
passó luego por Cibdad
(e) llegó a Fuenteguinaldo
con (muy) gran cavallería
-fijos dalgo en general-:
casó con doña María,
fija del de Portugal”.

Galería de ilustres mirobrigenses: El Dr. Cristóbal García Guillén de Paz, 'Guillenbis'

La historiografía mirobrigense dedica algunas líneas, cierto es que exiguas[1], a la figura de uno de los mirobrigenses que todavía no ha sido estudiado convenientemente, al menos en su relación con Ciudad Rodrigo[2]. Cristóbal García Guillén de Paz, nombre que ocultan los distintos vítores[3] plasmados en varios dinteles y otros paramentos de edificios señeros del patrimonio rodericense, nació en Ciudad Rodrigo a mediados del siglo XVI. Miembro de estirpes solariegas con notoria influencia en la historia local, Cristóbal García Guillén tuvo la posibilidad de acceder a una formación académica notable, nutrida además con una capacidad intelectual que le permitió desempeñar cargos y cometidos de indiscutible relevancia.

Galería de ilustres mirobrigenses: Juan Martín Zermeño

El 3 de noviembre de 1844 Santiago Fernández Bazán, alumno de la Academia de Ingenieros de Guadalajara[1], coloca en una de sus dependencias el retrato de Juan Martín Zermeño[2], teniente general y director del Real Cuerpo de Ingenieros. Unos meses antes, concretamente el 13 de junio, se había transmitido la orden para que “se proceda a formar con brevedad”[3] su biografía de acuerdo con el formulario vigente y se remita, junto con la de su hijo Pedro Martín Zermeño[4] y otras, al anunciado como Gabinete de Manuscritos de Biografías, en Madrid.

El toro encohetado y otros ingenios de fuego por las 'alegrías del rey' en 1629

El 17 de octubre de 1629 venía al mundo el príncipe Baltasar Carlos de Austria, vástago de Felipe IV e Isabel de Borbón. La noticia, por esperada, sobre todo después de que la reina hubiera alumbrado cuatro hembras, fue recibida con regocijo en todo el reino. Ciudad Rodrigo no fue ajena a la dicha regia cuando tuvo conocimiento oficial, unos días después, del nacimiento del Príncipe de Asturias, en concreto el 25 de octubre[1]. Al siguiente día el consistorio, una vez leída la carta que anunciaba tan feliz acontecimiento, y siguiendo una vieja tradición que unía las alegrías del rey[2] con la esencia de la fiesta del pueblo, siempre vinculada a los espectáculos taurinos, decide formar una comisión que defina los preparativos necesarios para celebrar, como se merecía, que la Corona ya tuviera heredero.

Pelegrín Pertusa, 'el Pintao'

Fue el novillero y banderillero de las tres pes, como se le llegó a calificar en los periódicos que se editaban en Ciudad Rodrigo en 1910, especialmente en La Iberia[1]. Un anónimo del toreo más allá del límite provincial salmantino. Y eso que Pelegrín Pertusa, quien llevaba el apodo taurino de El Pintao en estos pagos, era natural de Valencia, en donde nació en torno al año 1874, si nos atenemos a los pocos y contradictorios documentos en los que aparece reflejado.

Las 'alegrías del rey', el conde de Aranda y las fiestas de toros

El 19 de septiembre de 1771, “a las cinco de la mañana, empezó a experimentar la princesa nuestra señora –María Luisa de Parma- alguna novedad, acompañada de dolores que indicaban señales de parto. Mitigáronse estos y se mantuvo Su Alteza por algunas horas con bastante quietud, pero a las nueve y media de la misma mañana volvieron con mucha viveza, y no dejando ya duda de que el parto se acercaba, se dedicaron el rey –a la sazón Carlos III- y príncipe –futuro Carlos IV-, nuestros señores, a asistir personalmente a Su Alteza, como en efecto lo ejecutaron, no apartándose un instante de su lado. A las cinco y doce minutos de aquella tarde dio a luz felizmente Su Alteza un robusto y hermoso infante; y tomándole el Rey nuestro señor en sus brazos, lleno de gozo y de ternura, salió con él a la sala inmediata para mostrarlo a toda la Corte, que esperaba con indecible impaciencia este feliz momento; y también a los embajadores de familia y demás embajadores y ministros de otros príncipes que se hallaban allí igualmente en virtud del convite formal que tuvieron para ello. Quiso Su Majestad que sin pérdida de tiempo se administrase el sacramento del bautismo al señor infante recién nacido, y habiéndose preparado en la real cámara todo lo necesario para tan sagrada función, hizo esta ceremonia con la mayor solemnidad el eminentísimo señor cardenal [Ventura de Córdoba, Spínola] de la Cerda y San Carlos, patriarca de las Indias y capellán mayor de Su Majestad, poniendo a Su Alteza los nombres de Carlos, Clemente, Antonio de Padua, Genaro, Pascual, José, Francisco de Asís, Francisco de Paula, Luis, Vicente Ferrer y Rafael. Fueron padrinos nuestro santísimo padre Clemente decimocuarto, representado por el rey nuestro señor, y Su Majestad, por sí mismo; y asistieron como testigos especiales los señores infantes D. Gabriel y D. Antonio [de Borbón], concurriendo a tan solemne acto las demás personas reales, los jefes de palacio, grandes del reino, consejeros de Estado, embajadores y ministros extranjeros, y otras muchas personas distinguidas[1]”...

lunes, 3 de noviembre de 2014

Desde Landskrona a Sevilla, 47 años del 'Ciudad Rodrigo'

En 1940 los astilleros suecos Oresundsvarvet AB, ubicados en Landskrona, en la costa oeste de Suecia, concluyen el encargo de la naviera noruega Moltzau & Christensen, de Oslo, para construir un buque mercante, un petrolero que entre otros nombres llevó el de Ciudad Rodrigo.
Como nos recuerda el investigador naviero José Luis Torregrosa, el mercante se bautizó en las atarazanas suecas con el nombre de Glomdal, pero nunca entró en servicio para los citados armadores noruegos, siendo a la postre vendido para una naviera sueca en 1942.

Cubanito, El Timbalero y las ganas de ser torero

Sabido es que el mirobrigense tiene el ombligo enraizado en su tierra, que adora los valores decimonónicos que todavía le embargan y que, si pudiera, estaría a la luna de Valencia el tiempo que fuera necesario. Esto, que tampoco es que sea patrimonio del rodericense, tiene también su proyección en el paisanaje, sobre todo si esos paisanos son personas con entidad social y económica y que además tienen ciertos caprichos que la cándida juventud atesora hasta que llega la cruda realidad.

Toros eclesiásticos

En el nombre del Padre, que fizo toda cosa,
Et de don Ihesuchristo, fijo de la Gloriosa,
Et del Spiritu Sancto, que egual d’ellos posa, (...)
Quiero fer una prosa en román paladino,
En qual suele el pueblo fablar a su vecino,
Ca non so tan letrado por fer otro latino.
Bien valdrá, como creo, un vaso de bon vino.

Estos versos del primer poeta español de nombre conocido, Gonzalo de Berceo, sirvieron de introducción al que considero uno de los mejores pregones que se han ofrecido en Ciudad Rodrigo –al menos, que yo haya escuchado o leído-, en su Teatro Nuevo o en otros escenarios, como espaldarazo al Carnaval del Toro. Los versos, pronunciados por el poeta, escritor y periodista Santiago Amón en 1988, reflejaban parte de la esencia de su discurso, hilvanado sin otros papeles que los que le dictaba la memoria y le guardaba el corazón. Fue un baluarte en la defensa y conservación del Teatro Nuevo, falleciendo en accidente de helicóptero meses después en la Sierra de la Cabrera. Sirva este recordatorio para mantener viva su memoria y la esencia del oficio de pregonero.

El patrimonio mirobrigense en el vejamen del epinicio sobre la dedicación de la capilla de San Andrés

Después de innumerables trabajos y escollos solventados a lo largo de prácticamente una centuria, Leonor de Velasco[1], condesa de Siruela y marquesa de Cerralbo, comunica al Consistorio mirobrigense en 1685[2] su determinación, a pesar de los tiempos, muchas oposiciones y cortos medios, [de] dar cumplimiento a la fundación del cardenal Pacheco, mi señor y tío, abriendo su capilla, ponerla en el santo comercio y fin principal a que se designó por su fundador por ser la pieza de mayor lustre de mi casa y la perla más preciosa de esa ciudad. Para ello, entre los distintos actos programados y debidamente anunciados[3], se había convocado un epinicio, un canto triunfal al resultado de la obra y a sus mentores, cuyo resultado final sería editado dos años después, en 1687[4], por Tomás Dávila[5], que era el secretario del certamen literario y quien fuera lector de teología en el convento de San Agustín, aunque cuando se publicó el libro ostentaba el cargo de maestro de estudiantes en el colegio de Doña María de Aragón[6], en Madrid.

El monumento a Fernando II de León

La oportunidad[1] de conmemorar el CL aniversario del sitio de Ciudad Rodrigo de 1810 llegaría aparejada a otras efemérides con singular significado para la sociedad mirobrigense de aquel momento, especialmente sensible por exponer su relevancia y proyección histórica aprovechando la oportunidad que supuso la confluencia de la heroica defensa ejercida frente al ejército napoleónico con el octavo centenario de la repoblación asignada a Fernando II de León y el traslado de la Diócesis de Caliabria a la sede civitatense, aunque esta conmemoración quedase relegada en la oficialidad para ser un trasunto menor derivado al estamento religioso.


Un anciano muere corneado en el Carnaval de 1893

Fue un Carnaval que hubiera pasado desapercibido si no fuera por la desgracia con la que concluyó. Apenas hay ninguna referencia documental sobre el desarrollo del antruejo de 1893, ni siquiera noticias en los libros de sesiones del Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo, algo inusual, casi extraordinario en el devenir de la historiografía mirobrigense sobre aquel periodo.

La prefectura de Ciudad Rodrigo

La división territorial de España formó parte de la gestión política y administrativa de los diferentes reinados y gobiernos. “Responde a concretas necesidades políticas, económicas y sociales de un momento histórico determinado. Así, en la Edad Media surgen unas demarcaciones determinadas, otras en la Edad Moderna y otras diferentes en la Edad Contemporánea, dando lugar a un modelo territorial actual que es síntesis de la tradición histórica y de los cambios que han experimentado distintos proyectos y realidades históricas”[1].
            Uno de estos proyectos, apenas referenciado en la historiografía local, tuvo como protagonista a Ciu­dad Rodrigo. Se trataba de la división de España por departamentos[2] o prefecturas encomendada en 1809 por José I Bonaparte[3] al matemático e ingeniero mexicano –su familia era navarra- José María de Lanz y de Zaldívar[4], aunque algunos investigadores apuntaban su autoría al erudito, político y religioso Juan Antonio Llorente[5], un error que queda dilucidado completamente por el profesor Jesús Burgueño Rivero[6] en su trabajo sobre las prefecturas promovidas en 1810: “El verdadero autor de la división departamental fue el matemático José de Lanz, tal y como confirma Fermín Caballero[7] en su proyecto de 1842”.

1933: huelga general con robo de dinamita

El secular conformismo de los mirobrigenses con la situación general que les atenaza -1.477 parados el pasado mes de septiembre- rompió en otros momentos el espejo y cruzó de acera para dejar claro que algo querían que cambiara, que reclamaban derechos, incluso invadiendo los de otras personas, los de otros trabajadores foráneos o adscritos a formaciones minoritarias.
En abril de 1933 Ciudad Rodrigo contaba con 103 obreros en paro. Había en perspectiva varias obras que pudieran solucionar la lamentable situación en que se desenvolvían las familias afectadas. Pero ni la clase política local -el alcalde era el ganadero Severino Pacheco- ni las que realmente tenían posibilidad de ofrecer alguna solución al conflicto que se avecinaba, fueron capaces de frenar el movimiento emergente hacia una huelga general en los distintos sectores económicos de Ciudad Rodrigo.

Muerte de un maletilla

Estos toros y esta plaza son para correr, para torear sin muleta;
si acaso, con un pañuelo o un saco,
que sirven para hacerse  el propio quite cuando fallan las piernas.
Pero no para dar naturales, como pretendéis vosotros.
¡Por amor de Dios, torerillos de mi alma,
dejad estas fiestas para los mozos de Ciudad Rodrigo!
Vuestro sitio no es esa Plaza Mayor cuajada de tablados y de historia.
Allí no aprenderéis más que a escaparos y desconfiaros.
O a morir...[1]



“Hablé con él por la noche. Le invité a unos vasos de vino y charlamos de toros. Me contó que le gustaba el toreo puro, conocía las suertes y venía desde muy lejos con la ilusión de dar unos capotazos, de verse con un toro de carne y hueso a dos palmos de su cuerpo. Volví a verlo en la plaza la tarde del lunes; era una más entre las mil muletas que buscaban al toro, y vi cómo era izado por los cuernos de un animal impresionante y cómo el quite de estas mil muletas llegaba tarde...”

El Carnaval y las fiestas taurinas en Ciudad Rodrigo durante la Guerra Civil

Ciudad Rodrigo, como bien se sabe, durante la Guerra Civil sufrió en la retaguardia las consecuencias del golpe de estado del general Francisco Franco. Fueron cientos los mirobrigenses represaliados por su condición de “izquierdistas” durante la convulsa república, muchos de ellos, casi un centenar, asesinados sumariamente. Otros, perseguidos hasta la extenuación, pudieron superar aquellos momentos críticos. De todo ello, gracias a la labor de historiadores e investigadores, se está encendiendo la luz en la noche más trágica de nuestra historia contemporánea, aportando documentación, elaborando estudios y divulgándolos, porque la historia, pese a quien pese, hay que conocerla, hay que rumiarla si es necesario y evitando dobleces y manipulaciones que afean a quienes todavía carecen del prurito básico para afrontar una realidad que, desgraciadamente, aún se sigue negando en determinadas instancias.

sábado, 1 de noviembre de 2014

El Carnaval represaliado: las Fiestas Tradicionales

“Suprimidas las llamadas Fiestas de Carnaval por orden de 3 de febrero de 1937
por el Excmo. Sr. Gobernador Civil de la provincia, se comunica a esta Alcaldía que,
según orden del Ministerio de la Gobernación, continúa en vigor dicha supresión y,
por tanto, quedan prohibidos los llamados bailes de carnaval y todos los actos
que puedan conmemorar toda fiesta, no pudiendo hacerse uso de dominós, caretas
o disfraces en las calles, lugares públicos, cafés, casinos, etc., quedando asimismo
terminantemente prohibido el utilizar serpentinas y confetis, no solamente en dichos bailes,
sino en las calles y durante la celebración de las Fiestas Tradicionales, advirtiendo
al vecindario que cualquier infracción que se cometa a este bando, será inmediatamente
puesta en conocimiento de la autoridad superior a fin de que adopte las medidas
que estime pertinentes contra el infractor”.


Como han podido apreciar ustedes en la lectura del texto anterior, se trata de un bando que de forma reiterada, tras la Guerra Civil y durante casi dos décadas, emitió el alcalde de turno de Ciudad Rodrigo recordando la situación de represalia que debía soportar el Carnaval mirobrigense, un extremo de sometimiento que hasta el propio vocablo carnaval fue erradicado, represaliado, como ocurrió con tantas otras costumbres populares y, lo que es peor, con personas, a las que incluso se les llegó a cercenar la vida en unas tierras, Ciudad Rodrigo y su comarca y también toda la provincia, que nunca vieron más armas que las que portaban, enseñaban y restregaban los verdugos a sus víctimas.

Entronización y retirada de la imagen del Sagrado Corazón de la Casa Consistorial

El 20 de junio de 1925, onomástica de San Silverio, una gran multitud se arremolina en la Plaza Mayor de Ciudad Rodrigo. Era el primer día de los festejos organizados para la inauguración de las obras del Pantano del Águeda. Una misa de campaña presidida por el prelado Silverio Velasco[1], obispo de Ticelia y administrador apostólico de Ciudad Rodrigo, quien apenas llevaba un mes al frente de la Diócesis civitatense, se convirtió en un auténtico plebiscito en presencia de “todas las autoridades y clases sociales”[2] de la localidad. El obispo, después de un encendido discurso sobre el Corazón de Jesús y su vinculación con Ciudad Rodrigo[3], preguntó al público, y a los fieles especialmente, si querían que una imagen del Sagrado Corazón fuera entronizada en la Casa Consistorial, recordando que otros pueblos y ciudades[4] habían hecho lo propio. “Un grito afirmativo retumbó en el espacio con ecos de gloria. Y cuando el Prelado insistía todavía más, preguntando cuándo sería esa entronización, con el mismo o creciente fervor autoridades y pueblo respondieron: Pronto, pronto; cuanto antes...”[5]

Desencierro con un desenlace trágico en el Carnaval de 1963

La tragedia se presentó en la tarde del Domingo de Carnaval, 24 de febrero de 1963. Se acercaba el desencierro y Sebastián Gil Hernández, natural de Ciudad Rodrigo, jornalero de 37 años, acompañado de Álvaro Hernández –conocido por Bernadé-, un albañil de 61 años con el que mantenía buena relación, a la sazón arrendador de la Huerta de la Esperanza –ubicada en la margen izquierda de la carretera a Sanjuanejo, a la altura de la Huerta del Piojo, en donde tenía su domicilio Sebastián-, enfilaban la vía que ese mismo año se había dedicado al escritor falangista Agustín de Foxá, ambos camino de sus respectivas moradas. También con el propósito de ver, no sabían muy bien desde dónde, el paso de los toros en el desencierro.