domingo, 9 de noviembre de 2014

Motes mirobrigenses

Son, sin duda, una referencia. Quizá el carnet de identidad más popular que, sin necesidad de mostrarlo, identifica al personaje; también a sus ancestros. Es una especie de genealogía apócrifa pero con un punto de partida: una persona que, por defecto, actitud o prosapia sugirió un baldón –no siempre despectivo, por cierto- que cundió en sus convecinos de tal forma que, muchas veces, apaga la propia identidad, el nombre y apellidos de la persona de referencia. Son los apodos, los motes, que en Ciudad Rodrigo son una expresiva muestra de la chanza –también invectiva- mirobrigense.

Alfonso Ortiz Tovar                           Foto Vicente
            Alfonso Ortiz Tovar, aquel maestro que tanto hizo por plasmar la idiosincrasia de los rodericenses, la geografía humana local, tuvo perseverancia también para dejarnos un muestrario de la nequicia inventiva fraguada por sus paisanos para identificar a personas, sagas o estirpes familiares de Ciudad Rodrigo. Quiso compartirlo con todos y lo publicó en el desaparecido semanario La Voz de Miróbriga. Ni mucho menos están todos los motes. Por prurito muchos los dejó en el tintero, como él mismo reconoce al final de su relación. Además, por otro parte, la vivacidad de los mirobrigenses no es estanca y facilita, como no podía ser de otra manera, que sigan generándose apodos familiares, motes o sobrenombres que ilustran personajes locales, no ya de rancio abolengo, sino de reciente cuño que, pese a quien le pese, pasarán motejados a la historiografía mirobrigense.
            Sin duda, cada cual, quien lea esto, buscará motes que recuerde. Tal vez no los encuentre. Ya digo que no están, ni mucho menos, todos los que son. El lector, con su sabiduría innata, podrá nutrir, si así le parece, esas tachas para engrosar un catálogo de cognomentos mirobrigenses. De momento y en verso –que es otro cantar-, ahí va la relación que en su día recopiló el recordado docente Alfonso Ortiz:

"De animalitos tenemos
muy nutrida colección:
la Liebre, el Oso, las Ranas,
el Trucho, el Chorlo, el Ratón,
el Piojo y también el Buche,
el Pardal, los Pajaritos,
la Mamerta y el Gorila,
con los Monas y el Lobito.

Tenemos Palomas, come
con el Guirri y el Canario,
van seguidos por el Mirlo,
acompañados del Sapo,
también la Pata y Mochuela,
Bobillo y Pepe la Burra.

Geográficos hay algunos:
el Jurdano, el Martiagués,
la Gallega, el Ledesmino,
Abisinio y el Francés.
También está el Monsagreño,
y esta relación termina
citando a Castilloviejo,
a Baturro y Chafarinas.

De dinero está el Realero,
Perro Gordo con Tres Perras,
Millón y Medio y Dos Reales,
además de la Peseta.
Para guardar Mis Perritas
tenemos la Faldiquera,
aunque no tenga Ocho Cuartos
para gastar la Realera.

De objetos está el Cuchillo,
Calcetines y el Caoba,
Fanegas, el Celemín,
con Gutapercha y Pistolas,
con Bisoñé y con Triguito;
con Cazuela y la Correa
colocamos a Tarugo,
con Canuto y Arandelas.

También tenemos la Esponja,
a Barreno y Gasolina,
a Enagüilla y Veleta,
a Tripa y a Chavelina.
Alumbra bien Lucerito,
seguido por el Tacones,
con Violín y con Capullo
ponemos los Pantalones,
con Pedales y Perola
seguidos por el Calzones,
con Relámpago y Melones.

De profesiones abundan.
Está el Bombi, los Fresqueros,
con Pepe Línea y los Lopa,
la Gergona y Cencerreros.
Sigue el Gaceta y Carriles,
Militares, la Lencera,
el Puntillero, Cabiria
y don Justo Carreteras.
Gorrero, la Campanera,
Hipoteco, los Boteros,
y luego las Tocineras.

La Canóniga aparece,
Lecherín, el Pildorero,
seguidos por la Torera,
después va la Puta Tiesa,
Ricopelo y Charamela,
con los Panza y con el Feo,
con Malculo y Cagalera,
después el Chocolatero.

De litúrgicos tenemos
la Monja, el Monjo, el Obispo,
con Pies sin calificar,
que van seguidos de Cristo.
Hay Venid y Vamos Todos,
Amén de Corazón Santo
y De Nuevo Aquí Nos Tienes
y otro más que me lo callo.

De comestibles, Patato,
Perejil y la Cominos,
con Alubias y el Frejón,
con el Cardo y el Calditos.
Después viene el Remolacho,
con Perita y la Gazpacha;
cerramos nuestro menú
con el Chocho y la Castaña.

Por su aspecto registramos
al Pincho, la Buena Moza,
Patalarga y Barrigana,
Zoquete, Cabeza Gorda,
con Patapocha, el Chaval,
con Pacoví, Cuatro Ojos;
la Negreta con el Dientes.
Detrás viene Paco Loco,
y como estoy de motes
casi hasta la Coronilla,
permítanme los lectores
terminar para otro día.

Seguimos con el Veneno,
Caperucho y el Chopera,
los Curras, Trejo y Pozaco,
el Rosco y la Garbancera.
Aparece el Colorao,
las Cubanas, la Bolata,
las Rojas con el Jardines,
los Gutis y el Zaragata.
Ahora viene la Severa,
con el Macrino y Cochapas,
Manzápulas, la Pacota.

Fuscas, Pichirri y Pandera,
no faltan Poleo y Boliche,
Cuba, el Borro y el Trapera,
los Bibianos, los Precisos,
con Tabeque y con Cateto,
con la Malota y la Medes,
Caín, Moñovivo y Judas.
La Mamerta y la Mamona,
Pepe Gafes y Saluda.
Está la María Mandiles,
junto con Romeo y Julieta,
con Langares, Trompi, el Riche,
la Cachacha y el Varetas.

Al Ronda lo colocamos
Delante de la Maderas;
llega el Cáscaras, los Tintos,
el Meño, Baranda y Muerte,
con el Mustio y Chiquinán,
la Molanchina y Chapete,
con Borchigas, Jesusín,
con el Chumi y la Borraja,
detrás Chichi y el Pirolo,
Pierres, Tenquero y Cazuelas,
con Terete y el Ahorcao,
el Neque y la Zambulleja.

Siguen la Putalarga,
Putaespadas y la Pola,
Pinchapeces, Patachula,
con el Maura y los Fariñas,
el Cholas y el Pacotón,
la Chaneli y la Barulla.

Vienen con Pimpum y el Che,
Zarfallo, Nacha y el Mique,
Marabaja, los Canchalos,
con Candajo y con Toñique.
Luego es el Cheri y el Ninche,
las Popis, Ril, Pichurri,
Peporro, Poli, Patolo,
con Chispita y con Tirinti.

Llega ahora Corre Calles,
Corre en Cueros, Joselito,
tres dinastías de los Chatos,
con Frejoli y con Chanito.
Aquí viene Carpanta,
con Boquiqui y Patachica,
Winter, el Escacharrao,
la Coñolé y el Barbiñas;
la Mingos, Triqui, Parrita,
la Peste con Tumbabolas,
Carrilano con Tachuelas,
con Cabollas y el Modorro,
el Merlo, Elnegus, Tirichi,
Buches y Alberto Goloso.
Matacocos, Carolina
y el Niño del Sanatorio.

Sigue Tirillas, Mimbrales,
Raúl Garrubín, Cuarteles;
ahora Aliconqui y el Finca,
Bochacha, Lampi, Calcula,
Con y Con, Calores.
Siguen y vienen los Zorros,
con Chiripi y con Gorrones;
ahora van Gervasio y Tachi,
Macarro y la Chavolera,
con Membrillo y Cabecita
y luego la Patatera.
Siguen Monín, Macotera
Y la lista así termina:
Garrubín, Cuarteles,
con Bolita y la Minina.

Ya se acabaron los motes;
tenemos justos trescientos.
Hemos llegado a la meta
muy felices y contentos.
Quedan todavía unos pocos;
no llegan a la docena,
que no pongo pues se enfadan
y arman la marimorena.

Si alguien aquí no figura,
me da su autorización
y enseguida lo saco
en una nueva edición. 
No te enfades farinato
si en la lista no te he puesto.
Aprende un poco de mí;
no me enfado: yo soy Fresco".

8 comentarios:

  1. ME ENCANTA TODO LO QUE PUBLICAS SOY UN GRAN ADMIRADOR DE TUS TRABAJOS saludos

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  2. Aunque mis recuerdos son "añejos" (permanezco desde 1963 fuera de mi lugar de nacimiento) es de enorme extrañeza que en tus relicarios no aparezca Tomás "Cocinas".

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  3. Curioso y nostálgico me ha resultado encontrarme con esta "retaíla" de apodos recopilados por "Don Alfonso", padre de mi amigo y compañero de estudios "Alfonsito"; sin embargo me extraña la no aparición de "Colas Cocinas" tan popular en mi infancia y adolescencia.

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