sábado, 22 de noviembre de 2014

Origen legendario de la muralla: "Patraña de viejos"

Unos dicen que se parece a una barca, otros que se asemeja a una almendra. Y hay quien afirma que la muralla medieval de Ciudad Rodrigo representa el origen de su erección: dos cuernos engarzados, espejo del hallazgo de un cornúpeta de oro en Sexmiro por un tal Juan de Cabrera[1] y que sirvió para levantar la mayor parte de sus muros.

      Cuentan las crónicas que Fernando II, después de derrotar a los moros en la célebre Batalla de la Paloma, decidió recomponer la muralla. La leyenda, viva todavía en los albores del siglo XVII, apuntaba, sin embargo, a la bonhomía del descubridor de un tesoro que derivó el valor de su hallazgo para la construcción de los muros mirobrigenses, un carácter legendario que da un valor mítico a la erección del amurallamiento de Ciudad Rodrigo[2], aunque para el prebendado Antonio Sánchez Cabañas sea sólo “patraña de viejos”.
Plano de Ciudad Rodrigo realizado por Juan Amador Courten en 1725
      Corría el último tercio del siglo XII cuando el tal Juan de Cabrera descubre en Sexmiro[3] un tesoro: una cabeza con cuernos y un cabrito, ambos de oro macizo. Su implicación en la defensa de Ciudad Rodrigo, principalmente de sus moradores, le llevaría a emplear el valor de su hallazgo en la construcción de unos muros de tapiería argamasada de cal y guijarros, que a la postre formarían un circuito de unos 2.250 metros, con una altura de 8,36 metros y un ancho de 2,10 metros, equivalencia de las varas, pasos, pies y tapias de la época.
      En 1618 Gil González Dávila relata la creencia popular de que Juan de Cabrera, artífice de la construcción de la muralla, fue un dadivoso personaje que empleó su fortuna en la construcción del amurallamiento y que, como reconocimiento, fue enterrado en un lucillo de la desaparecida iglesia de San Juan Bautista, en donde en 1904 se levantó el cuerpo lateral de la Casa Consistorial: Dizen sus moradores [de Ciudad Rodrigo], que la mayor parte de sus muros se edificaron con el valor de un tesoro que se halló en Sesmiro. Confirman esta verdad, con mostrar en la Parroquia de san Iuan un lucillo donde está enterrado el que se halló este tesoro, que le ofreció al seruicio de la Patria, dando defensa a su gente, explica González Dávila.
      Y así, transformando en dinero el valor del cornúpeta y el cabrito de oro, Juan de Cabrera levantó la muralla de Ciudad Rodrigo. Y, como constatación del origen y esencia del tesoro, tiene forma de encornadura.
      Una bonita leyenda. Tan solo eso.




[1] La historiografía local señala a Juan de Cabrera como el alarife que construyó la muralla.
[2] Al respecto, véase PUERTO, José Luis. Un motivo legendario: el amurallamiento de la ciudad o población. (Dos ejemplos salmantinos: Ciudad Rodrigo y Monleón. En Revista de Folklore, núm. 293. Obra Social y Cultural de Caja España; Imp. Casares, Valladolid, 2005; pp. 169-175.
[3] Todavía en esta pequeña localidad de la comarca mirobrigense se conserva el topónimo de La Viña del Tesoro.

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