sábado, 31 de enero de 2015

Efemérides carnavalescas: 250 años de la fundición de la campana del 'Reloj suelto' y centenario de la Campana Gorda

Dos de los referentes del Carnaval de Ciudad Rodrigo, uno por su protagonismo activo y el otro por inspirar la letra del vals Toñito, la celebre canción de Los Becuadros que se ha convertido en el himno festivo de los mirobrigenses, tienen en 2015 su efeméride: la campana de la espadaña municipal, la del Reloj suelto, alcanza ese año el 250 aniversario de su fundición, mientras que la Campana Gorda de la torre de la Catedral de Santa María de la Asunción celebrará en septiembre su centenario.

viernes, 30 de enero de 2015

La banda del Batallón de Antequera y su vinculación musical con Ciudad Rodrigo

En otras ocasiones ya me he referido a la Banda Municipal de Música de Ciudad Rodrigo. Se trataba de noticias vinculadas a su organización interna, caso de sus estatutos, o del acoplamiento que a su denominación hubo que ajustar en virtud de los tiempos políticos reinantes. También, en alguno de los trabajos compartidos, han salido a relucir otras bandas que, como las de Bomberos o las vinculadas a los sucesivos batallones militares, tuvieron un protagonismo innegable en Ciudad Rodrigo. A una de ellas quisiera referirme hoy, aportando unos apuntes que, de soslayo, pudieran servir para urdir una futura y necesaria historia de la música de bandas en nuestra localidad. Me refiero, en esta ocasión, a los compromisos que adquirió la banda de música del Batallón de Cazadores de Montaña número 12 de Antequera con el Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo para ofrecer a los mirobrigenses un completo programa de actuaciones durante varios años.

jueves, 29 de enero de 2015

En torno a los orígenes del convento de San Agustín

A nadie se oculta que la configuración urbana de Ciudad Rodrigo ha ido evolucionando con el paso del tiempo. Intentaré, en una serie de trabajos, ir haciendo algún recorrido por las islas, manzanas y campos que definen el actual entramado urbano mirobrigense. En esta ocasión, a vuela pluma, ofrezco algunas notas y noticias sobre la actual isla que protagoniza la iglesia de San Agustín en su definición suroeste, con los linderos de las calles de los Colegios de Miguel de Palacios y la que está dedicada al arcediano Domingo García Velayos.

miércoles, 28 de enero de 2015

La Policía Municipal en entredicho: el uniforme, su dedicación y cometidos a principios del siglo XX

¡Qué tiempos aquéllos! Uno servía para casi todo, para un roto y también para un descosido. Daba igual. El hecho era estar ahí, aunque apenas sirviera para nada. Era, por así decirlo, una figura decorativa, desastrada de pies a cabeza y que fomentaba el escarnio público a la vista de su nula autoridad, aunque fuera el garante de ella. Esto pasaba hace más de un siglo con los agentes de la Policía Municipal, la famosa, por entonces, P. M., dos iniciales que durante décadas sirvieron de diana para todo tipo de censuras, de improperios y maledicencias, objetivo de las invectivas del pueblo mirobrigense y cuyos representantes, los miembros de la Corporación municipal, parecían conformes con esta inquietante situación de los agentes de su autoridad. Un retruécano colosal.

martes, 27 de enero de 2015

Apuntes sobre la fortificación de Ciudad Rodrigo (VIII)

El dinero fue llegando, pero no en las cantidades necesarias, por lo que la penuria siguió marcando los acontecimientos de 1809. Con el nombramiento interino y la llegada del general Andrés Pérez de Herrasti a Ciudad Rodrigo[1], al ponerse al frente de la plaza, retoma algunos de los asuntos pendientes refrendados en su día por la Junta Superior de Armamento y Defensa, caso de la demolición del convento de los trinitarios, un padrastro para la defensa de la plaza y cuya destrucción había sido expuesta en diferentes proyectos levantados a lo largo del siglo XVIII.

lunes, 26 de enero de 2015

Mueren tres niñas en una procesión aplastadas por una campana

Llevo unos días un tanto trágico -muertos por el hundimiento del coro en la iglesia de Sahelices, el crimen del cabrero en el Carnaval de 1912...-. Metidos en harina y para cerrar esta primera trilogía luctuosa, quiero recordar otra tragedia que sacudió a los mirobrigenses en 1928 y que ocasionó la muerte de tres niñas, con edades comprendidas entre los siete y 12 años, al caerles encima una de las campanas de la espadaña de la iglesia de San Pedro-San Isidoro cuando estaban procesionando en torno al templo aquel Domingo de Ramos.

domingo, 25 de enero de 2015

El 'crimen del cabrero' en el Carnaval de 1912

La tragedia se hizo patente en el desenlace del Carnaval de 1912: "Un suceso que llenó de consternación a este honrado y pacífico vecindario fue el ocurrido en la noche del 19 [de febrero] y conocido en la mañana del 20. Decimos que causó consternación porque en la noble Miróbriga no se ha conocido un hecho semejante", refería el semanario La Iberia al enunciar el que pasaría a engrosar la historia local como el crimen del cabrero.

sábado, 24 de enero de 2015

Dos muertos por el hundimiento del coro de la iglesia de Sahelices el Chico en 1925

Eran las diez de la mañana del domingo, 3 de mayo de 1925, fiesta patronal de la Santa Cruz en Sahelices el Chico. Como era costumbre, todo el pueblo quería participar en los actos programados, ceñidos en principio al apartado religioso: misa y procesión. Otras muchas personas de las localidades cercanas, con vínculos con el pueblo en su mayoría, se sumaron a la fiesta. La cita inicial tendría como escenario la iglesia parroquial, advocada a San Benito, recordatorio del vínculo que la unió en principio con el convento benedictino de Santa Águeda, de Ciudad Rodrigo, pasando después de su desaparición, en 1450, al de San Vicente, en Salamanca.

viernes, 23 de enero de 2015

Obras de ampliación de la Casa Consistorial: el proyecto de Joaquín de Vargas

El inmueble que albergó la parroquia de San Juan, tras su desamortización y vinculación como patrimonio municipal, iba sufriendo las consecuencias de un necesario mantenimiento. El semanario La semana mirobrigense, en su número de 26 de enero de 1895 refiere que “el tejadillo de la torre de la antigua iglesia de San Juan, que estaba en estado ruinoso, ha sido derruido por orden del Sr. Alcalde a fin de evitar ese peligro constante. Posteriormente, en marzo de 1898 el alcalde Benito Rubio Caño ordena la venta de todo el maderamen que se almacenaba en las naves de la que fue iglesia hospitalaria, una situación determinada por la caída de una de las paredes del inmueble, la que lindaba con la propiedad de Joaquín García Salicio[1].

jueves, 22 de enero de 2015

1906, un año crucial para el futuro del Carnaval mirobrigense

A principios de 1906[1] surge en el la Corporación recién constituida y presidida por Clemente de Velasco y Sánchez Arjona[2], la necesidad de dar más vida a las ferias de mayo y de agosto, dos referentes festivos y económicos para Ciudad Rodrigo, junto a las carnestolendas, en aquel momento. Sale a colación la organización de corridas de toros como fomento y atractivo de los días feriados[3].

miércoles, 21 de enero de 2015

La Puerta de la Colada

La configuración defensiva que actualmente presenta Ciudad Rodrigo parte del interés de Fernando II de León de reedificar sus murallas en el siglo XII. Cuenta la historiografía local que el rey leonés encomendó a un alarife gallego, Juan de Cabrera[1], la reconstrucción de la cerca que hasta entonces existía para defensa de la ciudad, aunque el prebendado Antonio Sánchez Cabañas[2] va más allá al afirmar que el monarca, viendo “el gran peligro en que estava la çiudad por no tener muralla (…), mandó juntar materiales y dar prinçipio al edificio de la çerca que hoy la ciñe”. 

martes, 20 de enero de 2015

Apuntes sobre la fortificación de Ciudad Rodrigo (VII)

Como la mayoría de los proyectos de fortificación levantados para poner en defensa a Ciudad Rodrigo, el de Antonio de Gaver, incluidos los cuarteles, tampoco contó con el apoyo necesario para su ejecución. Al menos, si nos atenemos a la cartografía que tres lustros después levantó el ingeniero mirobrigense Juan Martín Zermeño,[1] ya como responsable máximo del Cuerpo de Ingenieros de Su Majestad –ingeniero director- y en un reconocimiento de las plazas de la Frontera de Castilla realizado en el verano de 1766, vemos, por una parte, que propone una serie de “obras provisionales” para mejorar el sistema defensivo de Ciudad Rodrigo, aunque, con la misma fecha -14 de  julio de 1766- levanta otro plano con lo que considera necesario efectuar para poner en perfecto estado de defensa la plaza de armas rodericense.

lunes, 19 de enero de 2015

A pelo y a pluma: la devoción festiva de los mirobrigenses en 1883

“Que los habitantes de Miróbriga a todo nos brindamos, o que lo mismo hacemos a pelo que a pluma, lo indicará el relato de las fiestas del 8 de este mes”. No era febrero, en donde el Carnaval se desarrolló entre los días 4 y 6, sino septiembre y se refería, lógicamente, a los actos programados con motivo de la celebración de Nuestra Señora de la Peña de Francia; un programa denso e intenso al que nos referiremos más adelante. Porque en esto de las fiestas, como en todo, el orden impera. Y los mirobrigenses tienen la sana costumbre de cumplir con las tradiciones, aunque, como ocurrió en 1883, las celebraciones casi se solapen con el antruejo, pero sin perder habitualmente su identidad y protagonismo pese a que se constaten ciertos altibajos asistenciales.

domingo, 18 de enero de 2015

Dos noticias de la cofradía de San Sebastián: donación de corridas para el Carnaval y traslado de la fecha de la festividad

Son vísperas de San Sebastián, patrono de Ciudad Rodrigo desde hace tan solo unos años, aunque todos tengamos en nuestros genes la creencia que el mártir francés ha sido nuestro patrón toda la vida. La historia local vinculada a San Sebastián tiene suficientes argumentos para hacer un tratado sobre el particular, pero ni es el momento ni el lugar. Ya habrá tiempo de abordar el asunto, directa o indirectamente. Hoy quiero solamente y en virtud de los días en que nos encontramos, aportar un par de noticias históricas sobre nuestro –ahora sí- patrono, ya que los mirobrigenses, mejor dicho, los civitatenses, por distintos motivos han contado con otros patrocinios, como el secular de San Isidoro o el advenedizo de San Francisco.

sábado, 17 de enero de 2015

Una plaza de alguacil de policía en 1786

Las necesidades mandan. En los tiempos a que nos referimos la situación social era preocupante, alarmante en cierta manera. No había recursos ni trabajo. Del buen o mal tiempo dependía el futuro de una mayoría de los mirobrigenses; de que hubiera o no una buena cosecha. Además, los ánimos estaban caldeados por diferentes motivos y desencadenaban acciones insospechadas para un colectivo ciudadano que casi siempre ha estado sometido a las ordenanzas municipales, las leyes más próximas y de común respeto. Pero, como venía ocurriendo en el último tercio del siglo XVIII, la situación social que imperaba necesitaba más control, contar con al menos una persona que velase por los intereses del común. Y se pensó en un alguacil, un agente de policía que impusiese respecto y evitase desmanes como los que se venían cometiendo en 1786.

viernes, 16 de enero de 2015

Ajusticiamiento de una asesina en serie en Ciudad Rodrigo: el romance de Sebastiana del Castillo

La literatura española, pese a que haya sido un género denostado en su proyección histórica por buena parte de la crítica denominada culta, ha tenido en los pliegos de cordel y en los romances que los nutrían una base evidente del acervo popular, un atractivo para la escenografía, representada, en muchas ocasiones, por los ciegos, un colectivo que tenía en esas historias romanceadas un modo de sustento. El pliego de cordel no deja de ser “una literatura barata en cuanto a su composición, brevedad y venta al público; los temas, arrancando desde el romancero viejo, van adaptándose a los gustos de la gente llana a lo largo del tiempo, decreciendo en su calidad literaria hasta ocuparse en su tramo final, ya en el siglo XX, de sucesos sangrientos y muertes de patíbulo en una de sus variedades y en la continuación, muy modificada, de temas caballerescos y amorosos en otra”, se señala en la introducción a este género en la Biblioteca Virtual de Andalucía.

jueves, 15 de enero de 2015

Trajes para el clarinero y danzantes mirobrigenses en 1778

Aunque no era habitual su presencia en Carnaval, el regimiento mirobrigense tenía también a su cargo el concurso de varias personas para animar las funciones públicas. Era el caso del clarinero, una plaza que por entonces se encontraba vacante tras la muerte de su titular y a la que optó el súbdito lusitano Joseph Antonio, negro, quien pretendía el clarín de Ciudad Rodrigo. Había sido esclavo, ya que presentó la carta de libertad otorgada por su amo tras fallecer este, Francisco Antonio Rabelo, hacendado de procedencia portuguesa y vecino de Fontercada.

miércoles, 14 de enero de 2015

El primer 'El Eco del Águeda' ya puede consultarse en internet

Desde ayer, gracias a la predisposición y diligencia de los responsables de la Biblioteca Digital de Castilla y León, los mirobrigenses –y cualquier interesado- tenemos la posibilidad de acercarnos a uno de los semanarios que vieron la luz en Ciudad Rodrigo en el último tercio del siglo XIX. Me refiero a El Eco del Águeda, del que tan solo tenía noticias directas por medio de algún apunte en la correspondencia conservada en el Archivo Histórico Municipal de Ciudad Rodrigo y a través de una de las fichas históricas y también del coleccionable del historiador y sacerdote rodericense Jesús Pereira Sánchez que se publicaron en el semanario local Tierra Charra[1].

martes, 13 de enero de 2015

Apuntes sobre la fortificación de Ciudad Rodrigo (VI)

Los proyectos para poner en verdadera defensa el recinto mirobrigense se sucederían, aunque su plasmación nunca llegó a concretarse en su exacta definición. Así se pone de manifiesto, por ejemplo, con el proyecto que levantó el ingeniero Antonio de Gaver[1], fechado en la localidad zamorana de Carbajales el primero de abril de 1752, y ceñido sobre todo a la protección del arrabal de San Francisco y a la construcción del fuerte del Teso de San Francisco, en el que propone unas defensas que eviten el “excesivo gasto” que supondría la ejecución de planteamientos anteriores, unas medidas que concreta en un hornabeque frente al convento de Santa Clara y una línea de defensa que partiría de un pequeño reducto situado en el solar que ocupó el primitivo convento de Sancti Spíritus, cerca del postigo de San Pelayo, para enlazar con el hornabeque previsto en el Teso de San Francisco, defendido a su vez por una línea avanzada, con entrantes y salientes, y tres pequeños reductos para consolidar la defensa en una primera instancia. Afirma el ingeniero en defensa del proyecto que afecta al padrastro del Teso de San Francisco que su propuesta serviría para asegurar “la comunicación que sirve de camino cubierto que por el labio del barranco corre hasta dos reducidos reductos puestos en sus extremos; sirve para barrer la espaciosa cañada de su frente y, dando mayores ventajas al hornabeque figurado, hará disputable este puesto y, por consiguiente, asegurará la plaza hasta su rendición”. De Gaver reconoce que no ha tratado de lo que “corresponde a la cabeza del puente”, ni se ha detenido “en referir las menores circunstancias que son precisas a una perfecta inteligencia”, que remite al desarrollo pormenorizado de su propuesta.

lunes, 12 de enero de 2015

1922: El Carnaval y el futuro de Ciudad Rodrigo en entredicho

“Dicen que esto se va y yo creo firmemente que no desaparecerán nuestras fiestas mientras circule la sangre por las venas de un solo mirobrigense”. La frase fue escrita por el presbítero Romualdo Sánchez Iglesias, corresponsal mirobrigense de La Gaceta Regional de Salamanca[1], que firmaba con el seudónimo de Marisiva. Tenía razón este sacerdote en sus vaticinios, aunque otros auguraran su desaparición. Había pasado antes y los planteamientos se repetían ahora, en 1922. Y se hacía después de que hubiesen transcurrido las carnestolendas.

domingo, 11 de enero de 2015

Tragedia en la celebración de San Isidro: cogida mortal en la capea de 1926

Se ha dicho, y reitero, que los mirobrigenses siempre han tenido apego a las fiestas taurinas. La documentación que se conserva es elocuente en esta materia. Cualquier oportunidad era aprovechada para organizar un festejo taurino, bien en serio -como novillada o corrida de toros- o una simple capea en un espacio ad hoc o en un simple descampado, recurriendo a los carros y carretas para configurar el sobrevenido coso. La festividad de San Isidro cuenta con esa tradición taurina. La cortina del Hospicio, la plaza que allí se construyó y desmanteló en sucesivas ocasiones, el corral del matadero... eran referentes espaciales para desarrollar una capea festejando al "príncipe de los gañanes", como definió un redactor de La Iberia al patrón de agricultores y ganaderos.

sábado, 10 de enero de 2015

Festejos taurinos en el Arrabal del Puente en 1748

Empezó 1748 con una controversia entre los capitulares municipales con trasunto taurino. Se ceñía a una aclaración de competencias, previa queja formal, derivada de la concesión de un permiso por parte del alcalde mayor, Sebastián de Olalla, para un sorpresivo festejo taurino que se celebró en el matadero del municipio -ya estaba ubicado en el Arrabal del Puente- coincidiendo con la festividad de Santa Águeda, sin que tuvieran conocimiento del mismo los entonces presidentes del mes.

viernes, 9 de enero de 2015

Galería de ilustres mirobrigenses: José Montero Iglesias

Es uno de los grandes olvidados entre los ilustres mirobrigenses. Su relevancia literaria, su reconocimiento también como periodista, unido al apego que tuvo a su patria chica pese a la distancia que le llevó su labor profesional, primero en Santander y luego en Madrid, hace de José Montero Iglesias (1878-1920) uno de los baluartes de las letras mirobrigenses. Sus vínculos con lo más granado de la literatura española de finales del XIX y durante los dos primeras décadas del siglo XX sobrarían para poner de manifiesto su importancia en la creación literaria, periodística y humorística que desempeñó en su corta pero fecunda vida. Murió demasiado joven, a los 42 años. Una penosa y sufrida enfermedad le apartó de un mundo en el que ya empezaba a ser reconocido. Su bonhomía le granjeó la amistad de numerosos eruditos, de prolíficos creadores en distintas artes. Ciudad Rodrigo siempre ha estado en deuda con José Montero Iglesias, el germen también de una saga de escritores, críticos y periodistas con reconocimiento nacional e internacional: su hijo, José Montero Alonso, entre otras muchas distinciones, fue doblemente Premio Nacional de Literatura; su nieto, José Montero Padilla, es un reconocido crítico literario; y su bisnieto, José Montero Reguera, es uno de los grandes y actuales especialistas en la literatura del Siglo de Oro y también uno de los principales cervantistas desde su cátedra en la Universidad de Vigo.

jueves, 8 de enero de 2015

Regulación del pastoreo de ganado en la fortificación

Hace unos años regresó al entorno amurallado la bucólica imagen que significaba contemplar el pastoreo de ovejas en los fosos y glacis de la fortificación abaluartada. Fue recuperar una práctica secular –más de 100 años de vigencia, aunque no ceñida exclusivamente a este tipo de ganado- para favorecer el control de la vegetación, en ocasiones demasiado exuberante. No fraguó la iniciativa por distintos motivos, incluido sobremanera el de la imagen que suponía para el turismo el aprovechamiento de pastos con ganado, además del daño que podría suponer para la coronación de algunos paramentos de los fosos el continuo paso de cientos de pezuñas.

miércoles, 7 de enero de 2015

Apuntes sobre la fortificación de Ciudad Rodrigo (V)

Aunque algunas de las propuestas que realizó Robelin en su proyecto se concretaron, otras, como podemos apreciar en el plano de 1725 del ingeniero ordinario Juan Amador Courten[1], residente por entonces en Ciudad Rodrigo, no llegaron a plasmarse en la realidad, tal vez por criterios meramente estratégicos y técnicos o simplemente por la elevada inversión que se necesitaba. En el plano de Courten sí observamos la definición de cuatro sencillos revellines en el recinto exterior ubicados frente al Teso del Calvario, enfrente del convento de la Santísima Trinidad Redención de Cautivos, en la defensa de la Puerta del Sol y enfrente del postigo de San Pelayo. Además, se han aumentado las bocas para la artillería, pasando de 29 a 33, fortaleciendo la defensa frente al Teso de San Francisco, y siguen pendiente de ejecutar los dos cuarteles que había proyectado Robelin.

martes, 6 de enero de 2015

Descripción de la plaza de toros del Hospicio

Hace unos días referí algunos datos documentales sobre la construcción primigenia de una plaza de toros provisional en el patio o corral del Hospicio, ceñidos a la pretensión del industrial José Iglesias para obtener la preceptiva autorización para organizar festejos taurinos en la Feria de Mayo de 1871. Aunque hay referencias sobre las características del coso taurino, no será hasta las postrimerías del siglo XIX -1895- cuando nos encontremos con una somera descripción de la plaza del Hospicio. Pero es, sin duda, en 1908 cuando, gracias a la visita técnica realizada por Justo Lorenzo, maestro de obras municipales, contaremos con una descripción detallada de todos los elementos de este peculiar coso mirobrigenses, construido solamente con maderamen.

lunes, 5 de enero de 2015

Inventario de alhajas al suprimir la iglesia de San Juan

La agrupación, por tanto supresión de las parroquias mirobrigenses, fue una reordenación obligada por el Gobierno de la Regencia que presidió el general Baldomero Espartero entre 1840 y 1843, al dictar una nueva desamortización de los bienes eclesiásticos[1] que tuvo su origen y desarrollo en 1841, aunque su ejecución no comenzaría hasta iniciado 1842. Precisamente, el tres de enero de 1842 el Ayuntamiento ve en sesión una carta remitida por el obispo civitatense, Pedro Alcántara y Jiménez, en la que pide al Consistorio su pronunciamiento sobre la su supresión de varias parroquias en Ciudad Rodrigo, lo que se vino a llamar en términos eufemísticos “reordenación parroquial”.

domingo, 4 de enero de 2015

Apuntes sobre la fortificación de Ciudad Rodrigo (IV)

El 1 de marzo de 1708, el brigadier Pedro Borraz firma un auto para la tasación de las casas que son necesarias destruir para la fortificación, tanto en el interior como en el exterior de las murallas, cumpliendo con las órdenes de la superioridad y favoreciendo, en la medida de las posibilidades, a los vecinos afectados: “Por cuanto se halla con real orden en razón de que se deshagan todas las casas que han quedado en el arrabal de San Andrés de esta ciudad y las que dentro de ella por contiguas a la muralla fueren de embarazo para la fortificación que se está obrando en esta plaza y considerando que muchos de los dueños de dichas casas no podrán o no querrán recoger ni aprovecharse de los materiales de ellas, para que los tales puedan ocurrir a Su Majestad cuando y como les sea conveniente en razón de ello, mandaba y mando que todas y cada una de las casas que en esta manera de orden de su señoría se fueren derribando de cuyos materiales los referidos dueños o administradores no pretendieren aprovecharse ni valerse sino es dejarlos para que se apliquen y gasten en lo necesario a la obra de dicha fortificación, se reconozcan, valúen y tasen según la común estimación y valor, que cada una de ellas o parte (de que sus dueños no se valieren) tuviere a la sazón, de cuya regulación y tase se forme asiento, diligencia y fe a continuación de este auto para que las partes interesadas ganen y se les dé los testimonios que pidieren y necesitaren.”

sábado, 3 de enero de 2015

Un siglo atrás: el Carnaval de 1915

A finales de julio de 1914 había estallado la Gran Guerra. España decidió quedarse al margen. Ya tenía demasiado. Era un país económicamente atrasado, que se había quedado sin colonias, aislado en el arco internacional, moralmente destrozado y con gobiernos que mantenían hasta la extenuación una crisis política sin visos de solución; además, había surgido el problema de Marruecos. Un tótum revolútum, un pandemonio que derivó en una crisis obrera que abanderó la huelga como medida reivindicativa. Y Ciudad Rodrigo, abocada a una crisis generacional en los últimos tiempos, se identificaba palmariamente con ese revoltijo, con esa crítica situación social y económica. Sin recursos, sin trabajo, la clase obrera mirobrigense buscó salidas a su situación, llegando al extremo, vista la idiosincrasia de los habitantes de la ciudad del Águeda, de barajar que se solicitase al Ayuntamiento rodericense la suspensión de los festejos carnavalescos de 1915 y “el empleo de su importe en trabajo para los proletarios”, anunciaba Avante en un suelto del 23 de febrero.

viernes, 2 de enero de 2015

Creación y bendición del cementerio de la iglesia de San Juan

El 28 de julio de 1804, el Consejo de Castilla promulga una real orden por la cual se recomienda la construcción de cementerios a la mayor brevedad[1]. Esto sería preferente en las ciudades o villas capitales, pueblos que hayan sufrido epidemias o estén expuestos a ellas y en aquellas parroquias en que se considere urgente por el número de habitantes, escasez de espacio, etc. Los cementerios se construirán fuera de las poblaciones y a distancia conveniente de estas, en parajes bien ventilados con terreno adecuado, evitando el riesgo de filtración o comunicación con aguas potables del vecindario.

jueves, 1 de enero de 2015

Apuntes sobre la fortificación de Ciudad Rodrigo (III)

Las obras emprendidas, sin embargo, no supusieron grandes mejoras. Y vemos cómo, por ejemplo, Esteban de Olalla, sargento general y gobernador de la plaza de Ciudad Rodrigo en 1703, ya con dos años de andadura del conflicto bélico por la sucesión al trono de la corona española, se lamenta del estado de las defensas mirobrigenses: “…cuán antiguas, derrotadas e irregulares son las murallas de esta ciudad, cuán para los vecinos de ella que pueden tener armas, pues no pasan de cuatrocientos, que sólo constan las dos compañías de infantería de su dotación de sesenta plazas con que no sólo no se puede defender ni cubrir las cinco leguas de tierra muy llana que dista de la plaza de Almeida, pero ni evitar el malogro de tanta hacienda como se van perdiendo…”[1]