viernes, 23 de enero de 2015

Obras de ampliación de la Casa Consistorial: el proyecto de Joaquín de Vargas

El inmueble que albergó la parroquia de San Juan, tras su desamortización y vinculación como patrimonio municipal, iba sufriendo las consecuencias de un necesario mantenimiento. El semanario La semana mirobrigense, en su número de 26 de enero de 1895 refiere que “el tejadillo de la torre de la antigua iglesia de San Juan, que estaba en estado ruinoso, ha sido derruido por orden del Sr. Alcalde a fin de evitar ese peligro constante. Posteriormente, en marzo de 1898 el alcalde Benito Rubio Caño ordena la venta de todo el maderamen que se almacenaba en las naves de la que fue iglesia hospitalaria, una situación determinada por la caída de una de las paredes del inmueble, la que lindaba con la propiedad de Joaquín García Salicio[1].

Casa Consistorial antes de acometerse las reformas
Por entonces, el Ayuntamiento ya tenía asentada la idea de reconstruir la Casa Consistorial, sumamente deteriorada[2], para lo que proyecta, además de las modificaciones necesarias en el edificio municipal, sumarle el solar de la iglesia de San Juan y un trozo de vía pública para perfilar y completar la alineación de la homónima calle. Como seguía latente el problema suscitado décadas antes con el administrador apostólico de Salamanca por el mantenimiento de la capilla de ánimas, se recurre en esta ocasión al nuevo administrador diocesano, José Tomás de Mazarrasa, para gestionar la desaparición del santuario. El acuerdo es adoptado el 21 de noviembre de 1903, cuando ya se había encomendado a Joaquín de Vargas y Aguirre[3] la redacción del proyecto para una amplia remodelación de la Casa Consistorial[4].
El arquitecto jerezano apunta en su memoria descriptiva para la reforma y ampliación de la Casa Consistorial las actuaciones previstas en la iglesia de San Juan, enmarcando previamente la intervención que ha encargado el Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo motivada “por la poca amplitud de la antigua Casa Consistorial” y que había obligado al Consistorio a instalar “sus oficinas y dependencias en el edificio sito en la Plaza Mayor que fue cárcel del partido [y] que se vio obligado, a causa del estado de ruina de parte de este, a desalojarlo, teniendo que acudir a instalarse provisionalmente en otro de pertenencia particular, en circunstancias todas ellas que le han obligado a pensar en un proyecto que al propio tiempo que reformase la antigua casa, la ampliara para tener local suficiente para disponer en él todos los servicios”[5].
Joaquín de Vargas se había decidido por la reforma de la Casa Consistorial tras haber valorado la posibilidad de construir un edificio de nueva planta en alguno de los inmuebles de que disponía el Consistorio. Evaluó el local y solar de las escuelas municipales de la calle del Enlosado, hoy Cardenal Pacheco, la antigua audiencia, la casa de las carnicerías y, finalmente, la propia, aunque destartalada, Casa Consistorial. Se decidiría por actuar en este inmueble municipal por razones de operatividad, históricas y, sobre todo, por la fuerza de decisión que suponía contar con el solar de la iglesia de San Juan para la necesaria ampliación del edificio público.
El propio arquitecto refiere la oportunidad de contar con ese espacio añadido: “Contaba para estos fines [el Ayuntamiento] con que, inmediato a la Casa Consistorial, tenía un solar disponible para edificación, la antigua iglesia de San Juan, de su propiedad, y como, por otra parte, los locales de escuelas de niños también había tenido que desalojarlos, por ruinosos, y otras escuelas las tenía instaladas en malas condiciones, creyó oportuno construir al propio tiempo escuelas amplias y capaces en el inmediato local de San Juan y las habitaciones para los profesores, conjunto este de obras que satisfacían y llevaban por el momento sus más apremiantes necesidades, habiéndome honrado con el cargo de arquitecto encargado de desarrollar estos proyectos y de dirigir su construcción[6]”.

En el pliego de condiciones facultativas para la ejecución de la citada reforma y ampliación de la Casa Consistorial, Vargas señala que “las reformas de la Casa Ayuntamiento se reducen a desmontar el piso superior y devolver a la fachada su primitiva forma, dejando tan solo los tres arcos que la formaban y coronando el edificio de una balaustrada y remates en consonancia con su estilo arquitectónico. En el interior, las obras son de renovación de pisos, cubierta y pavimentos, colocando nuevas cristaleras a la galería del piso principal.
“Las obras en el solar de la iglesia de San Juan son ya de mayor importancia –reconoce el arquitecto gaditano afincado en Salamanca-, puesto que comprenden todas las necesarias para instalar en la planta baja dos grandes locales destinados a escuelas para párvulos y niños, y en la principal la distribución de las dependencias del Ayuntamiento y de las casas o viviendas para los profesores. Estas obras, para las cuales precisan ser desmontadas algunas pilas y muros de la iglesia, se ejecutarán aprovechando los materiales que de los derribos resulten y en sus líneas y trazos se tendrán en cuenta para la fachada a la plaza el orden de las arcadas antiguas y para toda ella en general las plantas, alzado, detalles y estado que a este pliego acompañan[7]”.
Como compendio de todo esto, “la reforma de la antigua Casa Consistorial mirobrigense –afirman los historiadores José Ramón Nieto y María Teresa Paliza, en el Estudio de la obra de Joaquín de Vargas y Aguirre en Ciudad Rodrigo- estuvo motivada por varias circunstancias. Por un lado, el mal estado que presentaba este inmueble había obligado a las autoridades municipales a trasladarse a un edificio dieciochesco de la Plaza Mayor de la ciudad, la antigua Audiencia. Por otro lado, el mal estado que presentaba esta nueva sede en los albores de esta centuria obligó a los munícipes mirobrigenses a plantearse la necesidad de realizar una reforma en la antigua Casa Consistorial o en la Audiencia.
Emblema de la orden hospitalaria procedente de la iglesia
“La decisión final optó por el edificio del siglo XVI debido a ‘su historia y carácter típico’ –según se recoge en el acta de la sesión municipal de 2 de enero de 1904-. Asimismo contemplaron la obligación de contar con nuevos locales para escuela de niñas y casa-habitación para las maestras, puesto que el antiguo edificio de la calle del Enlosado (Cardenal Pacheco) no reunía las condiciones apropiadas. Por esto, habían decidido que el nuevo sector añadido al Ayuntamiento contaría con locales para escuela y casa.
“Indudablemente la elección del antiguo Ayuntamiento como sede definitiva obedeció no solo a razones sentimentales, sino también a la posibilidad de realizar la ampliación en el solar anejo, donde estaba ubicada la iglesia de San Juan Bautista, propiedad del Ayuntamiento.
“Esta iglesia, erigida en el reinado de Fernando II, fue abadía y convento de clérigos regulares de la orden militar de Rodas, llamada de Malta, y estaba aneja a la encomienda de Valdespino –los autores citan al prebendado Antonio Sánchez Cabañas y su Historia civitatense-.
“Desde el punto de vista artístico, los únicos datos sobre este templo son los comentarios de Gómez Moreno, que dice al respecto: Perteneció a los caballeros templarios y, después de su extinción, a los hospitalarios; más hoy, cerrada al culto, sirve de almacén municipal. Toda está renovada, formando tres naves, con techos, capillas a la cabeza de las laterales, con bóvedas del siglo XVI y la mayor hundida, que es lo único importante, como obra morisca que es.
“Su ábside semicilíndrico tenía arcos sencillos guarneciéndole por dentro, y otros dobles y en dos filas por fuera, que rematan en prismas y nacela, y la capilla que le precede se cubría con cañón de bóveda entre perpiaños, al parecer de curva apuntada. Se advierte que el núcleo de los muros es de cal y canto y solo el revestimiento de ladrillo, obedeciendo las arquerías, no a mero adorno, sino para ahorro de material, trabazón y firmeza de la obra, sabiamente obtenidas por este medio[8].
“Por otro lado, el análisis del plano de Vargas nos permite llegar a las siguientes conclusiones: a) el ingreso principal estaba en el lado Norte, esto era inusual, pero en este caso estaba justificado por la comunicación con la Plaza Mayor; b) una serie de pilares rectangulares separaban las naves; y c) posiblemente había una torre o una espadaña a los pies de la iglesia.
“El derribo de la iglesia de San Juan no puede interpretarse como un deseo de ‘laizar’ la Plaza Mayor, puesto que no fue una plaza programada. Sencillamente, la desaparición del templo obedeció a la necesidad de espacio por parte del Ayuntamiento y al hecho de que se hallara en un solar de propiedad municipal.
Portada de lo que fue casa del prior de la orden, en la calle Correo Viejo
“Una vez elaborado y aprobado el proyecto de reforma y ampliación del Ayuntamiento, las autoridades locales estuvieron acuciadas por la imperiosa necesidad de conseguir dinero para cubrir los gastos de las obras. A tal fin, decidieron sacar a pública subasta algunos bienes municipales- En este sentido, es interesante señalar que entre los edificios subastados estaba la antigua Audiencia que, como hemos visto, había pasado a ser sede consistorial.
“Las autoridades locales, reunidas en sesión ordinaria el día 9 de enero de 1904, decidieron que para defender los intereses municipales el coste de las obras debería ser fijado, de modo que no sufriera variación a lo largo de la ejecución. Cinco días más tarde, Joaquín de Vargas se trasladó a Ciudad Rodrigo para designar al director de las obras del Ayuntamiento. La Corporación municipal decidió que en defensa de los intereses sociales –preocupación patente dado el paro existente en la localidad- la elección recayera en un constructor local. El 24 de enero del mismo año se hizo público el nombramiento de Pedro Cuadrado Hernández, quien contaba con un plazo de un año para ejecutar el proyecto de Vargas. 
“Por lo que se refiere a la obra de Vargas, tenemos que decir que en el antiguo edificio el arquitecto preveía de existencia de existencia de la depositaría y el arranque de la escalera de la planta baja, mientras que en el nuevo pabellón disponía de sendos locales para escuela de niñas y párvulos –cada uno de ellos con acceso directo e independiente desde la galería, un patio cubierto y lavabos-; las dependencias del Juzgado municipal y el cuerpo de la escalera. Por lo que respecta al primer piso, la zona antigua albergaba el salón de sesiones, mientras que en la otra parte del inmueble estaban las dos viviendas de los maestros, el archivo, las oficinas, los despachos del alcalde y del secretario y la sala de espera[9].
“En cuanto al alzado, Vargas suprimió el cuerpo alto de la antigua casa municipal, lo que le valió las críticas de Gómez-Moreno, y aprovechó los soportes de refuerzo de la planta baja para colocarlos en el nuevo pabellón. Este contaba con dos huecos idénticos a los del primer edificio, en cada uno de los dos pisos. La nueva obra estaba limitada por un cubo similar a los del antiguo inmueble. Asimismo, el arquitecto pensó introducir una crestería –con esquemas y cueros recortados- que armonizara con el aspecto de las galerías del primer piso. Del mismo modo, colocaba el reloj coronando el eje de la obra renacentista.
“Durante la ejecución de los trabajos hubo varios cambios de opinión. Así, prescindió del acristalamiento de las galerías del primer piso. En lugar de los complicados motivos que preveía, en un principio, en la crestería, optó, finalmente, por reproducir el diseño de la primitiva galería del edificio renacentista. Por otro lado, el 30 de abril de 1904 Vargas comunicaba que era necesario reformar la fachada de la Rúa. Esto y otros imprevistos ocasionaron un aumento importantísimo del presupuesto que, en un principio, estaba previsto en 49.999,77 pesetas, pero que, finalmente, fue de 81.566,38 pesetas”, aunque, como vemos, en este remate, se apuntaba la previsión de una ligera subida.
Factura sobre la liquidación de las obras, que incluye el reformado. AHMCR
“La concepción del proyecto y las ulteriores variaciones introducidas en el mismo ratifican el concepto purista que Vargas tenía respecto a la restauración.
“Cuando Vargas intervino en el Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo, lo hizo guiado por principios violletianos. Su proyecto intentaba, según sus palabras, ‘restablecerlo’, devolverle lo que él interpretaba como su estado original. En realidad, sus ideas puristas otorgaron a la Casa Consistorial mirobrigense un aspecto más ‘renacentista’ que el que tenía antes de la reforma de 1903. En este sentido, la eliminación de los soportes mediales y el cuerpo alto fueron determinantes.
“De todos modos, su intervención prescindió de la historia del edificio y de los cambios y transformaciones que había sufrido a lo largo del tiempo. En realidad, Vargas enlazó la restauración con la fase creativa del proceso artístico, de modo que esta obra puede ser considerada como una restauración de fantasía.
“En cualquier caso, Joaquín de Vargas fue un remoto seguidor de las teorías de Vitrubio (defensor de la correspondencia total del edificio), Alberti (quien abogó por la consecución de la armonía entre todas las partes de una obra), Palladio (partidario de obtener la belleza a través de la correspondencia entre todos los elementos de una obra y entre cada uno de ellos y el proyecto global), etcétera.
“Vargas cobró sus honorarios, que ascendían a 4.116,46 pesetas, el 5 de diciembre de 1905, mientras que las obras fueron recibidas de forma definitiva el 10 de marzo de 1906”, aunque sin terminar el proyecto de todo lo referente a la escuela y las viviendas de los profesores.

[1] En el semanario La Iberia en el número de 15 de noviembre de 1903 señala que, en referencia a una sesión municipal, “se acuerda permuta de parcela en C/ San Juan a Joaquín García Salicio a cambio de dar luces a la nueva Casa Consistorial al patio de su propiedad”. Unos meses antes, a principios de año, se había firmado un contrato de arrendamiento de uno de los corrales de San Juan para sumarlo al que sería Café Universal, inaugurado ese mismo año de 1903. AHMCR. Caja 357. Doc. 20: Don Daniel Hernández y Martínez, licenciado en Derecho Civil y Canónico, y secretario del Ayuntamiento de esta ciudad, certifico que según resulta del libro de las actas de sesiones del Ayuntamiento correspondiente al año actual, en la celebrada en el día 31 de enero de dicho año, fue aprobado el proyecto de contrato de arrendamiento a favor de don Vicente Custodio y don Dionisio García del corral del edificio de San Juan, que está fuera del cobertizo y contiguo a las casas de dichos interesados,, por el tiempo y renta que se expresan en las siguientes condiciones
Primera.- El arriendo se hará por tiempo indeterminado y obligándose a dejar dicho corral a disposición del Ayuntamiento cuando este lo reclame por serle necesario su uso.
Segunda.- El precio de la renta será el de sesenta pesetas anuales, que ingresarán los interesados en la depositaría municipal.
Tercera.- Se autoriza a los arrendatarios para abrir puntos de comunicación con  sus respectivas casas para dicho corral, siendo el gasto que esto ocasione de su cuenta, así como el volverlas a tapiar a la terminación del contrato.
Cuarta.- No podrán los arrendatarios por ningún concepto tocar a las tapias y paredes del corral ni a las obras existentes de fábrica en el mismo, ni menos establecer ninguna clase de servidumbre.
Quinta.- Los arrendatarios en caso de faltarse al pago de la renta estipulada para su exacción, se somete a los procedimientos establecidos para la administración, para el cobro de su descubierto o bien al del tribunal ordinario correspondiente a elección del Ayuntamiento, y para el último de los casos citados recurrirían expresamente al domicilio que pudiesen tener en lo sucesivo, sometiéndose por tanto al fuero de los tribunales de esta ciudad.
En su virtud, y habiéndose presentado en el día de hoy los interesados para la formalización del correspondiente contrato para los efectos del alquiler o pago de la renta, empieza a contarse desde el mismo.
Y para que conste y obre los efectos oportunos, expido el presente sellado y visado por el Sr. Alcalde, en Ciudad Rodrigo, a seis de mayo de mil novecientos tres.
Vto Bno. El alcalde, Luis Taravilla. Daniel Hernández. [Rubricado y sellado].
Diligencia.- Teniendo a mi presencia a los interesados en el contrato a que se refiere la anterior certificación, Vicente Custodio Canillas y Dionisio García Jiménez, y enterados por lectura íntegra y copa literal de aquella, manifestaron su conformidad y aceptación del arrendamiento del corral de referencia, con todas las condiciones que se consignan, obligándose por tanto a su cumplimiento y en prueba de ello firman conmigo, de que certifico. Fecha ut supra. Vicente Custodio, Dionisio García [Rubricado]. El secretario, Daniel Hernández. [Rubricado y sellado].
[2] AHMCR. Obras en la Casa Consistorial. Caja 1168 (catálogo nuevo, pero sin informatizar). El 24 de marzo de 1848 se ejecutan diversas obras de mantenimiento en el edificio municipal, alguna de ellas afectando indirectamente al templo de San Juan: Abrir dos ventanas hacia la iglesia de San Juan con inclusión de madera… Asimismo, una factura del 26 de marzo de ese mismo año señala que por hacer la escalera pral se habían invertido, sin materiales, 100 pesetas.
[3] Joaquín de Vargas y Aguirre nació el 28 de septiembre de 1857 en Jerez de la Frontera (Cádiz). Se trasladó a Madrid para realizar los estudios de Arquitectura, título que consiguió el 16 de noviembre de 1883. Poco después empezó a impartir docencia en la misma escuela, donde fue profesor de Resistencia e Hidráulica. Simultaneó estas tareas docentes con la colaboración  del arquitecto Enrique María Repullés y Vargas y con el estudio de Ciencias Exactas, licenciatura que consiguió en 1886. En 1889 quedó vacante la plaza de arquitecto provincial de Salamanca. Vargas se presentó al concurso, resultó vencedor y tomó posesión del cargo el 20 de febrero de 1890.
[4] VARGAS Y AGUIRRE, Joaquín. Memoria descriptiva… pág. 2. AHMCR, leg. 548 de la antigua catalogación.
[5] AHMCR. Ref. cit. Obras en …
[6] Ibídem.
[7] Ibídem.
[8] GÓMEZ MORENO, Manuel. Catálogo monumental de España. Provincia de Salamanca. Ed. Ministerio de Educación y Ciencia, 1967, pp. 337-338.
[9] Nota de los autores: “A la hora de materializar el proyecto hubo importantes variaciones, puesto que no se incluyeron las escuelas y las viviendas de los profesores. De este modo, la totalidad del edificio quedó destinada a dependencias municipales”. Además, poco después, se plantearía la ubicación de los toriles. El acuerdo se produce en la sesión del 1 de febrero de 1906. La Corporación habla de la “conveniencia o no de hacer los toriles en el local que en esta Casa Consistorial ocupa el almacén” construido en lo que antes fue iglesia de San Juan, algo que, como sabemos, finalmente se llevaría a cabo.

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