jueves, 25 de diciembre de 2014

Primeras noticias de la plaza de toros del Hospicio

La primera noticia referida a la construcción de la plaza del Hospicio, un coso de madera, la encontramos en las vísperas de la Feria de Mayo de 1871, en concreto en una carta dirigida al consistorio y fechada el 28 de marzo, en la que se pulsa el grado de implicación de la corporación al plantear su colaboración para lo que se define como un “ensayo”, una prueba para conocer si realmente hay necesidad de que Ciudad Rodrigo cuente con un futuro coso taurino de manera estable.


Paseíllo en la plaza de toros del Hospicio a principios del siglo XX
El industrial mirobrigense José Iglesias es la cabeza visible de la iniciativa para levantar una plaza de toros en Ciudad Rodrigo, “a aventurarse a hacer lo que nadie se atrevió” hasta ahora, y aunque cuenta con otras personas animadas también para favorecer y aumentar la oferta festiva en la tradicional Feria de Mayo, un tanto en declive, de momento solo él firmará la propuesta que envía al Ayuntamiento para la construcción de un coso taurino en un lugar todavía por determinar, aunque apunta el ferial de las caballerías[1], que se situaba a la salida de la Puerta del Sol, hacia lo que hoy es la barriada de San Pelayo.
La misiva, manuscrita en dos folios, explica que José Iglesias tiene la “idea de llevar a cabo el proyecto de hacer una plaza de toros formal, en lo que cabe, que sirva por vía de ensayo para la próxima feria, y dar tres o cuatro funciones de novillos con sus toros correspondientes de muerte, después de lidiados por cuadrilla competente”. Tras su explicación, Iglesias plantea al Ayuntamiento la necesidad de contar con su “ayuda y cooperación”, concretándola en los siguientes puntos:
1º. El cierro de la plaza tal cual hoy lo tienen, o sea, del que se hace uso para los Carnavales.
2º. Las maderas, vigas y demás que asimismo tengan, contando con que se recibirán a beneficio de inventario, respondiendo al hacer entrega y devolución de cualquier falta que hubiese y sin perjuicio de una intervención inmediata por parte del Ayuntamiento que con mucho gusto aceptaría.
3º. Permiso del terreno para hacer la plaza fuera de la población, donde se ponen las caballerías de la feria.
4º. Ver un medio para eludir el pago de matrícula o contribución, puesto que esto no es más que un ensayo y que de él, por de pronto, no ha de resultar más que provecho a la población en general.
Vista aérea con la ubicación de la plaza en el Hospicio en 1914
5º. Una vez que el exponente va a aventurarse a hacer lo que nadie se atrevió y lo que tanto bien puede redundar en provecho de esta población, espera todo el auxilio necesario por parte de esa Corporación para lograr su fin, sirviéndose asimismo, si lo estiman conveniente, mandarme la resolución que tomen por escrito para mis fines ulteriores.[2]
El industrial mirobrigense recuerda también al Ayuntamiento “el bien que de aquí puede venir con la afluencia de gente de todas partes, aumentando y alargando nuestra pobre feria, vivificando el comercio, industria, etc.”, además de explicarle que va a llevar a cabo una “empresa tan arriesgada” solo con el “buen deseo de dar vida a esta población”.
El Consistorio, en sesión del 30 de marzo, ofrece todo su apoyo para buscar el emplazamiento adecuado y, en caso de decidirse finalmente por el Hospicio –una de las opciones sugeridas posteriormente-, el Ayuntamiento plantearía a la Diputación de Salamanca la disponibilidad del corral. Y así se hace, puesto que la institución provincial, a través de su comisión permanente, da cuenta el 18 de abril del acuerdo adoptado en la reunión celebrada el día 12 de ese mismo mes, por la que se concede el uso de uno de los corrales de la también denominada Casa de Niños Expósitos para celebrar la corrida de toros prevista para el 24 de mayo, con la condición de “reparar los desperfectos que se ocasionen, dejándolo en el mismo ser y estado en que se entrega y aún mejor si puede ser”.
El público observa las mulillas en el arrastre de un novillo en la plaza del Hospicio
Lo principal, el espacio físico y el maderamen para levantar provisionalmente una plaza de toros en uno de los corrales del Hospicio ya se había conseguido. Ahora se entra en los detalles. José Iglesias, por una parte, plantea también al Ayuntamiento que “me haga la gracia de dispensar el pago de derechos de los seis toros que se han de matar en las dos corridas”, aparte de que el Consistorio haga gestiones ante el administrador económico del partido judicial “para que no se me exija el pago de matrícula”, esgrimiendo que, al tratarse de un espectáculo público, el Ayuntamiento podría plantear como causa justificante de la dispensa el beneficio general que la organización de estos festejos repararía a la población, actuando como si fuera el Consistorio quien realmente organizará las dos corridas de la Feria de Mayo.
El Consistorio debió favorecer a la empresa taurina si nos atenemos al escrito que, en nombre de la sociedad de la plaza de toros, envía el 10 de mayo Pedro Tejeda a la Corporación de Ciudad Rodrigo: “Agradecida esta empresa al favor que el ilustre Ayuntamiento acaba de dispensarle…” decide ofrecer la posibilidad y preferencia de elegir abonos “a cuantos han contribuido a la realización del proyecto y construcción” de la plaza de toros, dando de plazo hasta el 13 de mayo para la reserva de entradas.
Los festejos taurinos de la Feria de Mayo se celebran y, a posteriori, se conocen los informes de los desperfectos ocasionados con el montaje y desmantelamiento de la plaza de toros. Por lo que respecta al Hospicio, el maestro de obras Ramón Álvarez señala que, aunque “remediaron en parte lo que tenían que componer de los desperfectos causados en este edificio de resulta de la plaza de toros, la portada que da a la izquierda entrando, no se rectificó el miembro izquierdo de la misma a causa de haber roto las agujas y tranqueros cuando la demolieron”. Se apunta la necesidad de hacer otras piezas nuevas para que la estructura de la puerta quedase como estaba antes de que se montara la plaza.
Por otro lado, el maestro de talleres Blanco emite un informe dando también cuenta de los desperfectos ocasionados en el maderamen cedido por el Ayuntamiento para el montaje de la plaza, no demasiados importantes y que afectaban a algunos tablones de distinto tamaño, a dos compuertas que quedaron inutilizadas y a una banda de una puerta.
La plaza se construye con las maderas de las barreras y de los alares propiedad del municipio y el empresario, a tenor de lo que conocemos con posterioridad, no quedó defraudado. Así, el 22 de marzo de 1873 vuelve a solicitar amparo al Ayuntamiento para celebrar tres corridas de toros en la Feria de Mayo; se le concede de nuevo la madera, a la par que el Consistorio recurre otra vez a la Diputación para que favorezca la autorización pertinente que permita construir la plaza en uno de los corrales del Hospicio, tal y como se hizo en 1871.

       [1] AHMCR. En 1731 el ferial de caballerías sufre un cambio de ubicación, como recoge el Libro de acuerdos en la sesión celebrada el 2 de mayo, cara a los preparativos de la feria de aquel año. Estaba en la plazuela de las Descalzas, hoy del Conde, y se decide trasladar las caballerías a la plazuela del Castillo: En consideración de estar próxima la feria del preste mes y haverse experimenttado que la ventta de cavallerías que se ejecutta en la plazuelilla de las Descalzas por la estrechez a que se halla reducida, resulta en perjuicio del común y no poder rebolberse en ella ni pasar la jente, se acordó que de aquí en adelante se pongan las cavallerías de ventta en la plazuela ynmediatta al castillo de estta ciudad, permitiéndolo el Sor Gobernador de ella y que no pudiera ser por algún embarazo se pasen y venden por las ferias y mercados en el campo de los zerdos, a espaldas de la parrochial de Sn Pedro de estta Ciud.
       [2] AHMCR. Caja 1.177, doc. 19: Sobre construcción de la Plaza de Toros. Años 1871-1929.

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