sábado, 6 de diciembre de 2014

Suceso "macabro"

La prensa local, provincial y nacional se hizo eco de un “macabro” –con este calificativo fue tildado- accidente de circulación ocurrido en las inmediaciones de Sancti Spíritus, concretamente en los conocidos como Puentes de Castillejo, en la tarde del 14 de septiembre de 1924. Agentes de la Guardia Civil y de la Policía Municipal mirobrigense acompañaban –escoltaban más bien- a un rico propietario de la villa de El Bodón, el también ganadero Demetrio Durán Risueño, que se había trastornado –“alienado” significaban algunos medios de comunicación- como consecuencia del desenlace de un negocio que traía entre manos y que le produjo un “estado de anormalidad nerviosa”, como eufemísticamente apuntaba el semanario Miróbriga en el relato del suceso, quien precisó tratamiento en un centro asistencial de Salamanca.

            Demetrio Durán Risueño, casado, de 51 años de edad, exalcalde de El Bodón, según se señalaba en distintos periódicos –no en el semanario católico local, que fue respetuoso con el tratamiento de la noticia- “se había vuelto loco del efecto que le produjo el habérsele muerto todos los cerdos de una numerosa partida que compró para revenderlos después de cebados”. Su estado de enajenación fue tal que precisó su traslado a Salamanca para intentar devolverle la cordura y evitar que su estado de suma excitación provocase algún tipo de incidentes. No debió ser demasiado efectivo el tratamiento en la capital salmantina. Por ello y por orden gubernativa, se decidió el traslado del demente a Ciudad Rodrigo para su internamiento en un centro asistencial; posiblemente el destino fuera el Hospicio, con la idea de que fuese superando su trastorno psíquico, aunque no se señala este extremo en las noticias publicadas.
            Demetrio Durán, acompañado por dos guardias civiles y el agente de la policía local Juan Conde Manuel, viajaban en un vehículo marca Studebaquer, fabricado en Estados Unidos, conducido por Eliseo Rivas Marcos, persona conocida entre los mirobrigenses, entre otras cosas, por haber trabajado durante bastante tiempo en la fábrica de harinas La Concha, propiedad entonces de María Rosa Sevillano.
Publicidad azulejada de los automóviles Studebaker
             El vehículo, con los custodios señalados, el choffeur salmantino y un tal Domingo García –seis personas en total-, salió de Salamanca a primera hora de la tarde del citado domino septembrino. Todo discurrió con normalidad hasta llegar al entonces kilómetro 44 de la carretera entre la capital y Ciudad Rodrigo, ubicado en los conocidos como Puentes de Castillejo. Al tomar una de las curvas el conductor no pudo evitar el vuelco del vehículo, “con tan mala fortuna que los ocupantes salieron despedidos y el choffeur quedó muerto en el acto, destrozado el cráneo por el golpe espantoso”, se refería en el artículo de Miróbriga. El policía Juan Conde quedó en estado crítico, con fractura de la columna vertebral, lesión que pocos días después le provocaría la muerte; Domingo García tuvo un fuerte traumatismo en la espalda, “con hundimiento de la décima vértebra dorsal, grave; uno de los guardias con la clavícula derecha fracturada, y el otro con una extensa herida en la cabeza y contusiones en las vértebras”, señalaba el diario católico La Cruz, editado en Tarragona.
            ¿Y que ocurrió con el demente, el protagonista del suceso? Fue el único indemne, físicamente, porque “al ocurrir el vuelco, el loco salió de entre los restos del coche y en medio de los heridos, que tirados en la carretera demandaban socorro, se puso a cantar y a bailar. A los pocos minutos tuvo un momento de lucidez y se convirtió en auxiliar de los heridos”, explica el citado diario tarraconense. Poco tiempo después del accidente pasaría otro automóvil, cuyo ocupante u ocupantes que se afanó/aron en atender a los heridos. Llegaron más ayudas y se determinó el traslado de las víctimas a un centro hospitalario de Salamanca, incluido Demetrio Durán Risueño.
            “Lo horroroso del accidente ha causado general pena en Ciudad Rodrigo por tratarse de familias muy apreciadas en la localidad y a quienes aquel ha sumido en el dolor más horrible”, sentenciaba el semanario mirobrigense Miróbriga.
             Los titulares que aparecieron en la prensa periódica allende los límites provinciales son expresivos: “Sólo se salvó el loco”, apuntaba el citado La Cruz; “Vuelca un automóvil y un loco que en él iba baila junto a un cadáver”, señalaba El Porvenir Castellano de Soria; o el ladillo de “Un loco baila la danza macabra” que refería La Libertad de Madrid. 

1 comentario:

  1. También se hizo eco la prensa extranjera: http://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k7619251x.langES

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