A veces, por la fuerza de la
costumbre, creemos que lo que vemos ha estado ahí siempre, que fuera patrimonio
de todos y que formara parte del acervo. Aunque sea una perogrullada, todo
tiene su origen, pero no siempre es conocido, sobre todo para aquellos que
nacieron y han vivido con ello.
Eso pasa, por
ejemplo, con el Carnaval del Toro de Ciudad Rodrigo. Cierto es que los
rodericenses cuentan con una densa historia taurina, con muchos y llamativos
capítulos vinculados al mundo de los toros y de la fiesta en general. Pero la
conjunción de Carnaval y toro no es oficial hasta que el Consistorio de 1732,
presidido por Bartolomé Antonio Valiente, abogado de los Reales
Consejos, alcalde mayor y teniente de corregidor de Ciudad Rodrigo y su Tierra,
así lo decide. Después, con altibajos, sin una constatada continuidad, se han venido
celebrando encierros, capeas, corridas o novilladas durante los tres días de antruejo,
porque el Carnaval siempre se había celebrado en Ciudad Rodrigo de domingo a
martes.
La introducción
del Sábado de Carnaval en el programa festivo –taurino- por antonomasia de
Ciudad Rodrigo no se produce hasta 1948, aunque se crea que es algo que siempre
estuvo ahí. Y se hace como algo excepcional, ya que, como refieren los carteles
de ese año, el domingo se celebraría la “primera corrida tradicional”, que
continuaría el lunes con la segunda y el martes con la tercera.
Aquel año,
1948, se decidió que las Fiestas Tradicionales de Ciudad Rodrigo -el
Generalísimo había prohibido el Carnaval- comenzasen en la jornada sabatina,
día 7 de febrero, con un “gran festival taurino a beneficio del Asilo de
Ancianos y Hospital de la Pasión”, que se mantuvo con esta o similar
denominación hasta hace un par de décadas.
El pasado
antruejo se han cumplido, pues, 66 años de que el ahora Carnaval del Toro se iniciase
en sábado y que tuviera lugar ese día el primer festival benéfico vinculado al
antruejo mirobrigense.
Recordaremos
que ese festival se nutrió con seis toros donados por señeros ganaderos del
Campo Charro en aquel entonces, caso de Atanasio
Fernández, Hermanos Rodríguez Pacheco, señores García, Jesús Sánchez Arjona, José
Manuel Rodríguez y José Matías Bernardo.
De la lidia de
los astados se encargaron los toreros Luis
Mata, Antoñito Caro, Antonio
Sánchez de Sepúlveda y el espada
portugués Etelvino Laureano, actuando también los
novilleros locales Manolito Santos y Emilio Martín Acicolla,
el Titi, una pareja que había debutado en el Carnaval
mirobrigense en 1936. Como sobresaliente de espada se anunció a Manuel García Beloña.
Como recuerdo
de aquel antruejo, ya ceñidos a las corridas tradicionales, el Domingo de
Carnaval actuaron los novilleros Carlitos
Jiménez y José Noqué, que mataron novillos de Aurelio Alaejos, de Valverde; el lunes
actuarían Adolfo de la Fuente y Antonio Luque Gago, matando novillos de Leandro Castaño; y el Martes de Carnaval Luis Mata y Valerito III lidiarían novillos de Narciso Alaejos. Como sobresaliente
para los tres festejos actuó Juan
Antonio Hernández Lucas.
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