miércoles, 15 de abril de 2015

Galería de ilustres mirobrigenses: Daniel Montero Martín

Realmente no es un mirobrigense de nacimiento, aunque siempre se le consideró como tal. Incluso, como veremos, la prensa local siempre se refirió a él como un farinato. Nacido en Campillo de Azaba, Daniel Montero Martín, capitán de la Guardia Civil, se formó en Ciudad Rodrigo. Fue piloto de avión, inventor de un sistema de estabilización aérea que, pese a la falta de medios económicos para desarrollar su invento, fue noticia en toda España. Cosechó el apoyo de dos referencias de la ciencia del momento, como Leonardo Torres Quevedo o Santiago Ramón y Cajal, para divulgar el aerostable, nombre del invento. Pero, dejando de lado estas pinceladas, quisiera insertar el artículo biográfico que hace apenas un año apareció en la revista La Hermandad, promovida por los amigos del Cuerpo de la Guardia Civil, en su número 31, firmado por el coronel de aviación Adolfo Roldán Villén. Lo que viene a continuación es una copia literal de su artículo para conocer la relevancia de este ilustre mirobrigense.

DANIEL MONTERO MARTÍN. CAPITÁN DE LA GUARDIA CIVIL.
PILOTO, INVENTOR Y CONSTRUCTOR DE AVIONES

"Nació en Campillo de Azaba (Salamanca) el 15 de enero de 1873 [realmente fue al año siguiente, 1874] y era hijo de Antonio Montero López y de Juana Martín y Báez. En 1891, procedente de paisano sentó plaza como voluntario en el Gobierno Militar de Madrid y en marzo fue destinado a la 3ª Compañía del 1º Batallón del Regimiento de Infantería del Príncipe nº 3, jurando Bandera en Valladolid. Muy pronto destacó y en julio fue ascendido a cabo por elección.
Daniel Montero Martín. De la revista La Hermandad
En marzo de 1894 fue licenciado pero al año siguiente fue llamado a filas para cubrir bajas en el Ejército de Operaciones de Cuba. Embarcado en el Crucero “Buenos Aires” marchó a Cuba donde en noviembre causó alta en el Batallón de Extremadura
nº 15, donde quedó encuadrado como escribiente en las oficinas de su
Cuerpo.
A consecuencia de su petición en julio de 1896, fue nombrado alumno del Colegio de la Guardia Civil de Getafe, por lo que regresó a la Península para cursar sus estudios. En el mes de abril, ascendió a sargento continuando sus estudios en el citado Colegio. El 17 de diciembre de1898, después de cursar los estudios correspondientes fue promovido a Segundo Teniente y por lo tanto causó baja en el Regimiento de Extremadura. Una semana más tarde fue destinado al 14 Tercio de la Guardia Civil, Comandancia de Caballería y sin incorporarse pasó en comisión a la Comandancia del Sur.
El 28 de enero de 1899, contrajo matrimonio con María Gloria Sancho Casado natural de Madrid. Los siguientes años fueron de un trasiego constante de destinos pues en 1900 fue destinado a la Comandancia de Canarias y sin incorporarse es comisionado de nuevo al 14 Tercio para pasar en julio a la Comandancia de Cáceres en la que pasó a mandar la Línea de Hoyos. En diciembre de 1904 asciende a primer teniente de la Guardia Civil y es destinado a la Comandancia de Alicante y en noviembre del año siguiente pasó a la Comandancia del Sur a mandar la Línea de Peñuelas.
Fue el teniente Montero fiel cumplidor de sus obligaciones, por ello no es de extrañar que en los años siguientes fuera continuamente felicitado por sus superiores. Una vez por detención de ladrones de joyas y otra, con la colaboración del sargento de la Línea de Carabanchel, reduciendo a varios reclamados por diversos juzgados.
Lo que se desconoce es porqué desde tan joven, se sintió atraído por todo lo relacionado con la aeronáutica. En España había inventores de aeroplanos, pero por lo que fuera, sus inventos no pasaban de ideas. Sin embargo, el teniente Montero que había dedicado muchas horas al estudio de los problemas de la sustentación de los aeroplanos, en 1909 construyó un aeroplano que presentó en noviembre a la Prensa.
En el garaje Gómez, en la tarde del segundo lunes de noviembre, se presentó la maqueta del aeroplano inventado por el teniente Montero, bautizado Alfonso XIII, con objeto de efectuar las pruebas de dirección efectuadas con el aparato que para estabilidad de los aeroplanos había inventado Montero. La experiencia consistía en ensayar la manera de mantener la estabilidad del aparato sin necesidad de que el aviador se preocupara de dirigirlo.
“El aeroplano está provisto de un gobierno situado en su parte anterior que, al ser atacado por la dirección del aire, proyecta posiciones distintas sobre puntos establecidos en un cuadrante. Este cuadrante está unido por fuerza eléctrica a dos hélices colocadas a los costados del aparato, las cuales contrarrestan la acción desviadora de las corrientes de aire para mantener en todo momento la dirección recta en sentido de la marcha”.
El capitán presentando su invento, fotografía de la revista La Hermandad.

El experimento que fue presenciado por numerosos periodistas, ingenieros y oficiales del Ejército, resultó todo un éxito.
Los que presenciaron las pruebas salieron convencidos de que el invento había logrado sus objetivos, pero a pesar de todo el invento no salió adelante.
La consecuencia final es que no se pudo saber si tal invento hubiese sido efectivo, de contar con las ayudas necesarias.
Su inquietud aeronáutica se reavivó con ocasión de la misión que realizó para mantener el orden público en el campo de Santa Quiteria (actual Base Aérea de Getafe), con motivo de la carrera de aviación de París – Madrid y que ganó Jules Vedrines.
Al convocarse en agosto de 1912 una convocatoria de prácticas previas de aviación para seleccionar el personal que tenía que adquirir la instrucción de piloto fue la ocasión propicia para que Montero, solicitase su participación en dichas prácticas. Fue seleccionado y el 1 de octubre se incorporó al Parque de Aerostación de Guadalajara para iniciar su aprendizaje. Desde su incorporación realizó varias ascensiones cautivas, tanto desde Guadalajara como desde Cuatro Vientos (Madrid). El 18 de octubre salió en ascensión libre (la 1ª de éste oficial) desde Cuatro Vientos, como tripulante del globo “Saturno” descendiendo en Castilblanco (Badajoz) regresando por ferrocarril a Madrid el día 22. Continuó realizando ascensiones cautivas y vuelos en aeroplano.
El día 31 del mismo mes salió, en su segunda ascensión libre, como tripulante en el globo “Montaña” descendiendo ese mismo día en Liria (Valencia), regresando por ferrocarril a Cuatro Vientos donde permaneció efectuando vuelos y ascensiones cautivas hasta el día 10 de noviembre, que finalizadas sus prácticas, marchó a incorporarse a su destino, ya de capitán, pues había ascendido el día 2 de noviembre de 1912. Durante sus prácticas efectuó 7 vuelos en aeroplano como pasajero (29 minutos y 34 segundos). Finalmente el 21 de noviembre es declarado apto para aspirante a piloto y observador de aeroplanos.
En marzo de 1913, es destinado a la 6ª Compañía de la Comandancia del Sur del 14º Tercio y en este destino permanece hasta incorporarse al Aeródromo de Cuatro Vientos el 1 de septiembre con objeto de recibir instrucción de piloto.
El 12 de diciembre fue declarado Piloto militar de 2ª Categoría.
Durante su instrucción ha efectuado 46 vuelos como observador (3 horas y 24 minutos) y 31 vuelos como piloto (2 horas y 54 minutos).
En 1914, el capitán Montero, hombre de inventiva y como ya hemos dicho aficionado al estudio de los problemas de la aviación, proyectó y construyó un biplano bautizado “Aerostable”, parecido al Farman de estabilizador delantero, en cuyo avión instaló un dispositivo estabilizador automático, para restablecer la estabilidad de aquél mediante acción aerodinámica -del viento relativo de la marcha (picado o encabritado)- y un péndulo que actuaba sobre los mandos de la estabilidad lateral cuando ésta se alteraba.
Este sistema, que puede ser calificado como el primer piloto automático construido en el mundo, situaba delante de la barquilla un estabilizador longitudinal anemométrico formado por un parabrisas semielipsoidal que protegía del viento al piloto y que podía moverse paralelamente al eje longitudinal del aeroplano, en el sentido de la marcha o en el opuesto.
En vuelo normal el parabrisas, no tenía influencia, quedando en una posición de equilibrio; pero en el momento en que el aeroplano tomara una posición de descenso, la mayor velocidad del viento empujaba hacia atrás el sistema móvil y por una articulación de palancas, transmitía el movimiento al mando de profundidad del aeroplano, que conseguía situar al aparato en su posición inicial. Cuando el aeroplano encabritaba, los movimientos eran inversos.
Portada del semanario Avante, referida al "farinato aviador"
El estabilizador transversal pendular formado por el piloto y su asiento, hacía que al inclinarse el aparato, el péndulo, que tendía a seguir en posición vertical, actuaba sobre los cables de mando de las aletas disminuyendo la incidencia del ala que subía, al mismo tiempo que aumentaba la que bajaba.
El “Aerostable”, fue construido en los talleres de Aviación de Cuatro Vientos y voló en Vitoria y aunque superó las pruebas correspondientes, desgraciadamente resultó destruido en un mal aterrizaje. Para continuar sus experiencias y poder construir un nuevo aparato solicitó ayuda económica estatal que le fue denegada. En estas circunstancias el Real Aero Club de España, abrió una suscripción nacional que, aunque apoyada por eminentes científicos de la época, Leonardo Torres Quevedo y Santiago Ramón y Cajal entre otros, por la Cámara de Comercio e Industria de Salamanca y por numerosos particulares no alcanzó la cantidad necesaria para el desarrollo del aparato.
A finales de julio de 1915, solicitó marchar como observador a las escuadrillas de aviación de Melilla o Tetuán, pero el coronel Vives decidió no incorporarlo pues ello suponía, dada su antigüedad en el empleo, tener que cambiar a los mandos de las mismas lo que podía originar grandes molestias a dichos jefes.
Durante los siguientes años, continuó mandando la 6ª compañía de la Comandancia del Sur, donde en 1917, se le concedió la Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo y asimismo se insertó en el Diario Oficial una notificación dándole las gracias a este oficial por los servicios prestados durante los sucesos provocados por agitadores profesionales que turbaron el orden público en Madrid. Igualmente en abril de 1919, por Real Orden, de nuevo en nombre del Rey se dan las gracias a este oficial, por el ejemplar comportamiento observado durante la huelga de carteros ocurrida en Madrid.
Desgraciadamente los estudios aeronáuticos y su mando se vieron truncados cuando el 22 de junio de 1919, tuvo que darse de baja para el servicio por encontrarse enfermo. Falleció cinco días más tarde a las 15 horas a consecuencia de una perforación intestinal en el curso de una infección abdominal".


ADOLFO ROLDÁN VILLÉN
Coronel de Aviación
Académico C. de la Real Academia de la Historia

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