jueves, 23 de abril de 2015

Configuración urbana de Ciudad Rodrigo: el espacio de la Plaza de Herrasti (I)

La configuración de lo que hoy conocemos como Plaza de Herrasti[1] nada tiene que ver con sus orígenes. Existe sobrada documentación que nos describe la estructura urbana de la zona que nos ocupa, con la presencia de numerosos inmuebles y varias calles que fueron cambiando su nombre en virtud de los criterios establecidos por los gobernantes o por la propia población. Pero, sobre todo, por la influencia bélica, con sucesivos asedios y bombardeos, y la poliorcética que obligó a prescindir y destruir numerosas casas adosadas a la muralla medieval con el objetivo de mejorar las defensas y favorecer la definición de un adarve capaz de asumir la artillería al uso.

                    Nos encontramos con tres elementos sustanciales en la configuración de la plaza dedicada al general Andrés Pérez de Herrasti, gobernador y defensor de la plaza de Ciudad Rodrigo durante el sitio de 1810. En primer lugar, la Catedral de Santa María, con su puerta principal, la que conocemos por El Perdón, orientada hacia este espacio urbano, que principalmente estaba ocupado por casas pertenecientes al Cabildo; en segundo término, la propia muralla, con protagonismo específico para la desaparecida Puerta del Rey, que incluso cedió su nombre a la calle y plaza lindera; y, por último, la sucesión de edificios solariegos que existieron en lo que hoy es el inmueble que ocupa el seminario y en la zona enfrentada, junto a la muralla, en donde posteriormente se levantó un cuerpo de guardia y más adelante el edificio de la Comandancia de Ingenieros.
El entorno de la Puerta del Rey (G) en un plano de 1704
          
La definición de este espacio urbano debió ir aparejada al desarrollo de la ciudad desde prácticamente su refundación en el siglo XII. Sin embargo, las actas capitulares de la Catedral del año 1498 hablan del “barrio nuevo de la ciudad, cerca de la Puerta del Rey, intramuros”[2], habitado, según el censo de ese año, por 23 familias. Ángel Bernal Estévez[3], al distribuir la población por colaciones, asigna a la de Santa María, espacio que se corresponde con el entorno de la Catedral, desde la Puerta de San Vicente al postigo de Santa María, que más tarde se denominó Puerta Nueva, vano que se complementa con el de las Amayuelas,  un total de 83 vecinos, que representa el 10,5 del conjunto de la población, fijada entonces en 719 vecinos.
               Antonio Sánchez Cabañas (+ 1627) hace una somera descripción de la Puerta del Rey y de su entorno: A la parte que mira a Portugal está la Puerta del Rey. Diósele este nombre por memoria del rey de León don Fernando el Segundo, que fue el que pobló y çercó a esta çiudad. Entrando por esta puerta ay muy buenos edifiçios y cassas principales; la que más canpea es la cassa y palaçio de los Chaves y Robles. Çerca desta puerta está la catedral, fundaçión del rey don Fernando el Segundo. Saliendo por esta puerta tiene esta çiudad muy largas y apaçibles vistas, huertas y jardines de mucha recreación y gusto, canpos y tierras de pan llevar y el convento de los descalzos de la orden de San Francisco.[4] Siguiendo la Historia civitatense de Sánchez Cabañas, nos encontramos con una de las primeras indicaciones de las calles que conformaban nuestra Plaza de Herrastei “Calle de Mazatrapos, aora de la Piña, calle de la Puerta del Rey, calle de Pacheco Melgar, calle del horno de Santa Ana…”[5]
El siglo XVII fue un periodo de relativa estabilidad para Ciudad Rodrigo, al menos en lo que ahora nos ocupa. Esta apacibilidad comienza a romperse con el inicio del siglo XVIII y el protagonismo de la Tierra de Ciudad Rodrigo en la Guerra de Sucesión. En 1703 empiezan en la comarca mirobrigense las hostilidades con los aliados en defensa del trono portugués. En 1704 se va formalizando la guerra: el rey don Pedro y el archiduque Carlos en persona, al frente de un ejército de 30.000 hombres, se dirigen de nuevo contra Ciudad Rodrigo, cuya defensa fue amagada meses antes. Vuelven a desistir en su empeño y se retiran. En 1705 repiten la misma tentativa con idéntico resultado. En 1706, en mayo, se desatan otra vez las hostilidades y caen entre el 18 y 22 de mayo los principales conventos. El 24 y 25 de mayo se bombardea la ciudad con dos baterías situadas en el teso de San Francisco y junto al convento de Santo Domingo. Llega la capitulación el 26 de mayo, después de un sitio que duró ocho días. Estuvo ocupada por el enemigo hasta el 4 de octubre de 1707, liberándose a las cuatro y media de la tarde: “Abrióse la brecha entre la puerta del Conde y la parroquia de Santo Tomé, que era junto a las casas de don Francisco de Jaque y Campofrío”.[6] Sin embargo, el asalto se concretó entre las puertas del Rey y la de Santa Cruz, en cuyo trayecto había en la muralla una estacadilla, que dio nombre a la calle inmediata.
Cerco a Ciudad Rodrigo por las tropas portuguesas en la Guerra de Sucesión
“La ciudad, con la ocupación del enemigo y los dos sitios quedó tan destruida y arruinada que fueron demolidas más de 630 casas, unas por el fuego y bombardeo y otras por orden del rey para la fortificación y terraplén interior para el manejo de la artillería y para la estrada cubierta, fosos y explanada exteriores”.[7] En el libro de acuerdos de 1708[8], concretamente en la sesión de 14 de febrero, encontramos, ante la petición para alojar a las personas que habría que nombrar como capitanes de otras tantas compañías, se dice que no procede, de momento, tal elección por no hauer oportunidad para ellos mayormente con las ruinas y destrozos que an causado los golpes que a lleuado este pueblo en que an perecido muchisimas casas y aun de las que an quedado se ban desaziendo algunas para adelantar la fortificacion. Y, en efecto, en 1710 está ya configurada la nueva estructura de la fortificación, con su puertas y cuerpos de guardia, con sus torreones, la ampliación del adarve y la definición de los fosos, con la necesaria desaparición de las casas que estuvieron adosadas a la cerca medieval, tanto dentro como fuera de los muros. Porque hay también que recordar que en las afueras de la Puerta del Rey había una nutrida barriada que se extendía hasta el pequeño teso de San Francisco.
Plano de 1706 en donde se aprecia la brecha en la muralla

 El historiador local Jesús Sánchez Terán[9] incide también en las consecuencias que deparó para este espacio urbano la Guerra de Sucesión, apuntando algunos elementos para su configuración: “Antiguamente no existió la Plaza de Herrasti. En su área, comprendida entre la Catedral, el seminario y la muralla, existieron cuatro calles cuyas edificaciones, que debieron sufrir mucho durante la Guerra de Sucesión, quedaron definitivamente arruinadas en los asedios de la Guerra de la Independencia. Es notorio que aquel sector fue el más castigado por los bombardeos, en ambas luctuosas épocas. De las indicadas calles, una, la principal, era la del Rey, llamada así porque se dirigía a la puerta de la muralla del mismo nombre. De la calle del Rey salían otras tres, que se denominaban Rincón de Santa Ana, calle de la Calcerrada[10] y calle de Segovia”. De esta configuración da algunos detalles que veremos más adelante.

[1]  Llamada así desde final del siglo XIX en honor de Andrés Pérez de Herraste, general gobernador y defensor de la plaza de Ciudad Rodrigo en 1810, durante el sitio napoleónico en la Guerra de la Independencia.
[2] BERNAL ESTÉVEZ, Ángel. El concejo de Ciudad Rodrigo y su tierra en el siglo XV, en una referencia al A.H.C.R., actas de 26    y 28 de noviembre de 1498.
[3]  Obra citada.
[4]  SÁNCHES CABAÑAS, Antonio. Historia civitatense.
[5]  SÁNCHEZ CAÑAÑAS, Antonio. Op. cit.
[6]  HERNÁNDEZ VEGAS, Mateo. Ciudad Rodrigo. La Catedral y la ciudad.
[7]  HERNÁNDEZ VEGAS, Mateo. Ob. Cit.
 [8]  ARCHIVO HISTÓRICO DE CIUDAD RODRIGO.  Libro de Acuerdos de 1708.
 [9]  SÁNCHEZ TERÁN, Jesús. Fichas mirobrigenses. Publicadas en sucesivos años en La Voz de Miróbriga.
[10]  Etimológicamente calle cerrada, sin salida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por participar en esta página.