jueves, 28 de mayo de 2015

Otro intento, en 1918, de construir una plaza de toros

El edil Jesús García Romero, reenganchado al Consistorio tras su elección como representante del Arrabal de San Francisco, vio de nuevo la oportunidad, años después -ya hemos escrito de su contumacia taurina-, de replantear la construcción de una plaza de toros estable en Ciudad Rodrigo. Y así firma una nueva proposición[1] para dotar a la población de un coso taurino. En esta ocasión se suman inicialmente a la propuesta los también concejales Eugenio Sevillano Muñoz y Anacleto Sánchez-Villares y Sánchez. Los tres presentan su iniciativa al Ayuntamiento en la sesión del 11 de mayo de 1918 con el “objeto de llevar a cabo la construcción de una plaza de toros en esta ciudad a cuyo efecto el inspector de obras municipales presentaría el plano y presupuesto correspondiente”.

La base del proyecto viene a ser similar a la mostrada en ocasiones anteriores: El Ayuntamiento cooperaría a dicha obra consignando 5.000 pesetas en acciones en sus presupuestos de 1919 y 1920; que se nombrara una comisión de concejales a los que se podía unir las personas influyentes que esta creyera conveniente para conseguir el número de acciones precisas para la realización de la obra, citando después a junta general de accionistas para la constitución de dicha sociedad, la que nombraría después la junta constructora de dicha plaza.
Mulillas y mulilleros en una e las puertas de la antigua plaza de toros del Hospicio. La fotografía es de 1923
La propuesta la defendió lógicamente Jesús García Romero repitiendo argumentos ya conocidos, como que sería “conveniente que tuviera realización para el fomento de los intereses de la población como ocurría en la mayor parte de ellas y, además, porque con tal obra en el próximo invierno tendría ocupación la clase obrera”.
Interviene el concejal Joaquín Aparicio Ruano, quien mostró su conformidad con todo lo expuesto, aunque arguyendo que “el asunto era de grande importancia para que en el acto se pudiera decidir”; además, dejó ver su parecer de que “la subvención que se reclamaba era muy subida para las condiciones económicas del municipio”, algo en lo que estuvo también de acuerdo el edil Emeterio Pacheco Flores, quien se inclinó por dejar “el asunto ocla Corporación, José Pérez Solórzano[2], asignó la valoración de la propuesta a una comisión integrada por los tres concejales proponentes y Joaquín Aparicio.
ho días sobre la mesa para estudio de los señores concejales” y volver sobre él en la próxima sesión. García Romero lo aceptó y el presidente accidental de
El plazo estipulado no se cumplió y la propuesta no fue examinada por la comisión, como recordó Jesús García Romero en la siguiente sesión, celebrada el 18 de mayo. Por eso, ruega a la presidencia, y así se le concede, que los concejales comisionados estudien el asunto “a la mayor brevedad a fin de que el proyecto pudiera ser un hecho en plazo breve”.
El estudio se realiza y se dan los primeros pasos para llevar a efecto la consecución del ansiado coso taurino, pese a que en la sesión del 25 de mayo todavía no se había “evacuado informe conferido para la construcción de una plaza de toros a fin de que se practicasen gestiones para la adhesión de accionistas”. El Consistorio da su autorización para difundir la iniciativa, como se recoge en la sesión del 1 de junio en la que también se da cuenta de una “carta circular hecha por la comisión nombrada para recabar adhesiones a fin de construir en esta población una plaza de toros”.[3] Pero el proyecto quedó, de nuevo, en solo eso.

[1] “Proposición. Los concejales que suscriben a la ilustre Corporación tienen el honor de exponer que con el fin de evitar la calamitosa situación que sufren en los inviernos la clase artista y obrera de esta población, por la carencia absoluta de trabajo en sus oficios respectivos, dando esto lugar a que abandonen su patria para buscar el sustento con su honrado trabajo a extrañas tierras; procurando poner remedio a estos males, así como al propio tiempo cumplir con el deber que el cargo les impone de procurar el fomento de esta ciudad, proponen: 1º. Que por el señor inspector de obras municipales sea presentado el plano y presupuesto para la construcción de una plaza de toros en esta población. 2º. Que este Ayuntamiento acuerde para cooperar a dicha obra la consignación de 5.000 pesetas empleadas en acciones para sus presupuestos de los años de 1919 y 1920, respectivamente. 3º.  Que acuerde igualmente sea nombrada una comisión de señores concejales, pudiéndose unir a esta las personas influyentes que esta comisión considere oportunas para hacer cuantas gestiones consideren necesarias a fin de conseguir el número de acciones precisas para llevar a efecto las obras de dicha plaza de toros. 4º. Conseguido por esta comisión el completo de acciones con arreglo al presupuesto y plano de dicha plaza, citará a junta general de tres accionistas para proceder a la constitución de dicha sociedad, a cuyo cargo queda el nombramiento de la junta gestora de dicha plaza. Casa Consistorial de Ciudad Rodrigo, a 11 de mayo de 1918. [Fdo.] Jesús Gª. Romero, Eugenio Sevillano, Anacleto S. Villares”.
[2] José Pérez Solórzano había sustituido de manera provisional a Juan de Nogales Delicado-Arias, tras su dimisión irrevocable. Asumió la Alcaldía el 3 de agosto de 1918 y se mantuvo al frente del Consistorio hasta el 15 de diciembre de 1919.
[3] La Feria de Mayo se celebró siguiendo la pauta de anteriores ediciones, según refiere el semanario Avante de 1 de junio de 1918: “Con la animación y extraordinaria concurrencia, con que viene celebrándose nuestra renombrada feria, se ha celebrado en el presente, habiendo contribuido a ello el buen tiempo. Se hicieron muchas transacciones de ganado vacuno, caballar, mular, asnal y de cerda los cuales se han cotizado a precios fabulosos. La oferta ha estado en relación con la demanda, por haber concurrido gran número de compradores.”

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