lunes, 4 de mayo de 2015

Festejos taurinos con motivo de la Exposición Regional de Bellas Artes, Industria y Comercio de 1900

Para la organización del programa de actos vinculado a la Exposición Regional de Bellas Artes, Industria y Comercio, que se celebraría en Ciudad Rodrigo entre el 26 de mayo y el 5 de junio de 1900, el Ayuntamiento crea una comisión cometida para definir todos los aspectos del magno acontecimiento. En una de las reuniones previas, celebrada el 21 de noviembre de 1899, se elabora un documento en el que se perfila prácticamente todo el contenido que se pretende dimanar de la Exposición Regional. En un amplio memorando[1] hay dos referencias al desarrollo del capítulo taurino. En la primera, referida a la organización de las corridas de toros se afirma que, “aprobada la proposición, se acordó, en primer lugar, que la plaza se construyera por cuenta de los carpinteros o particulares que quisieran hacerla, dándoles el cierre de la plaza que se emplea en las corridas de Carnaval, con las mismas condiciones, para lo cual se nombró a los señores Escanilla y Sánchez a fin de que entendieran con los carpinteros y demás que quisieran tomar parte en la construcción. Para tratar del ganado se autorizó a D. Juan Hernández Aparicio y D. Antonio Martín, D. Juan José Sevillano y D. Baltasar Hernández”.

            La segunda referencia, que lleva por encabezamiento “De la lidia de las reses de las corridas”, abunda en un contenido formal, buscando una promoción y difusión asentadas en los valores ancestrales: “Para darles el carácter provincial, se autoriza al señor presidente a fin de que dirija circulares a los pueblos para que los charros que toreen mejor concurran a disputarse, sorteando los premios que se acordarán en la inteligencia que han de vestir para la lidia el traje clásico del país”. Una iniciativa que, a la postre, no tuvo continuidad si nos atenemos al desarrollo final de los festejos taurinos que se programaron y celebraron.
Francisco Parrondo, El Oruga
            Los trámites para la construcción de la plaza de toros siguen su curso[2] y así nos encontramos en un suelto del semanario Miróbriga[3], en el número del 25 de febrero, con que “se ha cerrado el contrato con los carpinteros de esta localidad Manuel Sánchez, Francisco Luis, Dámaso Gómez, Eusebio Hernández, Ángel Moraleja, Emilio Hernández y Narciso Sánchez para la construcción de la plaza de toros, teniendo que darla terminada dichos señores el día 20 de mayo próximo”.
El 14 de marzo de 1900, los empresarios que ya construían la nueva plaza del Hospicio para celebrar “corridas de novillos con toros de muerte en la próxima Feria de Mayo”, pidieron al Ayuntamiento la aportación de “35 a 40 tablones” para reemplazar a los que había facilitado el Consistorio del maderamen cedido del cierre habitual de la plaza en Carnaval y que, según criterio de los constructores, eran “inservibles”. Asimismo, solicitan a la Corporación “25 ó 30 vigas para los palcos”. Después de sopesar el asunto, el Ayuntamiento decide recurrir a los almacenes municipales para que “se sierren y se le entreguen los tablones”; igualmente exponen que “se le concedan también en calidad de devolución 25 vigas de chopos”, siendo de su cuenta el corte y previa intervención de la comisión municipal de Arbolado; claro que, con antelación, se realizaría el inventario correspondiente para ajustar los términos del préstamo.
La labor era ingente y había dudas de que la plaza de toros no estuviese lista para los fastos de mayo. En una información de El Adelanto[4], en su número del 9 de mayo, se recoge el rumor que circula por la ciudad sobre las dificultades para rematar el coso taurino antes de que se inaugurase la exposición regional, pese a que en ese momento trabajan más de cien obreros en su construcción.
Pero los trabajos continúan y ya en un suelto del semanario Miróbriga se avanzaría unos días antes del inicio de la Feria de Mayo que El Oruga[5] y su cuadrilla lidiarían en la plaza de Ciudad Rodrigo las reses procedentes de las ganaderías de los hermanos Angoso[6], de Villoria de Buenamadre, y de Moral de Castro[7].
La magnitud y relevancia de los actos de la Exposición Regional de Bellas Artes, Industria y Comercio tuvo buena referencia en los festejos taurinos organizados en la nueva plaza del Hospicio. Entre ellos destacaron tres corridas de toros, celebradas los días 27, 29 y 31 de mayo[8], que se sumaron a otros espectáculos públicos, como “funciones cómicas” o conciertos de música en las recién estrenadas instalaciones. Destacaron también en la plaza de toros el desarrollo de un torneo que suponía el colofón del argumento de una cabalgata histórica vinculada a los avatares mirobrigenses, las maniobras de un batallón infantil o el concurso de “bailes del país”[9].
Pese a los malos augurios y las intoxicaciones que aparecieron en algún medio provincial, la plaza estuvo a punto el día 27 para acoger la corrida inaugural, con la lidia de toros de Victoriano Angoso y la participación de la cuadrilla de El Oruga. Manuel Rubio, un redactor de El Adelanto desplazado a Ciudad Rodrigo[10] para cubrir la información de la exposición regional, da cuenta del festejo en la crónica[11] que inserta en la edición del día 29. Sobre las condiciones de la plaza de toros explica que “el nuevo circo taurino, construido por unos cuantos carpinteros de esta localidad, es capaz para 4.500 espectadores y parece bastante sólido, aunque se nota en él la falta de la barrera, lo que ayer nos proporcionó sustos muy muchos, pues casi todos los toros pretendieron saltar al tendido y algunos anduvieron muy cerca de conseguir sus propósitos”.
Victoriano Angoso
Del desarrollo de este primer festejo, el redactor salmantino da tan solo unas pinceladas, centrándose en lo accesorio: “El ganado resultó superior, acaso por no haber picadores; muy bien criados y con armas y sabiduría suficiente para poner en cuidado a los príncipes del toreo”. Y respecto al aspecto de la plaza señala que hubo un “sobrelleno” de entrada, “pues me parece que había en la plaza más personas de las que buenamente caben”, matiza. Además se fija en que en los palcos y tendidos hay “soberanas bellezas, adornadas con la clásica mantilla blanca”, que “lucían sus gracias y eran el mejor adorno de la fiesta”.
Rubio, en la edición del citado diario salmantino de 31 de mayo, da cuenta con más detalles de la segunda de las corridas: “La segunda corrida de novillos –dice- se ha verificado con el mismo lleno que la anterior, lidiándose ganado de don Francisco Angoso, de La Moral de Castro.
“El primero era un elefante que ha pesado 31 arrobas. El Oruga le dio muerte de un estoconazo horroroso y cortó la oreja. El segundo sufrió bajo el poder de Parrondo y colegas herejías y atrocidades indignas del último villorrio, y acabó asesinado a traición. Lo más notable del tercero fueron los pares de banderillas del feo y simpático Cuchareta[12], que recogió bronca suficiente para una estatua de tamaño natural. Lo demás, mediano”, sentencia el redactor antes de anunciar su regreso a la capital y dejar al corresponsal de Ciudad Rodrigo que siguiera con su trabajo. Así, en el diario del día 2 de junio, da cuenta del último festejo a través de su corresponsal: “Con mediana entrada se celebró la tercera y última corrida de toros, lidiándose ganado de don Francisco Angoso, de Moral de Castro, por los mismos diestros que en las anteriores. Los toros muy bien presentados y con bravura, dieron juego, siendo estoqueados por El Oruga, que lo mismo mata toros que mataría elefantes si se le echaran: tal maña se le da en la suerte suprema”.
Pero de lo ocurrido en los festejos taurinos de aquel final de mayo de 1900, encontramos reseña más amplia de manos del redactor-corresponsal accidental del diario salmantino El Lábaro[13], Manuel de Bedmar[14], desplazado también a Ciudad Rodrigo para cubrir la información vinculada a la exposición regional y los juegos florales. Cuenta De Bedmar que “la corrida, cuyo resultado adelanté ayer[15], fue buena. Los tres toros de D. Victoriano Angoso, cuyos números y nombres eran: primero, Corujo, cárdeno claro, bragado, número 17; segundo, Soberbio, negro albardado, número 29; y tercero, Zarcito, negro bragado, número 68, fueron de excelente lámina y trapío, demostrando el esmero y la inteligencia con que cría sus toros el afamado ganadero de Villoria. Demostraron asimismo mucha bravura, principalmente el segundo y el tercero; todos intentaron saltar las barreras, proporcionando algunos sustos a los aficionados que las ocupaban, que descargaban sobre ellos una nube de palos.
“El matador Oruga, que vestía traje verde y oro, estuvo regular en la muerte y aceptable con el capote; la cuadrilla, bastante bien. La plaza, como le decía, estaba materialmente llena; hecha con una gran precipitación, se nota en ella algún defecto; es el principal, y quizás el único, la falta de unas maromas sobre las barreras para impedir que, como ayer, meta la cabeza en el tendido algún toro y pueda ocasionar una desgracia; pero este defecto, fácil de subsanar, y algunos otros pequeñísimos, que pueden notarse, no deben tenerse en cuenta en gracia al poco tiempo en que la plaza se ha hecho”.
Manuel de Bedmar y Larraz, que pensaba haber regresado de forma inmediata a Salamanca, concretamente el día 29, vistos los agasajos que recibió y los compromisos sociales adquiridos en Ciudad Rodrigo, pospuso su viaje a la capital. Por eso, sigue con su trabajo de corresponsal y en la carta informativa que remite al director de El Lábaro, insertada en el periódico del 30 de mayo, cuenta que “hoy reina grandísima animación para la corrida de toros. Las localidades, casi todas han sido vendidas, sin que la entrada llegue a la anterior corrida. Sin embargo, el aspecto de la plaza es para satisfacer al más descontentadizo de los empresarios. El calor es bastante fuerte; el tiempo espléndido y hay gran curiosidad por conocer el resultado de los toros de don Francisco Angoso. Estos, cuyos nombre han sido Parrito, negro zaino; Cegileño, negro, y Galeote, negro, lombardo, estaban hermosamente criados y eran de respetable tamaño, siendo los dos primeros dos hermosos animales; el tercero, sin ser feo, era cariavacado y estaba más sacudido de carnes que sus hermanos, pero en cambio ha sido el más bravo y manejable de la tarde.
“Oruga acabó con el primero de una estocada algo desprendida que tumbó al toro sin necesitar puntilla, ganando la oreja. En sus otros dos ha estado desacertadísimo: en el segundo oyó una fenomenal pita por haberle muerto de una puñalada a traición en un brazuelo desde el burladero; en el último entró mal. Cuchareta ha bregado mucho y bien y ha obtenido grandes aplausos al parear. Los demás, bien.”
Si hemos visto que la plaza de toros presentaba algunos pequeños defectos, dada la precipitación con que se hizo y los recursos utilizados, no parece tampoco extraño que hubiera algunos problemas de organización y gestión. Los trámites para celebrar las corridas no se debieron hacer con la rectitud acostumbrada, pues el 7 de junio la Administración de Hacienda envía un escrito al alcalde en el que manifiesta que, tras haberse enterado por los periódicos de la celebración “en esa ciudad de tres corridas de toros”, no se han cumplimentado los trámites administrativos correspondientes, caso de la “declaración de altas, según previene el artículo 15 del vigente reglamento de la Contribución Industrial”. Por eso, insta a la Alcaldía a que “lo haga inmediatamente, sin perjuicio de las responsabilidades que puedan erigirse a quienes corresponda si resultaran lesionados los intereses del Estado”. Asimismo, Hacienda exige al Ayuntamiento un certificado con el número de personas que han asistido a los espectáculos para la “práctica de las liquidaciones oportunas”.


[1] AHMCR. Caja 305. Exposición Regional.
[2] Según informa el semanario Miróbriga en su número 4, de 18 de febrero de 1900, había interés particular por asumir el montaje y organización de festejos taurinos vinculados a la Feria de Mayo y por extensión al programa de la Exposición Regional de Bellas Artes, Industria y Comercio: “El lunes último fue entregado a la comisión organizadora de los festejos de la Feria de Mayo el pliego de condiciones bajo las que varios carpinteros de esta [ciudad] se comprometen a construir para entonces una plaza de toros y dar en ella, con la correspondiente cuadrilla, tres corridas de capea y muerte. Aún cuando nada se ha resuelto por la comisión, casi podemos asegurar que aquellas serán aceptadas y por tanto que en la forma expuesta quedará modificado el festejo que de idéntica índole figura entre los que pensaba dar el I. Ayuntamiento”
[3] PEREIRA, Jesús. Ibídem, número del 22 de abril de 1928: “Miróbriga. Semanario de intereses generales de la población. Salió el primer número el 28 de enero de 1900 y murió el 20 de octubre de 1901, constando su colección de 86 números. Se imprimía en casa de la Viuda e Hijos de Cuadrado y salía al público los domingos. Lo dirigía don Juan Ballesteros y, además de este, escribían don José Escanilla, don Pedro Hernández Moro y don Mateo Hernández Vegas. El fin del periódico, casi exclusivo, fue la campaña y propaganda en pro de la Exposición Regional de Artes e Industrias celebrada en Ciudad Rodrigo en mayo de 1900, de cuya comisión organizadora fue el órgano oficial. Publicó los retratos de los individuos de dicha comisión y algunas vistas de Ciudad Rodrigo”.
[4] El Adelanto. Diario político de Salamanca. Su primer número fue publicado el 22 de julio de 1883 y continúa editándose. En un suelto del 9 de mayo de 1900 se informa de que “En Ciudad Rodrigo trabájase activamente en la construcción de la nueva plaza de toros, en la que hay empleado, actualmente, más de cien obreros. Sin embargo, hemos oído decir que esta es muy difícil que quede construida para la época de la Exposición”.
[5] En un suelto de El Heraldo de Madrid, en su sección de estafeta taurina, se anuncia que “el matador de novillos madrileño Francisco Parrondo, Oruga, ha sido contratado para torear en Ciudad Rodrigo los días 27, 29 y 31 de mayo”.
[6] De uno de ellos, Victoriano Angoso Blanco, procedería la actual ganadería anunciada a nombre de Hermanos Angoso Catalina, fundada por aquel en 1908.
[7] Debe tratarse de la finca La Moral de Castro, en Garcirrey, en donde Eloy Lamamié de Clairac estableció ganadería en 1885 con reses de Mazpule y un añadido de Martínez, y antes estaba establecido Francisco Angoso Blanco.
[8] AHMCR. En un documento referido a los “actos celebrados en el año de 1900”, se apunta que, aparte de El Oruga, actuó Luis Mazzantini: “En días sucesivos [hubo] corridas de toros en la plaza instalada en los patios del Hospicio, actuando Mazzantini y El Oruga, con llenos completos”.
[9] En la crónica de los actos conmemorativos aparecida en el semanario Miróbriga se señala que en el concurso de bailes solo participaron dos parejas: “Una de Fuentes de S. Esteban, que la formaban Brígida Colmenero Bernal y Miguel Méndez Bernal, que por suerte fueron los primeros en romper el baile. Seguía a esta la pareja Eduviges Tapia Matilla, de Alba de Yeltes, y Agustín Hernández García, de Diosleguarde.
[10] “Además de tener en Ciudad Rodrigo un activo e ilustrado corresponsal que nos informará diariamente de cuanto allí ocurra durante la Exposición, ayer salió con el mismo objeto para dicha población nuestro compañero de redacción señor Rubio”. De El Adelanto, número 4.616 de 27 de mayo de 1900, pág. 3.
[11] En el número del 28 de mayo El Adelanto incluye un telegrama avanzando el desarrollo de este primer festejo: “Ciudad Rodrigo, 27 (7 t.). Inaugurada plaza lleno completo. Toros Angoso buenos, muy bien criados. Oruga regular dos primeros, bien último. Cuadrilla aceptable. Carta detalles. Rubio”. En El Lábaro de este mismo día se afirma que “a las dos de la tarde se han acabado las entradas de los toros; el entusiasmo que reina es indescriptible. Ciudad Rodrigo está de gala”.
[12] Aniceto Ajo, Cuchareta. Puede tratarse del banderillero y posterior torero segoviano nacido a finales del siglo XIX en Nava de la Asunción, que cobró cierta fama por el uso de la garrocha en la lidia, tal vez por el miedo, jindama, que parece profesaba en esta faceta taurina, según afirman algunos críticos. Fue después el primer apoderado de Julián Sainz, Saleri II.
[13] Fue un diario independiente de Salamanca que inició su publicación el  24 de marzo de 1897. La noticia aparece en el número 1.010, de 29 de mayo.
[14] Manuel de Bedmar y Larraz aparece como notario en Algeciras en 1919 en un anuncio del diario ABC.
[15] En el número del 28 de mayo encontramos un telegrama que adelanta lo ocurrido en el festejo: “Ciudad Rodrigo 28, 11,20 m. Corrida inauguración lleno rebosado. Toros Victoriano Angoso, buenos y bien criados. Oruga regular. Cuadrilla aceptable. Detalles carta”.

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