domingo, 29 de marzo de 2015

Exclaustración, desamortización y nuevos usos del convento de Santo Domingo (III)

La primitiva iglesia de Santo Domingo, tras ser integrada en la estructura conventual y cobrar un protagonismo específico, había sucumbido tras aguantar las decisiones de la milicia de convertirla, tras los sitios de la Guerra Peninsular, en una referencia defensiva con el montaje de una batería. La paulatina ruina hizo que fuera desmoronándose y perdiendo progresivamente su entidad, hasta desaparecer.

De hecho, cuando a final de 1872 el Ministerio de Guerra se plantea la venta de la parte que ocupaba en el antiguo cenobio dominico, el Ayuntamiento interesa la concesión de todo el edificio para escuelas y que “la parte que ocupó la iglesia y que hoy constituye una plazuela, quede de dominio público para comodidad del vecindario”.
Restos del convento de Santo Domingo en un plano inspirado en Coello
Del antiguo monasterio dominico, en el último tercio del siglo XIX apenas quedaba útil la escuadra formada por dos de los pabellones que definían el edificio en sus partes oeste y sur. La cerca de la huerta había sido destruida parcialmente tras los asedios napoleónicos y lo que de ella quedó fue derribada por el presbítero Juan Muñoz para facilitar la comunicación entre los terrenos que había adquirido en la subasta de la desamortización. Además, el cuerpo de la iglesia había desaparecido, lo que permitió dejar una amplia plazuela que, con el paso de los años, iría perdiendo entidad, ya fuera por la intercesión municipal que cedió distintas superficies para levantar viviendas o industrias, o la llana venta de propiedades en función de las necesidades de una u otra parte, siempre que se tuviera conocimiento exacto de la propiedad.
Es el caso, por ejemplo, de la instancia presentada por Juan Mirat Tejedor, en noviembre de 1872, solicitando que para edificar de nueva planta una fábrica de jabón se le conceda “un pedazo de terreno de 25 metros de ancho y los que resulten de largo hasta tocar con la pared del edificio titulado cuartel de Santo Domingo y tomada en consideración por el Ayuntamiento acordó que la comisión de Policía Urbana lo reconozca y señale quedando a cargo del señor Mirat ventilar las cuestiones que pudieran ocurrir sobre la pertenencia del terreno”. Y años más tarde, en 1875, Francisco Fernández Musías solicita en el Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo un documento en que se haga constar la concesión que se le hizo de un terreno en la plazuela de Santo Domingo para construir una casa.
Pese a la renuncia expresa, en febrero de 1873, del gobernador de la plaza para continuar utilizando las dependencias que tenía asignadas como cuartel de caballería, el Ayuntamiento no logra conseguir para esa parte del exconvento dominico un uso exclusivo. Es más, como ya habíamos anunciado, se presentan desavenencias por la utilización de la puerta de acceso al edificio y que hasta ahora habían compartido los dos servicios públicos.
El 8 de septiembre el Consistorio se manifiesta contrario a la actuación seguida por la Comandancia de Ingenieros al tapiar la citada puerta: “Habiéndose hecho presente que ha sido tapiada la puerta del edificio exconvento de Santo Domingo que servía de entrada y ha servido siempre para las habitaciones de la escuela de niñas privándose al municipio del derecho que tiene y que ha usado desde que fue cedido el citado edificio, se acordó oficiar al señor gobernador militar de la plaza a fin de que tenga a bien ordenar al comandante de Ingenieros quede la puerta como antes se encontraba para evitar perjuicios, reservándose en otro caso el Ayuntamiento hacer uso del derecho que crea asistirle”. Es decir, que incluso amenazan con otro tipo de acciones si no se reabre la puerta.
Restos del convento de Santo Domingo en 1994
Pasan casi dos meses, y no hay contestación del gobernador militar: “No habiendo contestado el señor gobernador militar de esta plaza al oficio que se le dirigió respecto del uso de la puerta del ex convento de Santo Domingo que ha sido cerrada sin contar para nada con el Ayuntamiento, no obstante ser uno de los dueños del edificio, se acordó recordárselo y caso de no resolver, que el señor alcalde use de los medios que sean procedentes para no decaer el Ayuntamiento del derecho que le asiste al uso de entrada y salida por la puerta tapiada”. Ante esta nueva conminación, el gobernador, tras haber recibido el informe del comandante de Ingenieros, se dirige a la Corporación transcurridos otros dos meses: “Se leyó oficio del señor gobernador militar de la plaza trasladando otro del comandante de Ingenieros de la misma, contestando al que se le pasó por el Ayuntamiento referente al uso de la puerta de entrada del edificio del ex convento de Santo domingo. Visto por el Ayuntamiento y resultando que hay una equivocación en el modo de apreciar el uso de la puerta y hasta en calificarla como de pertenencia del ramo de guerra por formar parte integrante de la que posee la plaza en el edifico de Santo Domingo, cuando en ella misma tiene la municipalidad las habitaciones altas, se acordó insistir en la reclamación y que en el caso de que no se acceda a ella se gestione según proceda con arreglo a las leyes”.

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