Las iniciativas
continúan durante esa década, pero no será hasta la de los años 80 cuando se
fragüe la consolidación de la plaza del Hospicio. La proposición partiría en
principio del propio Ayuntamiento, ya que el concejal Agustín Romo Mesa
abandera la propuesta, aunque las gestiones ante la Diputación para ceder
el terreno no se iniciarían hasta el mes de enero de 1881 y se dilatarían más
de lo previsto.
La respuesta nos la encontramos el 20 de abril de 1882, cuando el
presidente de la
Diputación en funciones, el radical Petronilo Orea, a través
del diputado Ángel Martín García, comunica al alcalde[1] que la Corporación provincial,
en sesión del día 15, ha
accedido a su solicitud del 13 de ese mismo mes y, por lo tanto, se cede una
cortina de la Casa-Cuna
“con el objeto de construir en ella una plaza provisional de toros”. Para los
trámites oportunos se acuerda también que “se oficie al administrador del
establecimiento referido para que, previo consentimiento del arrendatario, se
ponga a disposición de ese Ayuntamiento la expresada cortina, con la condición
de que la devuelva en el mismo estado que se encuentre”.
Paseíllo de una corrida de toros en la plaza del Hospicio |
La plaza provisional comienza a levantarse. Hay gran expectación entre
los mirobrigenses, algo que dificulta las labores que hasta ahora se venían realizando
en estos corrales del Hospicio. Así lo pone de manifiesto el ganadero Manuel
Sevillano, que tenía en arriendo la finca San Román, en una carta que dirige el
13 de mayo al alcalde, fecha en la que, como veremos, prácticamente está
rematada la plaza, íntegramente realizada con madera.
Sevillano advierte al Consistorio de las labores ganaderas que va a hacer
y de la afición que genera en el público, más si cabe con la existencia de
graderíos desde donde observar cómodamente la operación: “Teniendo que encerrar
–dice- cierto número de reses vacunas en la plaza que se está construyendo en
los corrales de la Casa-Cuna
de esta población, para señalar, castrar y jarretar, cuya operación tengo
proyectado llevar a efecto el día 15 del corriente a las tres de la tarde y
como esto ha de producir aglomeración de gente en dicho punto, lo pongo en su
conocimiento, en solicitud de su permiso primero y después para que disponga lo
que crea conveniente para que el orden no se altere”.
Un día después, como medida de precaución, el alcalde ordena a Gerardo
Corpas Hilera, “maestro de obras y agrimensor”, además de “maestro de obras
militares y municipales”, que haga un reconocimiento e informe del estado de la
plaza que se está construyendo. El informe está datado el 15 de mayo de 1882.
El técnico ha realizado una “inspección ocular” en la que ha visto la necesidad
de afrontar algunas reformas y mejoras que pone en conocimiento del alcalde y
que nos da idea de cómo era el coso taurino y de sus deficiencias iniciales,
recogidas en la memoria que traslada al Ayuntamiento y que concreta en una
serie de puntos:
“1º.- La necesidad ya reconocida por el constructor de la plaza de apoyar
el segundo tramo de la escalera para los palcos y galerías; asegurar el
cerramiento de la galería en la parte correspondiente a la puerta de caballos;
tornapuntar las balaustradas de las galerías, apretar todas las tuercas de los
tornillos en los empalmes; cerrar los lados de las galerías en la parte
correspondiente a las uniones bajas con los palcos, colocar tornapuntas cuando
se termine la sobrepuerta de caballos y recorrer los pisos en toda la extensión
cuatro horas antes de empezar la corrida.
“2º.- Que con objeto de evitar los desperfectos materiales que produciría
el abuso de golpear con palos y saltar por las gradas de los tendidos, se hace
preciso prohibir al público por los medios que V. E. juzgue oportunos el que se
produzcan los daños que se mencionan.
“3º.- Que ejecutadas las obras indicadas en el número 1º, la plaza reúne
las condiciones de solidez para el objeto al que se la destina, no pudiendo
garantizar las roturas producidas por fuerza mayor, como es el salto a los
tendidos de un toro y la aglomeración consiguiente de un número excesivo de
personas en un punto dado”.
Y concluye Corpas Hilera con una advertencia, ya avanzando en la
organización y desarrollo de los festejos: debe “ser vigilada constantemente por
los agentes encargados al objeto la parte inferior de la plaza; y estando los
carpinteros preparados para la renovación instantánea de las tablas que
pudieran romperse”.
Unos días antes, en concreto el 30 de abril[2] de
1882, se recoge a nivel nacional la noticia de la pretendida contratación del
diestro Ángel Pastor[3] en
los festejos de la Feria
de Mayo: “El espada Ángel Pastor ha sido escriturado para torear en
Ciudad-Rodrigo”, se dice en un suelto de el semanario El Enano[4], que
además pone en tela de juicio la supuesta retirada del torero toledano. “Esto
es una prueba de que el aplaudido diestro no piensa por ahora retirarse del
toreo, como han dicho sin fundamento algunos colegas”, se explica en la última
página del citado suplemento taurino.
Grabado de La Lidia sobre Punteret en 1888 |
Sin embargo, las gestiones para contratar a Ángel Pastor no fraguaron. El
sustituto que se anuncia es otro diestro con renombre, Fernando Gómez[5], El Gallo, quien tampoco debutaría en la
plaza de Ciudad Rodrigo[6] si
nos atenemos a la referencia que se da en la referida publicación periódica:
“Ni en Ciudad-Rodrigo ha podido torear el jueves y viernes El Gallo, que
sustituía a Pastor…”, por lo que el público mirobrigense tuvo que conformarse
con las actuaciones[7] de los novilleros Santitos[8],
Punteret[9] y
Ojitos[10],
estoqueando cada uno un toro en el festejo del 29 de mayo y repitiendo al día
siguiente[11], aunque las dudas sobre su actuación se mantienen al respecto.
[1] Se
trata de Leopoldo Muñoz Pozo, que ostentó la Alcaldía de Ciudad
Rodrigo entre del 1 de julio de 1881 al 26 de marzo de 1884 y del 16 de mayo de
1884 al 30 de junio de 1885. Hubo en los años anteriores otro alcalde con el
mismo nombre y apellido, Leopoldo Muñoz de la Peña , que ejerció de alcalde de Ciudad Rodrigo en
dos momentos. Así tenemos que ostentó este cargo por primera vez desde el 1 de
enero de 1852 hasta el 31 de diciembre de 1853 y después ejercería la Alcaldía en el período comprendido
entre el 1 de enero de 1869 y el 31 de enero de 1871. Según el padrón de 1867,
Leopoldo Muñoz de la Peña
era natural de Béjar y vivía en la calle de La Salina y en aquel momento
contaba con 40 años de edad. Era propietario y estaba viudo, compartiendo
vivienda con su sobrina, Adelaida Muñoz, de 26 años, y con una criada. En el
padrón de 1840 no aparece inscrito.
[2] El Enano. Suplemento al Boletín de Loterías
y de Toros, en su número 1.626 se refieren los preparativos de una corrida
de toros en Ciudad Rodrigo.
[3] Ángel Pastor Gómez nació en
Ocaña (Toledo) el 15 de junio de 1850. Sus primeros contactos con el mundo de
los toros fueron en Aranjuez, adonde se habían trasladado sus padres, trabajando
en una imprenta que confeccionaba los carteles taurinos. En 1871 ingresó en la
cuadrilla de Cayetano Sanz, actuando como banderillero y peón hasta que decidió
tomar la alternativa de matador el 22 octubre de 1876. Sufrió varios percances
serios en su carrera. Lidió en todas las plazas de importancia de España y
Francia. Falleció el 7 de abril de 1900 como consecuencia de un accidente con
su coche de caballos.
[4] En el
número de 1 de abril de 1882 se vuelve a repetir la noticia.
[5] Colaboradores de Wikipedia. Fernando Gómez García
[en línea]. Wikipedia, La enciclopedia
libre, 2009 [fecha de consulta: 7 de octubre de 2009]. Disponible en <http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Fernando_G%C3%B3mez_Garc%C3%ADa&oldid=29593131>.
“Fernando Gómez García, llamado El Gallo.
Nació en Gelves (Sevilla) el 18 de agosto de 1847 y murió en su localidad natal
el 2 de agosto de 1897. Considerado como el patriarca de la dinastía de los
Gallo a la que pertenecerían sus hijos José Gómez, Gallito (más tarde Joselito)
y Rafael Gómez, El Gallo. Toma la
alternativa en Sevilla, el 16 de abril de 1876, de manos de Bocanegra y Chicorro,
pero como volvió a torear novillos tomó otra en Sevilla el 7 de octubre de 1877,
apadrinándolo José Giradles, Jaqueta.
La confirmó en Madrid el 4 de abril de 1880 de manos de Currito, con toros de
Vicente Martínez. Se le tiene como a uno de los primeros toreros con su propio
sello artístico y se le atribuye el invento del célebre quiebro de rodillas
dado a toro levantado. Torero fino, de mucho repertorio y grandes conocimientos.
El célebre torero Rafael Guerra, Guerrita,
estuvo en su cuadrilla. Se casó con la bailaora Gabriela Ortega. Su padre tenía
una fábrica de petacas. El pasodoble Gallito
está dedicado a él”.
[6] El Enano. Número 1.630, de 30 de mayo de
1882.
[7]
Ibídem. “En Ciudad Rodrigo trabajaron ayer Santitos, Punteret y Ojitos,
estoqueando cada uno un toro, y hoy también habrán toreado los mismos diestros
en el indicado punto”.
[8]
Santos López, conocido por Santitos y
más tarde como Pulguita. Diestro
madrileño que se dio a conocer como puntillero en la plaza de Madrid. Fue
después peón y banderillero, antes de lanzarse como matador de novillos. No
llegó a tomar la alternativa, convencido por unas lacónicas palabras de Salvador
Sánchez, Frascuelo, quien, en
conversación con el padre del novillero, afirmó que no ha habido ningún matador de toros rubio que haya sido bueno.
Así, se conformó con jugar un buen papel en las cuadrillas de Pastor,
Mazzantini o Reverte.
[9]
Joaquín Sanz Almenar, Punteret,
banderillero y matador de toros, nació en Játiva (Valencia), el 10 de octubre
de 1853. Se presentó en Madrid como novillero, cuando contaba 26 años, y tomó
la alternativa en Sevilla, a los 33 años, de manos de Luis Mazzantini. Terminada
la temporada de 1886 viajó a Montevideo, donde obtuvo grandes éxitos. Retorna a
España, donde apenas torea. En 1888 vuelve a Uruguay y allí cae herido mortalmente. Fue corneado en el muslo derecho al
banderillear sentado en una silla en la plaza de La Unión de Montevideo el 26 de
febrero por el toro Cocinero, de
Felipe Victoria. Murió de peritonitis el día 28 a las dos de la tarde. Esa
tarde toreba con El Ecijano. A raíz de esta muerte el Parlamento prohibió los
toros en Uruguay.
[10]
Saturnino Ojitos Frutos Merino. Nació
el 5 de septiembre de 1855 en la localidad madrileña de Fuentes el Zas del
Jarama. De familia torera, se inició en los ruedos como novillero y de ahí a sobresaliente
peón de brega, sumando también a esta función, de forma ocasional, su condición
de promotor taurino. Será siempre recordado como el maestro del matador
mexicano Rodolfo Gaona. Después de su andadura por plazas de segunda de España
y México, falleció en la miseria en Guadalupe (México) el 25 de octubre de
1913.
[11] Sin
embargo, parece llamativo el “telegrama” que inserta del “corresponsal” el
periódico La Correspondencia de
España, en su número del 27 de mayo de 1882: “Ciudad Rodrigo, 26 (7.30 n.).
Toros, suspendidos las dos tardes, efecto de las lluvias”.
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