martes, 17 de marzo de 2015

Ángel Pastor y El Gallo se caen del cartel de 1882

Las iniciativas continúan durante esa década, pero no será hasta la de los años 80 cuando se fragüe la consolidación de la plaza del Hospicio. La proposición partiría en principio del propio Ayuntamiento, ya que el concejal Agustín Romo Mesa abandera la propuesta, aunque las gestiones ante la Diputación para ceder el terreno no se iniciarían hasta el mes de enero de 1881 y se dilatarían más de lo previsto.

La respuesta nos la encontramos el 20 de abril de 1882, cuando el presidente de la Diputación en funciones, el radical Petronilo Orea, a través del diputado Ángel Martín García, comunica al alcalde[1] que la Corporación provincial, en sesión del día 15, ha accedido a su solicitud del 13 de ese mismo mes y, por lo tanto, se cede una cortina de la Casa-Cuna “con el objeto de construir en ella una plaza provisional de toros”. Para los trámites oportunos se acuerda también que “se oficie al administrador del establecimiento referido para que, previo consentimiento del arrendatario, se ponga a disposición de ese Ayuntamiento la expresada cortina, con la condición de que la devuelva en el mismo estado que se encuentre”.
Paseíllo de una corrida de toros en la plaza del Hospicio
La plaza provisional comienza a levantarse. Hay gran expectación entre los mirobrigenses, algo que dificulta las labores que hasta ahora se venían realizando en estos corrales del Hospicio. Así lo pone de manifiesto el ganadero Manuel Sevillano, que tenía en arriendo la finca San Román, en una carta que dirige el 13 de mayo al alcalde, fecha en la que, como veremos, prácticamente está rematada la plaza, íntegramente realizada con madera.
Sevillano advierte al Consistorio de las labores ganaderas que va a hacer y de la afición que genera en el público, más si cabe con la existencia de graderíos desde donde observar cómodamente la operación: “Teniendo que encerrar –dice- cierto número de reses vacunas en la plaza que se está construyendo en los corrales de la Casa-Cuna de esta población, para señalar, castrar y jarretar, cuya operación tengo proyectado llevar a efecto el día 15 del corriente a las tres de la tarde y como esto ha de producir aglomeración de gente en dicho punto, lo pongo en su conocimiento, en solicitud de su permiso primero y después para que disponga lo que crea conveniente para que el orden no se altere”.
Un día después, como medida de precaución, el alcalde ordena a Gerardo Corpas Hilera, “maestro de obras y agrimensor”, además de “maestro de obras militares y municipales”, que haga un reconocimiento e informe del estado de la plaza que se está construyendo. El informe está datado el 15 de mayo de 1882. El técnico ha realizado una “inspección ocular” en la que ha visto la necesidad de afrontar algunas reformas y mejoras que pone en conocimiento del alcalde y que nos da idea de cómo era el coso taurino y de sus deficiencias iniciales, recogidas en la memoria que traslada al Ayuntamiento y que concreta en una serie de puntos:
“1º.- La necesidad ya reconocida por el constructor de la plaza de apoyar el segundo tramo de la escalera para los palcos y galerías; asegurar el cerramiento de la galería en la parte correspondiente a la puerta de caballos; tornapuntar las balaustradas de las galerías, apretar todas las tuercas de los tornillos en los empalmes; cerrar los lados de las galerías en la parte correspondiente a las uniones bajas con los palcos, colocar tornapuntas cuando se termine la sobrepuerta de caballos y recorrer los pisos en toda la extensión cuatro horas antes de empezar la corrida.
“2º.- Que con objeto de evitar los desperfectos materiales que produciría el abuso de golpear con palos y saltar por las gradas de los tendidos, se hace preciso prohibir al público por los medios que V. E. juzgue oportunos el que se produzcan los daños que se mencionan.
“3º.- Que ejecutadas las obras indicadas en el número 1º, la plaza reúne las condiciones de solidez para el objeto al que se la destina, no pudiendo garantizar las roturas producidas por fuerza mayor, como es el salto a los tendidos de un toro y la aglomeración consiguiente de un número excesivo de personas en un punto dado”.
Y concluye Corpas Hilera con una advertencia, ya avanzando en la organización y desarrollo de los festejos: debe “ser vigilada constantemente por los agentes encargados al objeto la parte inferior de la plaza; y estando los carpinteros preparados para la renovación instantánea de las tablas que pudieran romperse”.
Unos días antes, en concreto el 30 de abril[2] de 1882, se recoge a nivel nacional la noticia de la pretendida contratación del diestro Ángel Pastor[3] en los festejos de la Feria de Mayo: “El espada Ángel Pastor ha sido escriturado para torear en Ciudad-Rodrigo”, se dice en un suelto de el semanario El Enano[4], que además pone en tela de juicio la supuesta retirada del torero toledano. “Esto es una prueba de que el aplaudido diestro no piensa por ahora retirarse del toreo, como han dicho sin fundamento algunos colegas”, se explica en la última página del citado suplemento taurino.
Grabado de La Lidia sobre Punteret en 1888
Sin embargo, las gestiones para contratar a Ángel Pastor no fraguaron. El sustituto que se anuncia es otro diestro con renombre, Fernando Gómez[5], El Gallo, quien tampoco debutaría en la plaza de Ciudad Rodrigo[6] si nos atenemos a la referencia que se da en la referida publicación periódica: “Ni en Ciudad-Rodrigo ha podido torear el jueves y viernes El Gallo, que sustituía a Pastor…”, por lo que el público mirobrigense tuvo que conformarse con las actuaciones[7] de los novilleros Santitos[8], Punteret[9] y Ojitos[10], estoqueando cada uno un toro en el festejo del 29 de mayo y repitiendo al día siguiente[11], aunque las dudas sobre su actuación se mantienen al respecto. 

[1] Se trata de Leopoldo Muñoz Pozo, que ostentó la Alcaldía de Ciudad Rodrigo entre del 1 de julio de 1881 al 26 de marzo de 1884 y del 16 de mayo de 1884 al 30 de junio de 1885. Hubo en los años anteriores otro alcalde con el mismo nombre y apellido, Leopoldo Muñoz de la Peña, que ejerció de alcalde de Ciudad Rodrigo en dos momentos. Así tenemos que ostentó este cargo por primera vez desde el 1 de enero de 1852 hasta el 31 de diciembre de 1853 y después ejercería la Alcaldía en el período comprendido entre el 1 de enero de 1869 y el 31 de enero de 1871. Según el padrón de 1867, Leopoldo Muñoz de la Peña era natural de Béjar y vivía en la calle de La Salina y en aquel momento contaba con 40 años de edad. Era propietario y estaba viudo, compartiendo vivienda con su sobrina, Adelaida Muñoz, de 26 años, y con una criada. En el padrón de 1840 no aparece inscrito.
[2] El Enano. Suplemento al Boletín de Loterías y de Toros, en su número 1.626 se refieren los preparativos de una corrida de toros en Ciudad Rodrigo.
[3] Ángel Pastor Gómez nació en Ocaña (Toledo) el 15 de junio de 1850. Sus primeros contactos con el mundo de los toros fueron en Aranjuez, adonde se habían trasladado sus padres, trabajando en una imprenta que confeccionaba los carteles taurinos. En 1871 ingresó en la cuadrilla de Cayetano Sanz, actuando como banderillero y peón hasta que decidió tomar la alternativa de matador el 22 octubre de 1876. Sufrió varios percances serios en su carrera. Lidió en todas las plazas de importancia de España y Francia. Falleció el 7 de abril de 1900 como consecuencia de un accidente con su coche de caballos.
[4] En el número de 1 de abril de 1882 se vuelve a repetir la noticia.
[5] Colaboradores de Wikipedia. Fernando Gómez García [en línea]. Wikipedia, La enciclopedia libre, 2009 [fecha de consulta: 7 de octubre de 2009]. Disponible en <http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Fernando_G%C3%B3mez_Garc%C3%ADa&oldid=29593131>. “Fernando Gómez García, llamado El Gallo. Nació en Gelves (Sevilla) el 18 de agosto de 1847 y murió en su localidad natal el 2 de agosto de 1897. Considerado como el patriarca de la dinastía de los Gallo a la que pertenecerían sus hijos José Gómez, Gallito (más tarde Joselito) y Rafael Gómez, El Gallo. Toma la alternativa en Sevilla, el 16 de abril de 1876, de manos de Bocanegra y Chicorro, pero como volvió a torear novillos tomó otra en Sevilla el 7 de octubre de 1877, apadrinándolo José Giradles, Jaqueta. La confirmó en Madrid el 4 de abril de 1880 de manos de Currito, con toros de Vicente Martínez. Se le tiene como a uno de los primeros toreros con su propio sello artístico y se le atribuye el invento del célebre quiebro de rodillas dado a toro levantado. Torero fino, de mucho repertorio y grandes conocimientos. El célebre torero Rafael Guerra, Guerrita, estuvo en su cuadrilla. Se casó con la bailaora Gabriela Ortega. Su padre tenía una fábrica de petacas. El pasodoble Gallito está dedicado a él”.
[6] El Enano. Número 1.630, de 30 de mayo de 1882.
[7] Ibídem. “En Ciudad Rodrigo trabajaron ayer Santitos, Punteret y Ojitos, estoqueando cada uno un toro, y hoy también habrán toreado los mismos diestros en el indicado punto”.
[8] Santos López, conocido por Santitos y más tarde como Pulguita. Diestro madrileño que se dio a conocer como puntillero en la plaza de Madrid. Fue después peón y banderillero, antes de lanzarse como matador de novillos. No llegó a tomar la alternativa, convencido por unas lacónicas palabras de Salvador Sánchez, Frascuelo, quien, en conversación con el padre del novillero, afirmó que no ha habido ningún matador de toros rubio que haya sido bueno. Así, se conformó con jugar un buen papel en las cuadrillas de Pastor, Mazzantini o Reverte.
[9] Joaquín Sanz Almenar, Punteret, banderillero y matador de toros, nació en Játiva (Valencia), el 10 de octubre de 1853. Se presentó en Madrid como novillero, cuando contaba 26 años, y tomó la alternativa en Sevilla, a los 33 años, de manos de Luis Mazzantini. Terminada la temporada de 1886 viajó a Montevideo, donde obtuvo grandes éxitos. Retorna a España, donde apenas torea. En 1888 vuelve a Uruguay y allí cae herido mortalmente. Fue corneado en el muslo derecho al banderillear sentado en una silla en la plaza de La Unión de Montevideo el 26 de febrero por el toro Cocinero, de Felipe Victoria. Murió de peritonitis el día 28 a las dos de la tarde. Esa tarde toreba con El Ecijano. A raíz de esta muerte el Parlamento prohibió los toros en Uruguay.
[10] Saturnino Ojitos Frutos Merino. Nació el 5 de septiembre de 1855 en la localidad madrileña de Fuentes el Zas del Jarama. De familia torera, se inició en los ruedos como novillero y de ahí a sobresaliente peón de brega, sumando también a esta función, de forma ocasional, su condición de promotor taurino. Será siempre recordado como el maestro del matador mexicano Rodolfo Gaona. Después de su andadura por plazas de segunda de España y México, falleció en la miseria en Guadalupe (México) el 25 de octubre de 1913.
[11] Sin embargo, parece llamativo el “telegrama” que inserta del “corresponsal” el periódico La Correspondencia de España, en su número del 27 de mayo de 1882: “Ciudad Rodrigo, 26 (7.30 n.). Toros, suspendidos las dos tardes, efecto de las lluvias”. 

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