martes, 24 de febrero de 2015

La Iglesia en Ciudad Rodrigo: templos, conventos, ermitas, hospitales...

¿Que la Iglesia ha tenido -y tiene- poder...? Baste hoy este post para darnos cuenta de la imagen que pudo ofrecer Ciudad Rodrigo entre los siglos XII y XVII, cinco centurias que se iniciaron con la repoblación fernandina y el asentamiento de órdenes religiosas como fijación de población, además de la erección de la mitra civitatense. Una imagen marcada por la arquitectura vinculada sobremanera a la Iglesias, con la construcción de la catedral, de más de 30 iglesias, de una docena de ermitas, de varios conventos y monasterios y el levantamiento de hospitales para atención de distintos males o simplemente para acogida de peregrinos. No es fácil hacernos una idea de la que fue Ciudad Rodrigo, pero...

Restos del antiguo convento de Santo Domingo
      Partiendo de una hipótesis inicial, asentada en la propia definición de unos hechos históricos, Fernando II de León, ante la coyuntura política que estaba soportando su gobierno, “decide construir un nuevo espacio político al sur del reino. Esta lectura intencional parece indiscutible y se confirma por los recursos movilizados, la atención prestada al proyecto y los resultados obtenidos”[1], explica el investigador Juan José Sánchez-Oro, para quien el “aspecto más llamativo de este proceso es el papel de la Iglesia en el mismo. Así el problema central es por qué la monarquía persevera durante 15 años en convertir la localidad mirobrigense en una sede episcopal”, lo que derivó en una serie de enfrentamientos y conflictos virulentos derivados de la oposición de Salamanca y Ávila ante la pretendida condición episcopal del núcleo surgido tras la repoblación fernandina.
Después de pacificar el territorio y definir la mitra civitatense está claro el empeño de Fernando II por erigir la institución episcopal: es “un elemento necesario e imprescindible para construir un espacio político al sur del Duero frente a las amenazas externas del reino y como garantía interior del mismo –afirma Sánchez-Oro-. Se pretendía reproducir en esta área un escenario sociopolítico que integrara al reciente territorio colonizado con el resto de León y que su capacidad para la acción y los recursos generados repercutieran y se vincularan principalmente a la monarquía. Evidentemente, la Iglesia mirobrigense fue vista por Fernando II como un instrumento de dominio, siendo más secundaria su labor pastoral”[2], explica el citado investigador en su trabajo sobre los orígenes de la Iglesia en Ciudad Rodrigo.
La labor de colonización y la configuración episcopal lleva también consigo una evidente consolidación del territorio vinculada a la Iglesia, depositaria de privilegios y donaciones para la erección de templos y monasterios en el último tercio del siglo XII. Aparte del inicio de la construcción del templo referencial de la mitra, la catedral, en este periodo están llegando las órdenes militares a Ciudad Rodrigo, siempre por vía privada.
Ya en 1165 aparece la orden de San Juan del Hospital, la de Santiago en 1171, y también las instituciones eclesiásticas: la orden del Cluny, gracias al privilegio real, instala en la localidad mirobrigense el convento de Santa Águeda en 1169; en 1171 los premostratenses de San Leonardo ya se hallaban en Ciudad Rodrigo, también por concesión regia, y en diciembre de 1180, esta vez por iniciativa privada, se levanta el monasterio de Santa Cruz de Cortes, apelativo que responde a una homónima heredad extramuros de Ciudad Rodrigo, lindando por el norte con la vía que conduce a Salamanca.
Durante el episcopado de Pedro Ponte (1174-1189) ya es también evidente la red parroquial establecida, que contaba, entre otros componentes, con las iglesias de San Andrés, Santiago, San Juan, San Vicente, San Benito y Santo Sepulcro, todas ellas ubicadas en la ciudad, y a las que podemos añadir las también documentadas de San Miguel, San Isidoro y la propia catedral, consagrada a Santa María.
Posteriormente, en el primer y segundo cuartos del siglo XIII, apreciamos la presencia franciscana, ya notoria con el establecimiento de sendos monasterios masculino y femenino –San Francisco y Santa Clara, respectivamente- y, tal vez, según apunta Sánchez- Oro, con alguna que otra experiencia de la orden terciaria. Más tarde, ya en los albores del último cuarto de la citada centuria, los padres predicadores de Santo Domingo establecen su primer convento cerca de la Puerta del Sol.
Plano del entorno de la Puerta del Sol en 1731. Se aprecia el convento de Sancti Spíritus (4), la iglesia de San Miguel (13) y la también iglesia de La Magdalena (15). AGS
    La presencia religiosa, con todo su poder, va emparejada con el progresivo crecimiento de la población y la erección de iglesias para cultivar el espíritu. Utilizando un documento que se conserva en el archivo catedralicio[3], el historiador Mateo Hernández Vegas afirma que “apenas se podría creer hoy el grado de prosperidad y riqueza a que habían llegado por aquel tiempo – hablamos ya de 1389- Ciudad Rodrigo y su catedral. Siguiendo el documento citado, se ve que el arrabal de San Francisco se extendía por el norte hasta el prado o cuesta ‘del obispo’, que estaba a la falda del teso de San Francisco, más allá de la tierra ‘del abanico’, y, por el sur, hasta dar vista al río. Además estaba edificado desde el convento de San Francisco, siguiendo por el valle de San Martín, teso del Calvario y cañito o caño del Moro, hasta las huertas de Santa Cruz. Dentro del inmenso ángulo formado por esta última fila de casas y el actual arrabal prolongado entonces por el sur hasta el río, todo estaba poblado (incluyendo los fosos que entonces no existían) hasta las murallas (castillo las llama siempre el documento). A las tapias de éstas tocaban varias casas e iglesias, que se describen, aunque a la sazón todas arruinadas”[4].
La crónica está escrita apenas 20 años después del sitio de Enrique II de Trastámara que arruinó la mayor parte de la ciudad, preferentemente los arrabales.
En el becerro de la catedral se apunta la existencia de una serie de iglesias que pagaban mansión a la seo civitatense, muchas de ellas desaparecidas: San Andrés, San Mateo, Santibáñez (San Juan), San Paulo, San Marcos, la Magdalena, San Cristóbal, Santo Domingo, San Pelayo, San Bartolomé, San Beneito, San Juan del Hospital, San Salvador, Santa Cruz, San Vicente, San Simón y San Nicolás.
Para comprender mejor la importancia que llegó a tener Ciudad Rodrigo tras la repoblación y los privilegios conferidos por Fernando II, seguiremos la relación que hace el prebendado –capellán de coro- Antonio Sánchez Cabañas8 de las parroquias y monasterios que tuvo y tenía la localidad a comienzos del siglo XVII[5]:
Plano del AGS en donde se señala la ubicación de varios conventos e iglesias, así como se apunta la cerca del arrabal en 1667
Treinta fueron las parrochias que tuvo esta çiudad después que el rey don Fernando de León la pobló, de las quales haré rrelación, señalando el sitio que tuvieron y a honrra de qué santos fueron dedicadas. Las que tubieren encima una cruz son las quel día de oy se conservan y administran sacramentos.
La primera es la parrochia de la chatredal (x). En la capilla dedicada a San Blas tiene esta parrochia dos curas que sirven por semanas para administrar los santos sacramentos, los quales curatos da el cabildo por oposición.
La parrochia de San Pelayo estubo junto al convento de Santispíritus, de rreligiosas, extramuros de la çiudad, a la parte que mira al oriente. En este sitio se muestran sus rruynas. Desta parrochia tomó el nombre el postigo de la muralla llamado de San Pelayo, y aora puerta de Santispíritus.
La parrochia de San Miguel es aora hermita, por aber quedado la çiudad despoblada por esta parte, que fue por donde la conbatió el rey don Henrrique el Bastardo, como se a dicho en otro lugar.
La parrochia de La Magdalena (x) tuvo antiguamente muchos feligreses; es agora aneja al beneficio de San Christóval. Dentro desta yglesia ay cuarro columnas de más le treinta pies de alto, y cada una de una pieça, con su bassa y cornisa. Tiene de grueso cada una más de tres varas. Son de piedra muy blanca.
La parrochia de San Christóval (x) está apartada de los muros de la ciudad más
le seiscientos pasos, porque antiguamente toda la mayor población era en el arrabal que llamavan villa.
La parrochia de San Andrés Apóstol (x) fue catredal por espaçio de más de
treinta y çinco años.
La parrochia de san Pablo es el día de oy hermita: en ella ay dedicado un altar a San Antonio Abbad.
La parrochia de San Julián estuvo en la carrera de los Pasos, junto a la cruz de piedra qu’está al arroyo de Corbellique. Está arruynada y allí se muestran sus vestigios
y rruynas.
La parrochia de La Trinidad fue convento de frayles de la misma horden; desanparáronla por meterse más en la çiudad. Es ahora hermita con la advocación de Nuestra Señora del Goço.
La parrochia de San Matheo, apóstol y evangelista, estuvo junto a la puerta del
Sol, enfrente de las casas de los sexmeros. Allí se muestran sus rruynas.
La parrochia de San Estevan estuvo en el sitio que aora tienen los frayles dominicos; allí se ve la yglesia con su portada antigua.
La parrochia de San Marcos Evangelista estuvo no lejos de la puerta del Sol, por de fuera de la muralla, en la carrera que va al Campo de los Bueyes.
La parrochia de San Juan Evangelista estubo en la carrera que va a la calle de
San Francisco, en el Campo de los Bueyes, a la qual el cabildo mayor solía ir en prozesión el Domingo de Ramos y, por esto llamaban a esta yglesia San Juan de los Ramos.
La parrochia del Espíritu Santo (x) se llamó primero de San justo y Pastor.
La parrochia de San Silvestro estuvo adonde llaman aora la güerta de Sant Albín, por aver estado en esta yglesia el altar y cofradía deste santo.
La parrochia de San Nicolás estubo adonde está aora una cruz de palo, junto a
la muralla, en el campo donde bende(n) la leña.
La parrochia de Nuestra Señora de la Antigua estubo en la carrera que llaman de San Francisco, adonde se ven unos paredones y cimientos en una tierra de pan llevar.
La parrochia de San Martín estuvo en el teso que llaman del Calvario, y allí se ven y descubren sus cimientos.
Plano de la plaza de San Salvador en 1731, con la definición del trazado de la homónima iglesia. AGS
La parrochia de San Polo, llamado por otro nombre Ypólito, estuvo adonde llaman aora el Tesito, en el cual está una cruz y fue este sitio adonde se hechó la tierra que sacaron de los cimientos quando se hico la capilla mayor de la yglesia catredal. Las ruynas desta parrochia se parecen en el camino que lleban los que van al convento, saliendo por la puerta del Rey.
            La parrochia de Santa Cruz estuvo adonde es agora el convento de religiosas de la orden de San Augustín.
La parrochia de San Simón y Judas estuvo en la carrera y camino carretero que va a la puente, junto a la primera huerta antes de llegar a Santa Águeda.
La parrochia de Santa Marina (x) está en el arrabal de la Puente, adonde se hace el mercado grande; es anexa a la catredal.
La parrochia de Santa Ynés estubo en este arrabal de la Puente, orillas del río, y allí se muestran sus ruynas.
La parrochia de San Salvador, dentro en la ciudad, esta aora sin feligreses; en ella se an çelebrado órdenes muchas veces. Está en ella enterrado el obispo don Martín de Salvatierra; dejó a esta yglesia de renta en cada un año, para reparos, veinte ducados. Arruynose el año de mill y seiscientos y diez y ocho, y el señor obispo don Gerónimo Ruiz de Camargo la mandó reedificar. En ella está fundada la cofradía de San Joseph y el altar de San Blas, con quien esta ciudad tiene mucha devoçión.
La parrochia de San Viçente se intitula aora Nuestra Señora de los Esclavos; fundose junto a esta parrochia la cassa de los Niños de la Doctrina, y la puerta de la çiudad, qu'está aquí junto, se llamó primero postigo de San Vicente y aora puerta de Santa Cruz, como queda dicho. Está en esta parrochia fundada la cofradía de Nuestra [Señora] de los Esclavos.
La parrochia de San Benito estuvo en el campo del Alcáçar; arruynose. y sus ruynas y vestigios se parecen allí. El cabildo mayor yva en procesión a esta yglesia el día deste santo, qu'es a veinte y uno de março, a cantar la misa conventual; (en reconocimiento de haver sido los primeros canónigos monjes de San Benito, hácese aora esta procesión por el claustro).
La parrochia de San Bartholomé estuvo en el sitio adonde el maestro Palacios fundó su collegio y lo encorporó en el convento de religiossos de la orden de nuestro padre San Augustín.
La parrochia de San Pedro (x), al Campo del Trigo, aviéndose arruynado la capilla mayor por su mucha antigüedad, la reedificó Francisco Bázquez, y a los dos lados altar mayor tiene honrrosos sepulcros para él y sus deçendientes.
La parrochia de San Juan Baptista (x), al Mercado Chico, fue antiguamente convento de clérigos rreglares de la orden militar de Rodas, como se muestra en el claustro y vivienda que tenían. Es anexa a la encomienda de Valdespino. Ay en ella prior de cruz blanca que administra los santos sacramentos.
“La parrochia del Sepulcro fue antiguamente convento de la orden militar del Templo. En ella rresidía el abadón, que era el superior de los clérigos y benefiçiados. Su abadía era lo que agora llaman el Abadengo, la qual abadía se adjudicó a la mesa episcopal después que quitaron a este obispado la rribera de Coa. Es aora esta yglesia anexa a la encomienda de San Martín de Trebejo, de la orden militar de San Juan de Malta.
La parrochia de Santo Tomé (x) reedificó Antonio Hernández de Mercado, rregidor desta ciudad, y en la capilla mayor tiene honrrosos entierros.
La parrochia de San Isidro, patrón desta çiudad, es aora convento de religiosas descalças de la orden de San Francisco. Mandola reedificar don Diego de Guzmán y Silva, canónigo de Toledo y enbajador del rey don Phelipe Segundo, el qual, aviendo muerto en Veneçia, se mandó traer a enterrar a esta yglesia, y en la capilla mayor tiene
un rrico y sumptuoso sepulcro. El señor obispo don fray Pedro Ponçe de León hiço graçia desta parrochia a la orden de San Françisco, para fundar en ella el convento de descalças, obligándose a cumplir ciertas condiçiones que quedaron por escrito”.
Tras relacionar las iglesias de que tenía noticia, Sánchez Cabañas hace lo propio con los conventos, hospitales y ermitas que tuvo antiguamente la ciudad, ofreciendo también información de los que existían cuando redactó la historia civitatense:
Imagen de los restos del convento de Santo Domingo, junto a las escuelas graduadas de San Francisco. Foto Pazos
Nueve fueron los conventos de rreligiosos que tuvo antiguamente esta ciudad, conviene a saver, Santa Cruz de Corte de Ángeles, de canónigos reglares, fue filiación del convento de Santa Cruz de Coimbra; estubo este convento en el sitio que llaman aora Cortecillos, adonde después estubo el convento de San Augustín, que se traspasó a la ciudad.
El convento llamado Santa María de Columbario estuvo adonde llaman ahora el Palomar; fueron sus rreligiosos fravles claustrales; es aura este sitio de la mesa capitular.
El convento de San Leonardo, de la orden de Premostré, estubo en Las Canteras; trasladose al Prado de la Torre el año de mill y çiento y setenta y çinco, por mandado de don Gonçalo de Coria, alguacil del rey de León, que les dio aquel sitio.
El convento de Santa Águeda fue de la orden de San Benito; es aora priorato de la casa de San Viçente de Salamanca.
El convento de San Françisco fue de frayles claustrales; redugéronse a la oservançia el año [blanco]; en él se celebran los capítulos provinciales de la provincia de San Miguel.
El convento de Santo Domingo estuvo primero en la cortina que llaman de los Vázquez, qu'está entre las dos puertas, la del Sol y Santispíritus, çerca de la muralla; destruyose cuando se conbatió por esta parte la çiudad; trasladose al sitio que tiene aora por los años de mill y trecientos y setenta y tres.
El convento de los templarios estuvo en la parrochia del Sepulcro, como se a dicho.
El convento de los hospitalarios estubo en la parrochia de San Juan Baptista.
El convento de San Isidro, de canónigos rreglares, estuvo en la parrochia que es agora de descalças; an quedado en esta yglesia del tienpo que fue de canónigos rreglares quince rraciones, cuya renta está situada en la dehessa de Serradilla de Rencoxo.
Los conventos de rreligiosas que tuvo esta ciudad son éstos: Santispíritus de las
Dueñas; estubo este convento junto al río, hacia aquella parte que llaman el Piélago de
las Monjas; arruynose y sus rreligiosas se pasaron al convento de Santa Cruz de Corte
de Ángeles, qu'estava sin rreligiosos; eran estas monjas comendadoras de la Orden de
Santiago y filiación del convento de Santispíritus de Salamanca, según consta por papeles de los archivos que tiene la yglesia catredal.
El convento de Santa Clara fue fundado en el sitio que tiene ahora; es casa de más de sesenta rreligiosas; fundole una conpañera de la bendita Santa Clara.
El convento de Santa Cruz, de religiosas de la orden de San Augustín, fundó doña Beatriz Pacheco, hija de Juan Pacheco y de doña Catalina Maldonado, señores de la villa de Cerralvo; es casa de quarenta rreligiosas; esta fundado en la parrochia de Santa Cruz, que fue de la fábrica de la yglesia catredal, y el cabildo hiço graçia della para convento de rreligiosas.
El monasterio de Santispíritus de Baldárrago, fundado en la ladera del puerto del Descargamaría, se trasladó a esta çiudad, por mandado del obispo don Diego de Simancas, a las casas que dio Françisco Vázquez a las rreligiosas del dicho convento, cuya advocaçión es de Santispíritus por memoria del antiguo que tupieron primero de Valdárrago, que aora es de religiosos descalços de la orden de San Françisco: son sugetas estas religiosas al obispo desta çiudad.
El convento de las descalças se fundó siendo provinçial frey Juan de Vargas; fue su fundadora doña Catalina Enrríquez, hija de don Rodrigo Pacheco, primer marqués de Zerralvo, y de doña Ana de Toledo; híçose la obra del convento siendo vicario el padre frey Francisco de Caçeres.
Los hospitales que tubo antiguamente y tiene aora esta ciudad son éstos: el hospital qu'está junto a la catredal a la puerta de las Cadenas, es muy antiguo y no e podido sacar a luz quien fue su fundador; tuvo antiguamente camas adonde se curaran los enfermos, mas aora es casa de vivienda; parte dél sirve de taller, adonde se guarda la madera para los rreparos y obras que tiene esta yglesia. Sobre el arco de la puerta principal tiene este letrero: Hec est domus Domini in rrefrigerium pauperum firmiter edificata, que quiere decir: Esta es casa del Señor para rrefugio de pobres firmemente edificada; por este letrero claramente consta aver sido hospital y pudo ser que, por aver faltado la rrenta, çesase la buena obra de curar a los pobres. Casi todas las yglesias catredales d’España tienen junto a sí un hospital, para que los eclesiásticos se exerciten en obras de caridad, sirbiendo a los pobres, y ansí tanbién en este hospital dehría de aber camas y rrenta para curar pobres enfermos, pues se sirve Dios tanto en ello.
El hospital de San Láçaro, extramuros de la çiudad, tubo antiguamente rrenta y camas, donde se curaban los enfermos.
El hospital del Arçediano estuvo junto a la cortina que llaman de Diego Hernández.
El hospital de Nuestra Señora de Lerilla estuvo al campo del Trigo; encorporose con el de la Pasión.
El hospital de Santa Elena está en la yglesia de Santa Cruz; en él se curan los cofrades pobres de la cofradía de Santa Cruz.
El hospital de la Pasión fue primero sinagoga de judíos; diéronla los Reyes Cathólicos para tenplo y casa de Dios. En este hospital se curan los enfermos que no tuvieron mal contagioso. Juana Pérez Piñero, hija del haylío Juan Piñero, fundó en este hospital un quarto para convalecientes, y el capitán Juan Pacheco Maldonado, que murió en las Indias, dexó a este hospital veinte mill pesos y una ymagen de marfil de mucha veneración, que se intitula Nuestra Señora del Buen Suçeso. En este hospital está el Teatro donde se rrepresentan las comedias.
El hospital de la Piedad, extramuros, se fundó para curar en él las bubas y otros males contagiosos.
Tiene más esta çiudad doçe hermitas. La Cruz Texada tuvo prinçipio de una cruz de piedra qu'estava en un humilladero, dio después un indiano una ymagen de Jesucristo crucificado; con ella creçió la devoción y edificó la ciudad en este sitio una pequeña hermita, y con la limosna que ofrecían los fieles se amplió la obra, alargando la iglesia; y, para los ornamentos y vestuario de los saçerdotes que a esta hermita anden a deçir missa, edificaron los cofrades de la Veracruz, a cuyo cargo está una sacristía. En esta hermita se acaban los passos a ymitación de los que Christo, Nuestro Señor, anduvo con la cruz a cuestas desde casa de Pilatos hasta el monte Calvario, donde fue crucificado por redemir al género humano; comienzan estos passos desde el convento de San Françisco y van señalados con grandes cruzes de piedra y algunos de palo. Tuvo principio esta santa devoción en esta çiudad el año de 1513 por dos frayles descalzos, y el día que se pusieron las cruzes fue día de San Andrés apóstol, a 30 de novienbre del dicho año; y salió a ponerlas todo el convento de San Francisco en proçessión, cantando muchos himnos en memoria de la passión de Nuestro Señor Jesucristo, asistiendo a esta sancta obra mucha gente con gran devoción.
Es la segunda hermita Nuestra Señora del Gozo, que fue primero parrochia y después convento de religiossos de la orden de la Sanctíssima Trinidad.
Es la terçera Sancta María de Ávila, que fue parrochia de un pueblo llamado ansí.
La quarta San Lázaro, que, como quedo dicho, fue primero hospital.
 La quinta San Sebastián.
La sexta San Pablo, que fue primero parrochia.
La séptima San Miguel, que tanbién fue parrochia.
La octava Nuestra Señora del Tenplo.
La nona San Salvador, que primero fue parrochia.
La décima Nuestra Señora de los Esclavos, llamada primero San Viçente, que fue parrochia.
 La undécima Sancta Águeda, que fue convento de la orden de San Benito.
La duodécima los Santos, de la otra parte del río, que fue de la orden de los Templarios.
Por lo tanto, si consideramos la descripción de Sánchez Cabañas, Ciudad Rodrigo había contado o contaba a principios del siglo XVII con 32 parroquias; 13 conventos o monasterios, tanto masculinos como femeninos; seis hospitales y una docena de ermitas, lo que nos da una palmaria idea el poder eclesiástico en este momento.

[1] SÁNCHEZ-ORO ROSA, Juan José. Orígenes de la Iglesia en la Diócesis de Ciudad Rodrigo, Episcopado, monasterios y órdenes religiosas. Salamanca, 1997. Pág. 20
[2] Ibídem. Pág. 21
[3] Se trata del becerro de la Catedral, en cuya transcripción y próxima edición trabaja un equipo del Centro de Estudios Mirobrigenses.
[4] HERNÁNDEZ VEGAS, Mateo. Op. cit. Pág. 212
[5] SÁNCHEZ CABAÑAS, Antonio. Historia civitatense. Salamanca, 2001. Pág. 157-162.

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