Son vísperas de San Sebastián,
patrono de Ciudad Rodrigo desde hace tan solo unos años, aunque todos tengamos
en nuestros genes la creencia que el mártir francés ha sido nuestro patrón toda
la vida. La historia local vinculada a San Sebastián tiene suficientes
argumentos para hacer un tratado sobre el particular, pero ni es el momento ni
el lugar. Ya habrá tiempo de abordar el asunto, directa o indirectamente. Hoy
quiero solamente y en virtud de los días en que nos encontramos, aportar un par
de noticias históricas sobre nuestro –ahora sí- patrono, ya que los
mirobrigenses, mejor dicho, los civitatenses, por distintos motivos han contado
con otros patrocinios, como el secular de San Isidoro o el advenedizo de San
Francisco.
Imagen retrospectiva de la procesión de San Sebastián. Foto Pazos |
Una
de estas noticias tiene asiento en 1763, además vinculada a la máxima devoción
profana de los rodericenses: los toros. Había pasado ya la festividad de San Sebastián,
celebrada, como era costumbre, con el traslado –ida y vuelta- de la imagen del
mártir desde la ermita de San Sebastián –se conserva únicamente la planta,
aneja a la residencia mixta- a la Catedral de Santa María. La referida ermita
tenía necesidades que cubrir y la cofradía, respaldada por los devotos, tuvo la
ocurrencia de intentar buscar fondos para afrontar las mejoras que necesitaba
la citada ermita, especialmente conseguir óbolos para sustituir el deteriorado
retablo del templo. ¿Y qué deciden? ¿Dónde podrían encontrar la mejor respuesta del público? Estaba claro que los festejos taurinos subyugaban a los
mirobrigenses y que estos no darían la espalda si se organizaban unas corridas
con las que poder recaudar dinero. Así se decide y en la sesión del 5 de
febrero de 1763 conoce el consistorio mirobrigense que uno de sus capitulares,
Andrés Carrillo, se ha ofrecido a los alcaldes y cofradía de San Sebastián para
aportar un festejo taurino en la plaza pública con el fin de recaudar fondos
para dotar a la ermita de un nuevo retablo. Además, otros devotos ofrecieron
sendas corridas con el mismo objetivo. Por lo tanto, el consistorio contaba con
tres corridas en ciernes. Tenía solucionado el Carnaval en su faceta taurina.
Lógicamente, aceptó el ofrecimiento, que quedó plasmado en el correspondiente
libro de acuerdos del concejo con el siguiente apunte: Por partte de los alcaldes y cofradía del
glorioso Sn Sebasttián se ha presenttado memomorial [sic] diciendo que por el Sr Dn
Andrés Carrillo se ha ofrecido por devoción y limosna una corrida de nobillos
con su tooro [sic] para imberttir su
utilidad en beneficio del Stto rettablo nuevo que se inttenta hazer,
y que ottros devotos al Stto han ofrecido ottras dos corridas,
pidiendo a la ciud se sirva coadyuvar a ello por redundar en
diversión de los natturales y alivio de las fatigas qe nottoriamtte
se han padezido, y en su vistta se acordó condescender en que para el fin
espresado se executten en la plaza pública dhas ttres corridas en
los días de carnesttolendas próximos y que ha estte fin y de quenta de estta
ciudad se cierre dha plaza y para ello se da comisión en forma a los
Sres Dn Joachín Arias y Dn Manuel Granizo, sus
capitulares.
Por
otra parte, y ya apunto a la siguiente noticia sobre esta secular cofradía,
hubo momentos en que los actos oficiales vinculados a San Sebastián contaban
–como ahora también ocurre- con los inconvenientes meteorológicos, que en más
de una ocasión determinaron la suspensión de la procesión del santo mártir.
Aunque parezca llamativo, la cofradía de San Sebastián llegó en algún momento a
plantearse trasladar la celebración de su festividad a una época mejor, como el
mes de mayo, para fintar el habitual mal tiempo que solía hacer en torno al 20
de enero, y que para este año, en virtud de las previsiones, parece que también
será desagradable la jornada.
Sirva
de testimonio la propuesta que a la letra transcribo sobre el particular, y que
se vio en el consistorio del 21 de enero de 1795, un día después de la
festividad, en donde la cofradía argumenta los motivos por los que propone al
ayuntamiento y al cabildo un cambio de fecha para la celebración de la fiesta
de San Sebastián:
Leyóse mormorial de la cofradía del glorioso
mártir San Sebastián, que se venera en su hermita de estos extramuros, en que
expone: Que con motibo de zelebrarse por este Ayuntamto la
festividad de vísperas el día diez y nuebe de enero de cada año en que sube la
ymagen prozesionalmente a esta santa Yglesia Catheral y vajarse el siguiente a
dha hermita en unión con el cabildo de ella y cofradía para la
celebración de la misa botiba y sermón, aconteze por lo riguroso de la estación
que unos años no se executa la prozesión
con aquella reberencia y deboción que es debida, y otros quedarse la ymagen
en dha santa Yglesia, hasta que el tiempo permite su traslación a la
hermita, cuios notorios acontecimientos obligan a la cofradía a ponerlos en la
consideración de la Ciudad, para que no hallando inbombenientte se sirba
prestar su consentimto a fin de acudir al Illmo. Señor obispo en
solicitud de su providencia para trasladar dha festibidad al mes de
mayo, tiempo más venigno y en que no son regulares las asperezas que en el qe
ahora se executa; y que igual solicitud haze la cofradía al venerable deán y
cabildo de dha santa Yglesia; y enterada la Ciudad de este recurso y
de las justas razones en que se funda, se acordó: que no oponiéndose la traslación
que se pretende de la festibidad al boto que la ciudad tiene hecho de
zelebrarla en la víspera y día del glorioso mártir San Sebastián, no se le
ofreze reparo en que se executte y que la cofradía acuda al Illmo. señor obispo
para el señalamiento vajo de dha cincunsttancia y que si se efectuase,
se le entregue una copia del expediente que se cause para custoridarla en su
archibo; y que de este acuerdo se ponga decreto a continuación del memorial, y
debuelto a la parte de la cofradía para que continúe sus solicitudes.
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