El inmueble
que albergó la parroquia de San Juan, tras su desamortización y vinculación como patrimonio municipal, iba sufriendo las consecuencias de un
necesario mantenimiento. El semanario La semana mirobrigense, en su número
de 26 de enero de 1895 refiere que “el tejadillo de la torre de la antigua iglesia de San
Juan, que estaba en estado ruinoso, ha sido derruido por orden del Sr. Alcalde
a fin de evitar ese peligro constante. Posteriormente, en marzo de 1898 el
alcalde Benito Rubio Caño ordena la venta de todo el maderamen que se
almacenaba en las naves de la que fue iglesia hospitalaria, una situación
determinada por la caída de una de las paredes del inmueble, la que lindaba con
la propiedad de Joaquín García Salicio[1].
Casa Consistorial antes de acometerse las reformas |
Por
entonces, el Ayuntamiento ya tenía asentada la idea de reconstruir la Casa Consistorial , sumamente
deteriorada[2],
para lo que proyecta, además de las modificaciones necesarias en el edificio
municipal, sumarle el solar de la iglesia de San Juan y un trozo de vía pública
para perfilar y completar la alineación de la homónima calle. Como seguía
latente el problema suscitado décadas antes con el administrador apostólico de
Salamanca por el mantenimiento de la capilla de ánimas, se recurre en esta ocasión
al nuevo administrador diocesano, José Tomás de Mazarrasa, para gestionar la desaparición
del santuario. El acuerdo es adoptado el 21 de noviembre de 1903, cuando ya se
había encomendado a Joaquín de Vargas y Aguirre[3] la redacción del proyecto
para una amplia remodelación de la
Casa Consistorial[4].
El
arquitecto jerezano apunta en su memoria descriptiva para la reforma y ampliación
de la Casa Consistorial
las actuaciones previstas en la iglesia de San Juan, enmarcando previamente la
intervención que ha encargado el Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo motivada “por
la poca amplitud de la antigua Casa Consistorial” y que había obligado al
Consistorio a instalar “sus oficinas y dependencias en el edificio sito en la Plaza Mayor que fue cárcel del
partido [y] que se vio obligado, a causa del estado de ruina de parte de este,
a desalojarlo, teniendo que acudir a instalarse provisionalmente en otro de
pertenencia particular, en circunstancias todas ellas que le han obligado a
pensar en un proyecto que al propio tiempo que reformase la antigua casa, la
ampliara para tener local suficiente para disponer en él todos los servicios”[5].
Joaquín
de Vargas se había decidido por la reforma de la Casa Consistorial tras haber
valorado la posibilidad de construir un edificio de nueva planta en alguno de
los inmuebles de que disponía el Consistorio. Evaluó el local y solar de las
escuelas municipales de la calle del Enlosado, hoy Cardenal Pacheco, la antigua
audiencia, la casa de las carnicerías y, finalmente, la propia, aunque
destartalada, Casa Consistorial. Se decidiría por actuar en este inmueble
municipal por razones de operatividad, históricas y, sobre todo, por la fuerza
de decisión que suponía contar con el solar de la iglesia de San Juan para la
necesaria ampliación del edificio público.
El
propio arquitecto refiere la oportunidad de contar con ese espacio añadido:
“Contaba para estos fines [el Ayuntamiento] con que, inmediato a la Casa Consistorial , tenía un
solar disponible para edificación, la antigua iglesia de San Juan, de su propiedad,
y como, por otra parte, los locales de escuelas de niños también había tenido
que desalojarlos, por ruinosos, y otras escuelas las tenía instaladas en malas
condiciones, creyó oportuno construir al propio tiempo escuelas amplias y
capaces en el inmediato local de San Juan y las habitaciones para los
profesores, conjunto este de obras que satisfacían y llevaban por el momento
sus más apremiantes necesidades, habiéndome honrado con el cargo de arquitecto
encargado de desarrollar estos proyectos y de dirigir su construcción[6]”.
En el pliego de condiciones
facultativas para la ejecución de la citada reforma y ampliación de la Casa Consistorial , Vargas
señala que “las reformas de la Casa
Ayuntamiento se reducen a desmontar el piso superior y devolver
a la fachada su primitiva forma, dejando tan solo los tres arcos que la
formaban y coronando el edificio de una balaustrada y remates en consonancia
con su estilo arquitectónico. En el interior, las obras son de renovación de
pisos, cubierta y pavimentos, colocando nuevas cristaleras a la galería del
piso principal.
“Las
obras en el solar de la iglesia de San Juan son ya de mayor importancia
–reconoce el arquitecto gaditano afincado en Salamanca-, puesto que comprenden
todas las necesarias para instalar en la planta baja dos grandes locales
destinados a escuelas para párvulos y niños, y en la principal la distribución
de las dependencias del Ayuntamiento y de las casas o viviendas para los
profesores. Estas obras, para las cuales precisan ser desmontadas algunas pilas
y muros de la iglesia, se ejecutarán aprovechando los materiales que de los
derribos resulten y en sus líneas y trazos se tendrán en cuenta para la fachada
a la plaza el orden de las arcadas antiguas y para toda ella en general las plantas,
alzado, detalles y estado que a este pliego acompañan[7]”.
Como
compendio de todo esto, “la reforma de la antigua Casa Consistorial mirobrigense
–afirman los historiadores José Ramón Nieto y María Teresa Paliza, en el Estudio de la obra de Joaquín de Vargas y
Aguirre en Ciudad Rodrigo- estuvo motivada por varias circunstancias. Por
un lado, el mal estado que presentaba este inmueble había obligado a las
autoridades municipales a trasladarse a un edificio dieciochesco de la Plaza Mayor de la ciudad, la
antigua Audiencia. Por otro lado, el mal estado que presentaba esta nueva sede
en los albores de esta centuria obligó a los munícipes mirobrigenses a
plantearse la necesidad de realizar una reforma en la antigua Casa Consistorial
o en la Audiencia.
Emblema de la orden hospitalaria procedente de la iglesia |
“La
decisión final optó por el edificio del siglo XVI debido a ‘su historia y carácter
típico’ –según se recoge en el acta de la sesión municipal de 2 de enero de
1904-. Asimismo contemplaron la obligación de contar con nuevos locales para
escuela de niñas y casa-habitación para las maestras, puesto que el antiguo
edificio de la calle del Enlosado (Cardenal Pacheco) no reunía las condiciones
apropiadas. Por esto, habían decidido que el nuevo sector añadido al
Ayuntamiento contaría con locales para escuela y casa.
“Indudablemente
la elección del antiguo Ayuntamiento como sede definitiva obedeció no solo a
razones sentimentales, sino también a la posibilidad de realizar la ampliación
en el solar anejo, donde estaba ubicada la iglesia de San Juan Bautista, propiedad
del Ayuntamiento.
“Esta
iglesia, erigida en el reinado de Fernando II, fue abadía y convento de clérigos
regulares de la orden militar de Rodas, llamada de Malta, y estaba aneja a la encomienda
de Valdespino –los autores citan al prebendado Antonio Sánchez Cabañas y su Historia civitatense-.
“Desde
el punto de vista artístico, los únicos datos sobre este templo son los comentarios
de Gómez Moreno, que dice al respecto: Perteneció
a los caballeros templarios y, después de su extinción, a los hospitalarios;
más hoy, cerrada al culto, sirve de almacén municipal. Toda está renovada,
formando tres naves, con techos, capillas a la cabeza de las laterales, con
bóvedas del siglo XVI y la mayor hundida, que es lo único importante, como obra
morisca que es.
“Su ábside semicilíndrico
tenía arcos sencillos guarneciéndole por dentro, y otros dobles y en dos filas
por fuera, que rematan en prismas y nacela, y la capilla que le precede se cubría
con cañón de bóveda entre perpiaños, al parecer de curva apuntada. Se advierte
que el núcleo de los muros es de cal y canto y solo el revestimiento de
ladrillo, obedeciendo las arquerías, no a mero adorno, sino para ahorro de
material, trabazón y firmeza de la obra, sabiamente obtenidas por este medio[8].
“Por
otro lado, el análisis del plano de Vargas nos permite llegar a las siguientes
conclusiones: a) el ingreso principal estaba en el lado Norte, esto era
inusual, pero en este caso estaba justificado por la comunicación con la Plaza Mayor ; b) una serie de
pilares rectangulares separaban las naves; y c) posiblemente había una torre o
una espadaña a los pies de la iglesia.
“El
derribo de la iglesia de San Juan no puede interpretarse como un deseo de
‘laizar’ la Plaza Mayor ,
puesto que no fue una plaza programada. Sencillamente, la desaparición del
templo obedeció a la necesidad de espacio por parte del Ayuntamiento y al hecho
de que se hallara en un solar de propiedad municipal.
Portada de lo que fue casa del prior de la orden, en la calle Correo Viejo |
“Una
vez elaborado y aprobado el proyecto de reforma y ampliación del Ayuntamiento,
las autoridades locales estuvieron acuciadas por la imperiosa necesidad de
conseguir dinero para cubrir los gastos de las obras. A tal fin, decidieron
sacar a pública subasta algunos bienes municipales- En este sentido, es
interesante señalar que entre los edificios subastados estaba la antigua
Audiencia que, como hemos visto, había pasado a ser sede consistorial.
“Las
autoridades locales, reunidas en sesión ordinaria el día 9 de enero de 1904,
decidieron que para defender los intereses municipales el coste de las obras
debería ser fijado, de modo que no sufriera variación a lo largo de la
ejecución. Cinco días más tarde, Joaquín de Vargas se trasladó a Ciudad Rodrigo
para designar al director de las obras del Ayuntamiento. La Corporación municipal
decidió que en defensa de los intereses sociales –preocupación patente dado el
paro existente en la localidad- la elección recayera en un constructor local.
El 24 de enero del mismo año se hizo público el nombramiento de Pedro Cuadrado
Hernández, quien contaba con un plazo de un año para ejecutar el proyecto de
Vargas.
“Por
lo que se refiere a la obra de Vargas, tenemos que decir que en el antiguo
edificio el arquitecto preveía de existencia de existencia de la depositaría y
el arranque de la escalera de la planta baja, mientras que en el nuevo pabellón
disponía de sendos locales para escuela de niñas y párvulos –cada uno de ellos
con acceso directo e independiente desde la galería, un patio cubierto y
lavabos-; las dependencias del Juzgado municipal y el cuerpo de la escalera.
Por lo que respecta al primer piso, la zona antigua albergaba el salón de
sesiones, mientras que en la otra parte del inmueble estaban las dos viviendas
de los maestros, el archivo, las oficinas, los despachos del alcalde y del
secretario y la sala de espera[9].
“En
cuanto al alzado, Vargas suprimió el cuerpo alto de la antigua casa municipal,
lo que le valió las críticas de Gómez-Moreno, y aprovechó los soportes de
refuerzo de la planta baja para colocarlos en el nuevo pabellón. Este contaba
con dos huecos idénticos a los del primer edificio, en cada uno de los dos
pisos. La nueva obra estaba limitada por un cubo similar a los del antiguo
inmueble. Asimismo, el arquitecto pensó introducir una crestería –con esquemas
y cueros recortados- que armonizara con el aspecto de las galerías del primer
piso. Del mismo modo, colocaba el reloj coronando el eje de la obra
renacentista.
“Durante la ejecución de los
trabajos hubo varios cambios de opinión. Así, prescindió del acristalamiento de
las galerías del primer piso. En lugar de los complicados motivos que preveía,
en un principio, en la crestería, optó, finalmente, por reproducir el diseño de
la primitiva galería del edificio renacentista. Por otro lado, el 30 de abril
de 1904 Vargas comunicaba que era necesario reformar la fachada de la
Rúa. Esto y otros imprevistos ocasionaron
un aumento importantísimo del presupuesto que, en un principio, estaba previsto
en 49.999,77 pesetas, pero que, finalmente, fue de 81.566,38 pesetas”, aunque,
como vemos, en este remate, se apuntaba la previsión de una ligera subida.
Factura sobre la liquidación de las obras, que incluye el reformado. AHMCR |
“La
concepción del proyecto y las ulteriores variaciones introducidas en el mismo
ratifican el concepto purista que Vargas tenía respecto a la restauración.
“Cuando
Vargas intervino en el Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo, lo hizo guiado por
principios violletianos. Su proyecto
intentaba, según sus palabras, ‘restablecerlo’, devolverle lo que él
interpretaba como su estado original. En realidad, sus ideas puristas otorgaron
a la Casa Consistorial
mirobrigense un aspecto más ‘renacentista’ que el que tenía antes de la reforma
de 1903. En este sentido, la eliminación de los soportes mediales y el cuerpo
alto fueron determinantes.
“De
todos modos, su intervención prescindió de la historia del edificio y de los
cambios y transformaciones que había sufrido a lo largo del tiempo. En
realidad, Vargas enlazó la restauración con la fase creativa del proceso
artístico, de modo que esta obra puede ser considerada como una restauración de
fantasía.
“En
cualquier caso, Joaquín de Vargas fue un remoto seguidor de las teorías de
Vitrubio (defensor de la correspondencia total del edificio), Alberti (quien
abogó por la consecución de la armonía entre todas las partes de una obra),
Palladio (partidario de obtener la belleza a través de la correspondencia entre
todos los elementos de una obra y entre cada uno de ellos y el proyecto
global), etcétera.
“Vargas
cobró sus honorarios, que ascendían a 4.116,46 pesetas, el 5 de diciembre de
1905, mientras que las obras fueron recibidas de forma definitiva el 10 de
marzo de 1906” ,
aunque sin terminar el proyecto de todo lo referente a la escuela y las viviendas
de los profesores.
[1]
En el semanario La Iberia en el número
de 15 de noviembre de 1903 señala que, en referencia a una sesión municipal,
“se acuerda permuta de parcela en C/ San Juan a Joaquín García Salicio a cambio
de dar luces a la nueva Casa Consistorial al patio de su propiedad”. Unos meses
antes, a principios de año, se había firmado un contrato de arrendamiento de
uno de los corrales de San Juan para sumarlo al que sería Café Universal,
inaugurado ese mismo año de 1903. AHMCR.
Caja 357. Doc. 20: Don Daniel Hernández y
Martínez, licenciado en Derecho Civil y Canónico, y secretario del Ayuntamiento
de esta ciudad, certifico que según resulta del libro de las actas de sesiones
del Ayuntamiento correspondiente al año actual, en la celebrada en el día 31 de
enero de dicho año, fue aprobado el proyecto de contrato de arrendamiento a
favor de don Vicente Custodio y don Dionisio García del corral del edificio de
San Juan, que está fuera del cobertizo y contiguo a las casas de dichos interesados,,
por el tiempo y renta que se expresan en las siguientes condiciones
Primera.-
El arriendo se hará por tiempo indeterminado y obligándose a dejar dicho corral
a disposición del Ayuntamiento cuando este lo reclame por serle necesario su
uso.
Segunda.-
El precio de la renta será el de sesenta pesetas anuales, que ingresarán los
interesados en la depositaría municipal.
Tercera.-
Se autoriza a los arrendatarios para abrir puntos de comunicación con sus respectivas casas para dicho corral,
siendo el gasto que esto ocasione de su cuenta, así como el volverlas a tapiar
a la terminación del contrato.
Cuarta.-
No podrán los arrendatarios por ningún concepto tocar a las tapias y paredes
del corral ni a las obras existentes de fábrica en el mismo, ni menos establecer
ninguna clase de servidumbre.
Quinta.-
Los arrendatarios en caso de faltarse al pago de la renta estipulada para su
exacción, se somete a los procedimientos establecidos para la administración,
para el cobro de su descubierto o bien al del tribunal ordinario
correspondiente a elección del Ayuntamiento, y para el último de los casos
citados recurrirían expresamente al domicilio que pudiesen tener en lo
sucesivo, sometiéndose por tanto al fuero de los tribunales de esta ciudad.
En su
virtud, y habiéndose presentado en el día de hoy los interesados para la
formalización del correspondiente contrato para los efectos del alquiler o pago
de la renta, empieza a contarse desde el mismo.
Y para
que conste y obre los efectos oportunos, expido el presente sellado y visado
por el Sr. Alcalde, en Ciudad Rodrigo, a seis de mayo de mil novecientos tres.
Vto Bno. El
alcalde, Luis Taravilla. Daniel Hernández. [Rubricado y sellado].
Diligencia.-
Teniendo a mi presencia a los interesados en el contrato a que se refiere la
anterior certificación, Vicente Custodio Canillas y Dionisio García Jiménez, y
enterados por lectura íntegra y copa literal de aquella, manifestaron su
conformidad y aceptación del arrendamiento del corral de referencia, con todas
las condiciones que se consignan, obligándose por tanto a su cumplimiento y en
prueba de ello firman conmigo, de que certifico. Fecha ut supra. Vicente
Custodio, Dionisio García [Rubricado].
El secretario, Daniel Hernández.
[Rubricado y sellado].
[2]
AHMCR. Obras en la Casa Consistorial.
Caja 1168 (catálogo nuevo, pero sin informatizar). El 24 de marzo de 1848 se
ejecutan diversas obras de mantenimiento en el edificio municipal, alguna de
ellas afectando indirectamente al templo de San Juan: Abrir dos ventanas hacia la iglesia de San Juan con inclusión de
madera… Asimismo, una factura del 26 de marzo de ese mismo año señala que por hacer la escalera pral se
habían invertido, sin materiales, 100 pesetas.
[3]
Joaquín de Vargas y Aguirre nació el 28 de septiembre de 1857 en Jerez de la Frontera (Cádiz). Se
trasladó a Madrid para realizar los estudios de Arquitectura, título que
consiguió el 16 de noviembre de 1883. Poco después empezó a impartir docencia
en la misma escuela, donde fue profesor de Resistencia e Hidráulica. Simultaneó
estas tareas docentes con la colaboración
del arquitecto Enrique María Repullés y Vargas y con el estudio de
Ciencias Exactas, licenciatura que consiguió en 1886. En 1889 quedó vacante la
plaza de arquitecto provincial de Salamanca. Vargas se presentó al concurso,
resultó vencedor y tomó posesión del cargo el 20 de febrero de 1890.
[4]
VARGAS Y AGUIRRE, Joaquín. Memoria
descriptiva… pág. 2. AHMCR, leg. 548 de la antigua catalogación.
[5] AHMCR. Ref. cit. Obras en …
[6] Ibídem.
[7] Ibídem.
[8]
GÓMEZ MORENO, Manuel. Catálogo monumental
de España. Provincia de Salamanca. Ed. Ministerio de Educación y Ciencia,
1967, pp. 337-338.
[9]
Nota de los autores: “A la hora de materializar el proyecto hubo importantes
variaciones, puesto que no se incluyeron las escuelas y las viviendas de los
profesores. De este modo, la totalidad del edificio quedó destinada a
dependencias municipales”. Además, poco
después, se plantearía la ubicación de los toriles. El acuerdo se produce en la
sesión del 1 de febrero de 1906. La Corporación habla de la “conveniencia o no de
hacer los toriles en el local que en esta Casa Consistorial ocupa el almacén”
construido en lo que antes fue iglesia de San Juan, algo que, como sabemos,
finalmente se llevaría a cabo.
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