La idea de contar con una plaza de toros estable
en Ciudad Rodrigo, por entonces, seguía latiendo en distintos sectores. En 1925, en los prolegómenos
del Carnaval, surge en el semanario El
Eco del Águeda[1] una nueva iniciativa para
construir una plaza de toros, al menos se barruntan los comentarios que vuelven
a llenar páginas de la prensa local. “Para los que amamos, no ya la espléndida
campiña de Miróbriga y los evocadores vestigios del pasado en la ciudad famosa,
sino todo aquello que constituye la idiosincrasia de un pueblo, que tiene la
virtud de conservar sus tradiciones, el anuncio de construir una plaza de toros
nos llena de asombro y de melancolía. Y así creo le pase a los buenos farinatos
que alejados del terruño sueñan su Carnaval y sienten la nostalgia de aquellos
amaneceres de sol y alegría, sobre la muralla, en espera del encierro, del
reloj suelto, del espectáculo por demás pintoresco y atractivo de las capeas,
del sano regocijo de las fiestas. Presiento, que eso, que no es más que la
borrosa silueta de la fiesta más característica de Ciudad Rodrigo, acabará en
el momento en que una plaza formal sirva de pretexto para celebrar en ella las
tradicionales corridas. Allí irán famosísimos ases del toreo; las ganaderías
más acreditadas enviarán allí lo más selecto de su ganado; pero no habrá reloj
suelto, ni espantos, ni alegre emoción, ni vistosos escuadrones de lanceros
para encerrar. Eso ¡no volverá!”. Un lamento de Remember, lleno de nostalgia, ante
el futuro incierto de las fiestas de toros en Ciudad Rodrigo.
Casi pasa un año sin que hubiera más concreciones sobre la futura plaza
de toros. El día de Nochevieja de 1925, Jacinto Sánchez Rodríguez, director del
citado semanario, se hace eco de una reunión que se ha celebrado para ver la
viabilidad de construir un coso taurino. La inserta en El Eco del Águeda:
“Hasta nosotros ha llegado una noticia que transmitimos a nuestros lectores con
toda clase de reservas... Advertimos, no obstante, que no es una inocentada,
por si espíritus suspicaces, que nunca faltan, quisieran tomarlo como tal. En
un mentidero local de reconocido prestigio, surgió el otro día la idea, mil
veces abortada, de construir una plaza de toros en Ciudad Rodrigo.
Plaza del Hospicio |
“La idea no fue vana, como otras veces, pues uno de los presentes hizo
pública su intención de adquirir todas la acciones que no se cubrieran por el
público.
“Surgió a la vez un ilustre geómetra, arquitecto, ajedrecista y humorista
acreditado, que presentó un proyecto para la construcción de la citada plaza.
“Los presentes aprobaron el proyecto y ahora solo falta que la cosa
siga adelante y que se demuestre que hay salero para acometer la empresa”.
Parece que la iniciativa tiene crédito. Al menos cuaja la idea y se va
avanzando en el proyecto, tal y como se refleja en el citado semanario en la
edición del 14 de enero de 1926: “¿Tendremos plaza de toros? Si las apariencias
no engañan, nos permitimos con grandes probabilidades de acierto, contestar
afirmativamente. Hemos dicho las apariencias, pero podemos decir más. Hay ya
algo concreto, algo tangible y sólido alrededor de este asunto, que desde hace
varios años viene siendo de actualidad en Ciudad Rodrigo. Tendremos plaza de
toros y tal vez no tardando mucho…”
Es un denso artículo, en el que se ofrecen todo tipo de justificaciones
e, incluso, comparaciones, a más de relatar los beneficios que traería consigo
la ejecución de este proyecto: “Las grandes poblaciones, las que tienen deseos
de engrandecimiento, ansias de prosperidad, procuran siempre encontrar el
medio apto, idóneo, para conseguir sus deseos, de atracción del forastero, del
fomento de una feria, de la expansión de un mercado. Antes, por sí, se conseguía
eso a base de una romería, de una fiesta religiosa; hoy se consigue de otros
modos que no debemos despreciar.
“Lo cierto, entrando ya en materia de información, es que la idea de construir
una plaza de toros en nuestra ciudad, está ya muy cerca de trocarse en
realidad. Personas de gran arraigo y actividad han comenzado las gestiones,
mejor dicho, las llevan ya muy adelantadas.
“Se dice que con un poco que ayude el pueblo, el capital para la
construcción de la plaza será reunido. Hemos tenido ocasión de conocer, aunque
en líneas generales, el proyecto de la obra y el presupuesto necesario para
llevarla a cabo. La plaza será construida en el sitio conocido por Las Canteras,
en los terrenos que hay entre la carretera de La Caridad y el camino que
conduce al Caño del Obispo; será amplia y artística, con toda clase de dependencias
y adelantos. Será de una cabida aproximada de 6.500 a 7.000 almas y de dos
pisos. La circundará un amplio paseo para fácil acomodo de coches y
establecimientos ambulantes. El sitio es, pues, inmejorable. Muy cerca de la ciudad,
desde donde se podrá admirablemente presenciar los desfiles y también en un
lugar que evite los gastos de transporte del principal material que en ella se
habrá de invertir, la piedra.
“Si los que desconocen el carácter de nuestro pueblo, pudieran creer que
la construcción de la plaza sería un peligro para el esplendor y actual
fisonomía de los renombrados Carnavales, no pensarán así los verdaderos
mirobrigenses, que jamás consentirían que algo viniese a empañar el carácter de
sus fiestas predilectas. Si así no fuera sería el primero en contra de la
edificación de esa plaza de toros”.
En el número 76 de El Eco del Águeda, correspondiente al 22 de
abril, se inserta una circular lanzada por una gestora, presidida por Manuel
Sánchez Arjona, que pretende constituir una sociedad accionarial para construir
la plaza de toros. Es de fecha de 27 de marzo y decía así: “Muy Sr. Nuestro.
Ante la crisis de trabajo por la que atraviesa la clase jornalera de Ciudad
Rodrigo, hemos pensado en la ejecución de alguna obra que permita emplear a
nuestros obreros que en la actualidad se encuentran en paro forzoso.
“A tal objeto, y pareciéndonos que la construcción de una plaza de
toros beneficiaría grandemente, al propio tiempo, los intereses generales de la
ciudad, por razones de todos conocidas, nos dirigimos a usted solicitando su
ayuda moral y económica.
“Queremos constituir una sociedad por acciones nominativas, de ciento
cincuenta pesetas cada una, pagaderas en el momento de recoger los resguardos
de ellas en la sucursal del Banco del Oeste de esta localidad.
“El máximo coste de dicha plaza de toros será de noventa mil pesetas (o
sea, 600 acciones), y el término de entrega de la obra es de ocho meses,
contando desde el día en que empiecen los trabajos –dicho precio por acción
nunca podrá ser elevado, por encontrarse la cantidad dentro del precio de la
obra, y por consecuencia de esto, habrá siempre dividendos activos con el
producto del arrendamiento de referida plaza-.
“Esperamos reunir toda la cantidad en muy breve plazo, pues además de
valiosos ofrecimientos pecuniarios de personas amantes de Ciudad Rodrigo, los
obreros dejarán para acciones el diez o el quince por ciento del importe de sus
jornales. Pero si nuestros cálculos resultasen fallidos y no se reunieran las
noventa mil pesetas, dentro de dos meses a partir de la fecha de esta circular,
los señores que se hayan suscrito podrán recoger el importe de sus acciones en
la sucursal del Banco del Oeste, mediante la presentación de dicho resguardo.
“Una vez cubierta la suscripción, se convocará a junta general de
accionista y se nombrará un consejo de administración de dicha sociedad por
mayoría de votos. Mientas esto suceda, se nombra una junta provisional
constituida por los siguientes señores: presidente, don Manuel S. Arjona; vicepresidente,
don Severino Pacheco; tesorero, don Antonio S. Villares; secretario, don Juan
Aparicio; contador, don Vicente Terán; vocales, don Isidro Rodríguez, don
Vicente Nieto, don Jesús Montejo y don Julián Moraleja.
“Ciudad Rodrigo, 27 de marzo de 1926” . Y va rubricada por el presidente, el secretario
y el tesorero de dicha junta provisional de accionistas.
José Manuel Sánchez-Arjona |
La ubicación de la proyectada plaza, como habíamos apreciado, no se corresponde
en principio con la que hasta ahora se ha tenido como referencia. Nada se nos
dice al respecto en la circular de la junta de accionistas, pero en pocos meses
se cambia de asentamiento: de Las Canteras pasará a barajarse la posibilidad de
ubicarla en Terralba. Es más, se abrirá un tímido debate sobre el lugar más
idóneo para levantar la infraestructura taurina. Así, el semanario El Eco del Águeda en su número 77, correspondiente
al 29 de abril, incluye en su página tercera un artículo de “interés local” titulado
Una opinión sobre el sitio para construir
la plaza de toros.
En las semanas anteriores se había constituido una comisión organizadora,
que ya había empezado a tomar algunos acuerdos, entre ellos la ubicación del
futuro coso taurino: “sabemos –dice el anónimo articulista- que el sitio elegido
es el campo llamado de Terralba, o sea en las inmediaciones de la estación del
ferrocarril, pasado el puente de la vía férrea y sobre la carretera que conduce
a Villavieja de Yeltes”.
El lugar elegido por la comisión no convence al articulista por una serie
de razones: “1ª. El material de construcción (mampuesto) habrá que extraerlo,
según nos dicen, de una cantera que allí existe, pero inexplorada todavía, con
lo que a nuestro juicio los materiales resultarán más caros.
“2ª. La distancia desde la población al sitio designado nos parece
excesiva para el pobre espectador que tenga que ir pedibus andante, y más si se considera que en un día de calor y
sitio como aquel en donde no hay un árbol que mitigue en parte este calor, se
lleva la probabilidad de caer asfixiado.
“3ª. Todo el recorrido, desde que se sale de la ciudad, habrá que hacerse
precisamente por el campo y caminos de más afluencia de ganado vacuno y no
habrá que decir los sustos, carreras y otras diversiones por el estilo que los
astados feriantes podrán proporcionar a los concurrentes al coso taurino.
“4ª. El abastecimiento de agua para las múltiples atenciones y
necesidades de la plaza, constituirá un problema, pues si bien es cierto que
según se nos ha dicho se cuenta con una fuentecita que hay en las cercanías,
también lo es que dicha fuente pertenece a más de un dueño y que siendo la
época del calor cuando más se necesita el agua, los obreros del campo no
consentirán se les merme en nada la escasa producción del pequeño manantial.
“5ª y última. Que no vemos, por la razón primera, sitio adecuado para que
pueda haber un bonito desfile, cosa que tanto distrae a los muchos que no van a
las corridas”.
Lógicamente, el articulista indica la ubicación que, desde su punto de
vista, sería adecuada para la futura plaza de toros: “Creemos –dice- que el
sitio mejor para construir la plaza es el que llamamos Cruz Tejada, sin
precisar dónde, pues esto lo haría el mayor o menor número de dificultades que
se encontraran para adquirir los terrenos”. Además, como no podía se de otra
forma, argumenta las ventajas que, por otra parte, salvarían los inconvenientes
señalados para el terreno de Terralba: “Al hacer en el sitio indicado la plaza,
se daría gran animación al arrabal de San Francisco, facilitando el negocio a
los establecimientos existentes y acaso a otros que pudieran establecerse. La
nueva barriada que se está haciendo recibiría también mayor impulso y acaso lo
que hoy son tierras de labor, junto a la espaciosa carretera, se convertirían,
andando el tiempo, en hotelitos de verano y jardines atractivos”. Por último,
ya entrando en costes, indica la posibilidad de recurrir a la Diputación de Salamanca
para que conceda “la mucha y buena piedra que hay en los corrales del Hospicio
(arcadas y demás); acaso la concediera y entonces el coste sería también menor
y reducido el acarreo de la misma”.
Ajenos a las opiniones, que las habría para todos los gustos, la comisión
que ha emprendido la construcción de una plaza de toros en Ciudad Rodrigo sigue
con su trabajo. Se ha creado una sociedad y se han puesto a la venta sus
acciones –se depositan en las oficinas del Banco del Oeste-, que son colocadas
“tras no pocos esfuerzos”, se señala en un artículo de 24 de junio en la portada
del número 85 de El Eco del Águeda.[2]
Existe cierta confianza en que el proyecto llegue esta vez a buen puerto
y que “sea un hecho la tantas veces fracasada idea de construir un coso taurino
en Ciudad Rodrigo”. El artículo promueve la necesidad de que los distintos
sectores económicos y ciudadanos se impliquen en el proyecto. “Hay que ayudar”,
argumenta un editorial del citado semanario, al tiempo que afirma que “es
preciso que todos colaboremos y ayudemos a la total solución de la empresa,
puesto que el beneficio directo e indirecto ha de ser para todos”; aunque los
dardos van dirigidos preferentemente al “comercio, que es el elemento más
llamado a contribuir al éxito de la idea” y que, sin embargo, “parece ser que
no se ha mostrado todo lo pródigo que debiera en este asunto”.
Como es habitual, la argumentación abunda en cuestiones manidas pero no
por ello resueltas, como es el “pavoroso problema obrero”. La construcción de
la plaza sería una solución puntual para abordar el paro en el invierno, cuando
escasea precisamente el trabajo, “la fatal crisis obrera de tan tristes
consecuencias” y que se presenta para los obreros con su cara “más feroz: el
hambre”.
El proyecto para construir una plaza de toros estable en Ciudad Rodrigo
llega en esos mismos días, cuando el debate está abierto en la ciudadanía y
recogido en la prensa del momento[3], al
Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo. Su Consistorio, en la reunión del 21 de junio de
1926, estudia una solicitud de Severino Pacheco, en representación de la
comisión constituida para la construcción de la plaza de toros, en la que pide
al Ayuntamiento que, “al ser beneficiosa la obra para la población, sea
suscriptor, bien por subvención o tomando acciones de las seiscientas que se
emiten a ciento cincuenta pesetas cada una”. Se entra en debate y el concejal
Baldomero Martín Aparicio defendió que el Ayuntamiento “no fuera accionista,
pero sí se quiere que subvencione la empresa, no siguiéndosele ningún beneficio
ni perjuicio”. El edil Segundo Lobato Plaza manifestó su postura favorable a
que “se tomaran 10 acciones, pues este gasto era insignificante para los
beneficios que reportaba al municipio a la afluencia de forasteros al festejo
de las corridas, no siendo partidario de la subvención”. En iguales términos se
expresó el concejal Manuel J. Montejo Hernández, aunque añadió otra razón de
peso, ya apuntada anteriormente: “Se debían adquirir diez acciones y con ello
se conjuraría la crisis obrera al construir la plaza de toros y el erario
municipal tendría ingresos al acudir forasteros a los toros”.
Interviene el alcalde, Calixto Ballesteros Rivero[4].
Afirma sin tapujos que “el asunto económicamente considerado era ruinoso, pero
debían tomarse diez acciones por los beneficios que reportaba la plaza de toros
a la población”. No obstante, dejaron pendiente el acuerdo final para otra
sesión, ante la advertencia del secretario de la Corporación de que no
se podía adoptar una resolución asentándose en los principios básicos de la
legislación aplicable a este punto. De hecho, el Consistorio no volvió a
abordar oficialmente su contribución a la construcción del coso.
La comisión creada para levantar la plaza de toros, presidida por José
Manuel Sánchez-Arjona[5],
siguió con su trabajo. Se suscribieron la mayor parte de las acciones y se pensaba
que las que no se han colocado todavía se adjudicarían de forma inmediata.
Incluso, se apunta ya para el mes de septiembre el inicio de la construcción
del coso taurino, por lo que los miembros de la comisión organizadora deciden
traducir las acciones en dinero efectivo.
Los accionistas salen a la luz pública. El Eco del Águeda inicia en su número 87, de 8 de julio, la
relación de las personas que han suscrito acciones. La lista la encabeza José
Manuel Sánchez-Arjona, con 15 acciones; con siete está José Manuel Rodríguez,
de Gallegos de Argañán, y con seis el Círculo Mercantil. Cinco tienen Severino
Pacheco, Antonio Sánchez-Villares, Jesús Montejo, Ángel Rodríguez (de Gallegos
de Argañán), Laurentino Risueño y Clemente de Velasco; con cuatro están la
viuda de Bonifacio Zaera, Juan Aparicio, Joaquín Aparicio, Francisco Sánchez y
Sánchez (Salamanca), Amador y Manuel Angoso (Salamanca), Juan Manuel San Máximo
e Hiscio Sánchez (Salamanca). Tres acciones adquirieron Gonzalo Alonso
(Villavieja de Yeltes), Concepción de Velasco (Sevilla), el marqués de Armendáriz
(Madrid), José Luis Montero (Salamanca), Vicente Terán, Vicente Nieto, Isidro
Rodríguez y Alipio Pérez Tabernero (Salamanca), Jesús Pacheco (Gallegos de
Argañán), Fernando de Velasco, Agustín H. Mirueña Pérez, Santiago Martín Báez y
Ernesto Blanco (Salamanca), Francisco Rodríguez (Fuenteliante) y la Cooperativa Mirobrigense.
Con la adquisición de dos acciones encontramos a Manuel Arranz, Ignacio
Sánchez, Gonzalo Santos, Francisco A. Rodríguez, Domingo García (Salamanca),
Lisardo Sánchez (Salamanca), Ladislao Trinchet, Restituto Cañizal, Enrique
Roselló, Julián del Castillo, Joaquín Sánchez, Serafín Tabernero, Isidro
Alaejos, Eugenio Castaño, Aurelio Alaejos, Juan Rodríguez, José Real Orive,
Miguel Hernández, el marqués de Llen y Ramón Llauradó (Salamanca), Abdón
Montejo (Sancti Spíritus), Juan José Ramos (Barquilla), Joaquín S. Valencia
(Fuenteguinaldo), Federico Bernardos (Sancti Spíritus), Justo Sánchez
(Salamanca), José Manuel García (Salamanca), Edmundo Vaquero (Salamanca),
Francisco Sánchez (Salamanca), Heraclio Castaño, Rafael y Toribio Vicente y
Laureano San Pablo.
Finalmente, compraron una acción de la futura plaza de toros Manuel S.
Espiga, Olegario Niño, Manuel Cascón, Manuel Silva, Justo Salvador, Santiago S.
Rico (Salamanca), Alejandro Pombo, Antonio Lamamié de Clairac (Salamanca), Juan
y Santiago S. de Terrones (Salamanca), Cristóbal H. Bueno (Salamanca), Hotel
Comercio (Salamanca), Daniel Moraleja, Jesús Elías, Emiliano Hernández,
Baldomero Martín, Gregorio Camisón, Manuel Sánchez, Celestino Iglesias, Eduardo
Rodríguez, Tiburcio Escudero (Salamanca), Luis D. Taravilla, Alfredo Miguel,
Juan Manzano, Francisco Manzano, Juan Delgado Mena, Francisco García Tavara y
José Esteban Rodríguez.
La decisión de hacer efectivas las acciones y por tanto de contar con la
liquidez necesaria para iniciar las obras del coso taurino, encuentra reparos y
dificultades que dan al traste, una vez más, con la iniciativa de levantar una
plaza de toros en Ciudad Rodrigo. Es palmaria la situación creada y que hace
pública el presidente de la Sociedad Pro-Plaza de Toros. José Manuel
Sánchez-Arjona se dirige al público a través de El Eco del Águeda. El director del semanario, Jacinto Sánchez
Rodríguez, lo expresa con suma claridad: “¡No tenemos perdón de Dios!”, un subtítulo
al artículo que abre el periódico del 7 de octubre: “Ya no habrá plaza de toros”.
La “eterna cuestión” de promover un coso taurino vuelve a tropezar con la
“idiosincrasia” de los mirobrigenses, “la causa de nuestra desventura”, añade
el editorial que comenta la carta remitida por José Manuel Sánchez-Arjona y que
reproduce el citado semanario en su número 99. El “epílogo” al proyecto de la
plaza de toros es meridianamente claro: “En el mes de julio –dice
Sánchez-Arjona-, al marcharme de esta, se acordó en una reunión de la junta
organizadora de la
Sociedad Pro-Plaza de Toros, poner al cobro las acciones
suscritas, que ascendían a 65 ó 70.000 pesetas. Ahora al volver de mi viaje me
sorprende saber que solamente algunas acciones habían sido liberadas y que
algunos de los suscriptores habían puesto serias
dificultades para el cobro de ellas. Sin duda, -continúa con ironía-
después de haberlas suscrito, recapacitaron bien sobre el particular y debieron
ver claro que la construcción de la plaza, no suponía beneficio alguno para el
pueblo en general y para ellos en particular, puesto que nuestras ferias y
fiestas son de por sí lo suficientemente atractivas y animadas para no tener
que recurrir a corridas de toros para atraer forasteros”.
La carta sigue analizando lo sucedido y afirma que “este razonamiento
podrá ser una opinión particularísima de algunos suscriptores y que yo, como
opinión ajena, respeto aunque no comparto. Y como no era posible empezar las
obras sin reunir el dinero presupuestado, se reunió la Junta y acordamos
devolver el dinero cobrado a aquellos señores que habían liberado sus acciones,
devolución que se está llevando a cabo y con la cual damos por terminada
nuestra gestión, desistiendo de construir la plaza”.
José Manuel Sánchez-Arjona termina su declaración pública y su función
“como presidente de la Junta y como mirobrigense”, sintiendo que “no se lleve a
efecto esta obra que resolvería, por lo menos, la crisis de trabajo que con el
invierno se avecina”. Por último, apunta que “la Junta no puede menos, también,
de agradecer el concurso que le prestaron algunos señores que con todo
entusiasmo compartieron con nosotros su afán de construir un coso taurino en
Ciudad Rodrigo. Conste también nuestra gratitud hacia la Excma. Diputación Provincial,
por el concurso prestado a nuestra empresa cediendo los terrenos para la
edificación de la fracasada plaza”.
La iniciativa para que Ciudad Rodrigo contase con una plaza de toros
estable vuelve, por tanto, a diluirse. La “idiosincrasia” del mirobrigense se
presenta de nuevo con su mayor evidencia: “Es vergonzoso confesarlo, pero es
más vergonzoso no decirlo: somos inmerecedores de que nadie se sacrifique por
nosotros”, opina El Eco del Águeda
tras reproducir la carta del que pocas semanas después se convertiría en el
alcalde de Ciudad Rodrigo, a la postre en el Buen alcalde.
Los mirobrigenses, si quieren ver toros, tendrán que conformarse con lo
que hasta ahora han venido haciendo. Esperar a la iniciativa de algún
particular que se preste a organizar puntuales festejos taurinos, casi siempre,
como ha ocurrido hasta el momento, vinculados a la celebración de las ferias de
mayo o septiembre, o desplazarse a la capital para presenciar las corridas de
sus afamadas ferias septembrinas.
[1] PEREIRA,
Jesús. Ibídem, número del 6 de mayo de 1928. El Eco del Águeda. “Semanario independiente. Salió el primer número
el 6 de noviembre de 1924 y vivió hasta el 6 de junio de 1627. Era su director
don Jacinto Sánchez Rodríguez. Se publicó primero los jueves y más tarde los
domingos. Publicó un número extraordinario, profusamente ilustrado, con motivo
del Carnaval, y de vez en cuando daba a la estampa fotografías de Ciudad
Rodrigo y caricaturas de J. S. T. [Jesús Sánchez Terán]. Se imprimió primero en
casa de Celestino Iglesias y en su última época en Salamanca”.
[2] En
este semanario se da cuenta, en el número del 20 de mayo, de las desgracias que
ocasionó la celebración de San Isidro: “En este mismo número hacemos referencia
a los desgraciados sucesos que acaecieron durante las capeas con que los
labradores de Ciudad Rodrigo celebran el día de San Isidro. Ampliemos detalles.
En la tarde del día 15 durante la corrida que
siguiendo una antigua costumbre se celebra en la plaza de Santo Domingo, del
arrabal de San Francisco, fue alcanzado por uno de los toros que se lidiaban
José García y García (Varetas), de
las Huertas de Santa Cruz.
La herida, en los primeros momentos, adquirió
proporciones alarmantes. Después de una cura de urgencia practicada por el
doctor Briega, fue trasladado al hospital, donde después de recibir los
auxilios espirituales que le prestaron don Romualdo Sánchez Iglesias y el
magistral de la Catedral
don José Manuel Sánchez, y de practicarle una nueva y laboriosa operación
quirúrgica los doctores Yepes y Mirat, auxiliados por los practicantes señores
Vegas y Galán, falleció rodeado de su familia y amigos.
El entierro del desgraciado joven constituyó una
imponente manifestación de duelo, pues se congregó el pueblo entero a rendir el
último tributo al fallecido. Descanse en paz.
En el Arrabal del Puente también durante la capea
sufrió la fractura de un brazo la joven Valentina Giménez, cuyo estado actual
es de franca mejoría.
Lamentamos en el alma las desgracias y acompañamos en
su dolor a la familia del desgraciado joven”.
[3] El
semanario Miróbriga, en su número
216, de 16 de mayo de 1926, publica el artículo La construcción de la
Plaza de Toros, en el que informa sobre las gestiones que
se están realizando. Esta firmado por ‘Un mirobrigense’ y fechado el día 14:
“Considerando de interés local la construcción de la Plaza de Toros, nos hemos
entrevistado con algunos señores de la
Junta provisional nombrada, para obtener los datos que más
pudieran interesar a nuestros lectores.
“Según
nos informaron, ya hace diez o doce días que se han puesto en circulación las
acciones de la Sociedad
que se ha de formar para la construcción de dicha plaza, siendo el resultado
hasta ahora muy satisfactorio, pues ya pasan de trescientas cincuenta las
ofertas.
“En la
pasada semana fue una comisión, compuesta por los señores Sánchez Arjona,
Pacheco y Montejo a Salamanca, con el fin de recabar la ayuda de los numerosos
ganaderos de aquella capital y todos aquellos con quienes hablaron se
suscribieron, se ofrecieron hacerlo con buen número de acciones. No sería
aventurado afirmar que solamente de aquella capital han de pasar de ciento las
inscripciones que se hagan.
“La
suscripción estará abierta aún, hasta pasada la Feria de Mayo, fecha en que
es de supone quedarán cubiertas las seiscientas acciones emitidas. En el Banco
del Oeste de esta localidad ha abierto una cuenta corriente la Junta , a nombre de Sociedad
Constructora de la Plaza
de Toros, en donde los señores que se han suscrito han de recoger el resguardo
de sus acciones mediante el pago de las mismas.
“Respecto
al sitio donde ha de construirse dicha plaza, no hay aún nada resuelto, pues
ahora se hacen gestiones cerda de la Diputación Provincial
para que dicha Corporación ceda a la Sociedad constructora los terrenos de los corrales
del Hospicio, con la piedra que hay en ellos. De llegarse a conseguir esto,
supondría una economía de más de quince mil pesetas en la construcción.
“Se ha
mandado ya la solicitud a Salamanca con el informe del señor administrador del
Hospicio, señor Briega, y es esperar que dicha concesión sea un hecho, pues la Diputación está animada
de los mejores propósitos y el informe emitido no puede ser más favorable.
Solamente había una dificultad que salvar, que es el contrato de arriendo que
el Batallón de Antequera tiene hecho de aquellos locales, dificultad que
creemos no exista dado el cariño que a Ciudad Rodrigo tienen los jefes de dicho
batallón, los cuales es de esperar no pondrán reparos en rescindir dicho
contrato.
“La
construcción por lo tanto es un hecho, de los cual, como buenos mirobrigenses
nos alegramos, pues esta obra no solamente han de remediar a la crisis obrera
que desde hace meses se deja sentir, sino que, indiscutiblemente, nuestra feria
con las corridas de toros o novillos han de alcanzar una gran animación que se
traducirá en beneficios para el comercio y la industria. Hay pues que ayudar a
esta Junta que tan desinteresadamente trabaja para el bien del pueblo y creemos
que no debía ningún hijo de Ciudad Rodrigo dejar, conforme a sus fuerzas, de
aportar su concurso para el buen término de este asunto.
“Y
ahora, para terminar, haré una aclaración necesaria para aquellos que por no
haber llegado a sus manos las circulares que hace días se repartieron, no estén
enterados de las condiciones y clase de la Sociedad que se quiere constituir. Dicha Sociedad
se constituirá por acciones nominativas de ciento cincuenta pesetas cada una,
que se abonarán en el acto de recoger la acción, quedan o no por lo tanto liberada
dicha acción y no pudiendo reclamar la Sociedad a los accionistas ni un céntimo más del
importe e ellas”.
[4]
Calixto Ballesteros Rivero fue alcalde de Ciudad Rodrigo entre el 20 de
septiembre de 1925 y el 2 de noviembre de 1926.
[5] José
Manuel Sánchez-Arjona y de Velasco ostentaría más tarde la Alcaldía de Ciudad Rodrigo,
concretamente entre el 7 de noviembre de 1926 y el 4 de febrero de 1931.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar en esta página.