El edil Jesús
García Romero, reenganchado al Consistorio tras su elección como representante
del Arrabal de San Francisco, vio de nuevo la oportunidad, años después -ya hemos escrito de su contumacia taurina-, de replantear
la construcción de una plaza de toros estable en Ciudad Rodrigo. Y así firma
una nueva proposición[1] para
dotar a la población de un coso taurino. En esta ocasión se suman inicialmente
a la propuesta los también concejales Eugenio Sevillano Muñoz y Anacleto Sánchez-Villares
y Sánchez. Los tres presentan su iniciativa al Ayuntamiento en la sesión del 11
de mayo de 1918 con el “objeto de llevar a cabo la construcción de una plaza de
toros en esta ciudad a cuyo efecto el inspector de obras municipales presentaría
el plano y presupuesto correspondiente”.
La base del proyecto viene a ser similar a la mostrada en ocasiones
anteriores: El Ayuntamiento cooperaría a dicha obra consignando 5.000 pesetas
en acciones en sus presupuestos de 1919 y 1920; que se nombrara una comisión de
concejales a los que se podía unir las personas influyentes que esta creyera
conveniente para conseguir el número de acciones precisas para la realización
de la obra, citando después a junta general de accionistas para la constitución
de dicha sociedad, la que nombraría después la junta constructora de dicha
plaza.
Mulillas y mulilleros en una e las puertas de la antigua plaza de toros del Hospicio. La fotografía es de 1923 |
La propuesta la defendió lógicamente Jesús García Romero repitiendo
argumentos ya conocidos, como que sería “conveniente que tuviera realización para
el fomento de los intereses de la población como ocurría en la mayor parte de
ellas y, además, porque con tal obra en el próximo invierno tendría ocupación
la clase obrera”.
Interviene el concejal Joaquín Aparicio Ruano, quien mostró su
conformidad con todo lo expuesto, aunque arguyendo que “el asunto era de grande
importancia para que en el acto se pudiera decidir”; además, dejó ver su
parecer de que “la subvención que se reclamaba era muy subida para las condiciones
económicas del municipio”, algo en lo que estuvo también de acuerdo el edil
Emeterio Pacheco Flores, quien se inclinó por dejar “el asunto ocla Corporación , José
Pérez Solórzano[2], asignó la valoración de
la propuesta a una comisión integrada por los tres concejales proponentes y
Joaquín Aparicio.
ho días sobre
la mesa para estudio de los señores concejales” y volver sobre él en la próxima
sesión. García Romero lo aceptó y el presidente accidental de
El plazo estipulado no se cumplió y la propuesta no fue examinada por la
comisión, como recordó Jesús García Romero en la siguiente sesión, celebrada el
18 de mayo. Por eso, ruega a la presidencia, y así se le concede, que los
concejales comisionados estudien el asunto “a la mayor brevedad a fin de que el
proyecto pudiera ser un hecho en plazo breve”.
El estudio se realiza y se dan los primeros pasos para llevar a efecto la
consecución del ansiado coso taurino, pese a que en la sesión del 25 de mayo
todavía no se había “evacuado informe conferido para la construcción de una
plaza de toros a fin de que se practicasen gestiones para la adhesión de
accionistas”. El Consistorio da su autorización para difundir la iniciativa,
como se recoge en la sesión del 1 de junio en la que también se da cuenta de
una “carta circular hecha por la comisión nombrada para recabar adhesiones a
fin de construir en esta población una plaza de toros”.[3] Pero el proyecto quedó, de nuevo, en solo eso.
[1]
“Proposición. Los concejales que suscriben a la ilustre Corporación tienen el
honor de exponer que con el fin de evitar la calamitosa situación que sufren en
los inviernos la clase artista y obrera de esta población, por la carencia
absoluta de trabajo en sus oficios respectivos, dando esto lugar a que abandonen
su patria para buscar el sustento con su honrado trabajo a extrañas tierras;
procurando poner remedio a estos males, así como al propio tiempo cumplir con
el deber que el cargo les impone de procurar el fomento de esta ciudad,
proponen: 1º. Que por el señor inspector de obras municipales sea presentado el
plano y presupuesto para la construcción de una plaza de toros en esta
población. 2º. Que este Ayuntamiento acuerde para cooperar a dicha obra la
consignación de 5.000 pesetas empleadas en acciones para sus presupuestos de
los años de 1919 y 1920, respectivamente. 3º.
Que acuerde igualmente sea nombrada una comisión de señores concejales,
pudiéndose unir a esta las personas influyentes que esta comisión considere
oportunas para hacer cuantas gestiones consideren necesarias a fin de conseguir
el número de acciones precisas para llevar a efecto las obras de dicha plaza de
toros. 4º. Conseguido por esta comisión el completo de acciones con arreglo al
presupuesto y plano de dicha plaza, citará a junta general de tres accionistas
para proceder a la constitución de dicha sociedad, a cuyo cargo queda el
nombramiento de la junta gestora de dicha plaza. Casa Consistorial de Ciudad
Rodrigo, a 11 de mayo de 1918. [Fdo.] Jesús Gª. Romero, Eugenio Sevillano,
Anacleto S. Villares”.
[2] José
Pérez Solórzano había sustituido de manera provisional a Juan de Nogales
Delicado-Arias, tras su dimisión irrevocable. Asumió la Alcaldía el 3 de agosto
de 1918 y se mantuvo al frente del Consistorio hasta el 15 de diciembre de
1919.
[3] La Feria de Mayo se celebró
siguiendo la pauta de anteriores ediciones, según refiere el semanario Avante de 1 de junio de 1918: “Con la
animación y extraordinaria concurrencia, con que viene celebrándose nuestra
renombrada feria, se ha celebrado en el presente, habiendo contribuido a ello
el buen tiempo. Se hicieron muchas transacciones de ganado vacuno, caballar,
mular, asnal y de cerda los cuales se han cotizado a precios fabulosos. La
oferta ha estado en relación con la demanda, por haber concurrido gran número
de compradores.”
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