Estábamos a
mediados de enero de 1885 y ya olía a Carnaval. La estudiantina salmantina se había
dado un garbeo por Ciudad Rodrigo con la excusa de recaudar fondos para los
afectados por el terremoto de Andalucía de final del año de 1884 y el ambiente
era claramente precarnavalesco. De hecho ya habían comenzado los trámites para
su organización, caso de la solicitud al Gobierno Civil para que se autorizasen
las tradicionales corridas del antruejo, eso sí, “previo pago de 75 pesetas”,
tasa que encendió al redactor de El Progreso:
“¡Previo pago de 75 pesetas...! ¡Hombre, hombre! La frasecilla tiene miga. ¿Qué
pesetas son esas? ¿En qué ley se autoriza el cobro de semejantes derechos?
¿Quién las ha cobrado? ¿A qué fin se aplican? ¿Serán las únicas pesetas
cobradas por causas análogas? ¡A ver, señores interesados...! ¡Que se haga luz
en este asunto, que nos parece algo sucio! ¡Señor gobernante, aclárelo usted!”.
Sin aclaraciones que conozcamos, el
Carnaval sigue con su liturgia y el martes 17 de febrero comienza el montaje de
los tablados, cuya construcción se extendería hasta completarse con la revisión
que sobre su seguridad imponía el Ayuntamiento. Por otra parte, ya se conoce la
procedencia de los novillos: la ganadería del mirobrigense Antonio Hernández
aportará la corrida del Domingo de Carnaval; las reses del lunes serán de la
Viuda de D. Celestino Hernández, de la misma vecindad; y se cerrará el capítulo
taurino del Carnaval de 1885 con las reses de Antonio Pérez, vecino del anejo
Otero de Vaciadores, de Aldeatejada.
Estampa de la revista taurina La Lidia de 1885 |
El Ayuntamiento también había
acordado la participación de varios diestros para las corridas, caso de los
madrileños Joaquín Menasalvas, el
Barberillo[1], y Atanasio Alonso, el Rata[2], o
del toledano Eustasio Rodríguez, Método[3].
Varias crónicas telegráficas nos dan
cuenta de lo que aconteció en este Carnaval, todas ellas insertas en El Progreso: “Los novillos corridos el
domingo en Ciudad Rodrigo han dado juego”, favoreciendo “a los cuatro
aficionados que de Madrid han venido para poderse lucir y recaudar no pocos
cuartos, especialmente el diestro conocido por Barberillo, que estuvo
admirable”.
Si el encierro de Antonio Hernández
resultó bueno para toreros y crítica, el del lunes contó con problemas
sobrevenidos: “El ganadero de la corrida de novillos de anteayer estuvo con sus
vaqueros todo el día tratando de sacar de la dehesa el ganado, no habiéndolo
conseguido, por lo que tuvieron que correrse los que tenían dispuestos para el
martes”. Algo que parece complicado, dadas las costumbres imperantes y la ejecución
del encierro, por lo que el propio periódico desmiente de alguna manera esta
información al señalar días después que
el Lunes de Carnaval “se corrieron en Ciudad Rodrigo novillos de varios
labradores del Arrabal de San Francisco por haber sido imposible sacar del
monte los destinados a la lidia. En la refriega uno de los novillos mató un caballo”.
Y como colofón, los novillos de la corrida del Martes de Carnaval siguieron en
comportamiento a las reses del domingo, con un “ganado superior; no así la
segunda por haber tenido que encerrar ganado de labor. De los diestros, El
Barberillo, Rata y Método han trabajado a conciencia, señalando banderillas,
pareando y dando hasta el cambio de rodillas. Han recaudado, entre el guante y
30 duros que les dio el Ayuntamiento, unos 84 duros. El público, satisfecho”.
En referencia al capítulo
complementario del antruejo mirobrigense, “los bailes de Ciudad Rodrigo han
estado todos muy concurridos, sin más disgustos que unos golpes que se dieron
dos prójimos en el del teatro por cuestión de una ella”. Pero destaca que “en la noche del domingo los bailes y
teatro estuvieron concurridísimos, habiéndose lucido bonitos trajes de charra,
palomas, capuchones, etc., llamando la atención dos preciosos trajes de
cantinera que llevaban Aniana Nava y Romana Valls. Y, también, “en las tres
zarzuelas que se han presentado en el teatro de Ciudad Rodrigo, ha habido tres
llenos”, apunta el citado periódico salmantino que, como remate y siguiendo el
parecer de los mirobrigenses, “hace muchos años no acude a Ciudad Rodrigo tanto
forastero como los que han acudido a los carnavales de este año”.
[1]
Torero, novillero y banderillero que tuvo interesantes actuaciones en plazas de
relevancia, tanto del territorio nacional como allende sus fronteras. Algunas
fuentes informan que se suicidó en México el 1 de mayo de 1908.
[2]
Atanasio Alonso Moreno utilizó el apodo de El Rata, único conocido hasta hoy.
Matador de novillos y banderillero, había nacido en Madrid el 17 de noviembre
de 1861, falleciendo a los 25 años, concretamente el 10 de septiembre de 1886. Del
año 1880 a
1886, breve etapa de su vida torera, trabajó como banderillero y matador de
novillos en festejos sin importancia, llegando a actuar en la plaza de toros de
Madrid. El día 9 de septiembre de 1886 se celebró una corrida en San Martín de
Valdeiglesias (Madrid), y al salir de colocar un par cuarteando fue enganchado,
probablemente por el bajo vientre, y falleció al día siguiente.
[3]
Eustasio Rodríguez Páramo, Método. Se
sabe que nació en la calle Real en Bargas (Toledo), el 20 de septiembre de
1863. Empezó en el mundo del toro como peón, pasando por todos los escalafones
hasta que en 1889 tomó la alternativa en Madrid, en la plaza hoy día conocida
como la plaza de la Fuente del Berro.
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