Para la
organización del programa de actos vinculado a la Exposición Regional
de Bellas Artes, Industria y Comercio, que se celebraría en Ciudad Rodrigo entre el 26 de mayo y el 5 de junio de 1900, el Ayuntamiento crea una comisión
cometida para definir todos los aspectos del magno acontecimiento. En una de
las reuniones previas, celebrada el 21 de noviembre de 1899, se elabora un
documento en el que se perfila prácticamente todo el contenido que se pretende
dimanar de la Exposición Regional.
En un amplio memorando[1] hay
dos referencias al desarrollo del capítulo taurino. En la primera, referida a
la organización de las corridas de toros se afirma que, “aprobada la proposición,
se acordó, en primer lugar, que la plaza se construyera por cuenta de los
carpinteros o particulares que quisieran hacerla, dándoles el cierre de la
plaza que se emplea en las corridas de Carnaval, con las mismas condiciones,
para lo cual se nombró a los señores Escanilla y Sánchez a fin de que
entendieran con los carpinteros y demás que quisieran tomar parte en la
construcción. Para tratar del ganado se autorizó a D. Juan Hernández Aparicio y
D. Antonio Martín, D. Juan José Sevillano y D. Baltasar Hernández”.
La segunda referencia, que lleva por
encabezamiento “De la lidia de las reses de las corridas”, abunda en un
contenido formal, buscando una promoción y difusión asentadas en los valores
ancestrales: “Para darles el carácter provincial, se autoriza al señor
presidente a fin de que dirija circulares a los pueblos para que los charros
que toreen mejor concurran a disputarse, sorteando los premios que se acordarán
en la inteligencia que han de vestir para la lidia el traje clásico del país”.
Una iniciativa que, a la postre, no tuvo continuidad si nos atenemos al
desarrollo final de los festejos taurinos que se programaron y celebraron.
Francisco Parrondo, El Oruga |
Los trámites para la construcción de
la plaza de toros siguen su curso[2] y así
nos encontramos en un suelto del semanario Miróbriga[3], en
el número del 25 de febrero, con que “se ha cerrado el contrato con los
carpinteros de esta localidad Manuel Sánchez, Francisco Luis, Dámaso Gómez,
Eusebio Hernández, Ángel Moraleja, Emilio Hernández y Narciso Sánchez para la
construcción de la plaza de toros, teniendo que darla terminada dichos señores
el día 20 de mayo próximo”.
El 14 de marzo de 1900, los empresarios que ya construían la nueva plaza
del Hospicio para celebrar “corridas de novillos con toros de muerte en la
próxima Feria de Mayo”, pidieron al Ayuntamiento la aportación de “35 a 40 tablones” para
reemplazar a los que había facilitado el Consistorio del maderamen cedido del
cierre habitual de la plaza en Carnaval y que, según criterio de los
constructores, eran “inservibles”. Asimismo, solicitan a la Corporación “25 ó 30
vigas para los palcos”. Después de sopesar el asunto, el Ayuntamiento decide
recurrir a los almacenes municipales para que “se sierren y se le entreguen los
tablones”; igualmente exponen que “se le concedan también en calidad de
devolución 25 vigas de chopos”, siendo de su cuenta el corte y previa
intervención de la comisión municipal de Arbolado; claro que, con antelación, se
realizaría el inventario correspondiente para ajustar los términos del préstamo.
La labor era ingente y había dudas de que la plaza de toros no estuviese
lista para los fastos de mayo. En una información de El Adelanto[4], en
su número del 9 de mayo, se recoge el rumor que circula por la ciudad sobre las
dificultades para rematar el coso taurino antes de que se inaugurase la
exposición regional, pese a que en ese momento trabajan más de cien obreros en
su construcción.
Pero los trabajos continúan y ya en un suelto del semanario Miróbriga se avanzaría unos días antes
del inicio de la Feria
de Mayo que El Oruga[5] y su
cuadrilla lidiarían en la plaza de Ciudad Rodrigo las reses procedentes de las
ganaderías de los hermanos Angoso[6], de
Villoria de Buenamadre, y de Moral de Castro[7].
La magnitud y relevancia de los actos de la Exposición Regional
de Bellas Artes, Industria y Comercio tuvo buena referencia en los festejos
taurinos organizados en la nueva plaza del Hospicio. Entre ellos destacaron
tres corridas de toros, celebradas los días 27, 29 y 31 de mayo[8], que
se sumaron a otros espectáculos públicos, como “funciones cómicas” o conciertos
de música en las recién estrenadas instalaciones. Destacaron también en la
plaza de toros el desarrollo de un torneo que suponía el colofón del argumento
de una cabalgata histórica vinculada a los avatares mirobrigenses, las maniobras
de un batallón infantil o el concurso de “bailes del país”[9].
Pese a los malos augurios y las intoxicaciones que aparecieron en algún
medio provincial, la plaza estuvo a punto el día 27 para acoger la corrida
inaugural, con la lidia de toros de Victoriano Angoso y la participación de la
cuadrilla de El Oruga. Manuel Rubio, un redactor de El Adelanto desplazado a Ciudad Rodrigo[10] para
cubrir la información de la exposición regional, da cuenta del festejo en la
crónica[11] que
inserta en la edición del día 29. Sobre las condiciones de la plaza de toros
explica que “el nuevo circo taurino, construido por unos cuantos carpinteros de
esta localidad, es capaz para 4.500 espectadores y parece bastante sólido,
aunque se nota en él la falta de la barrera, lo que ayer nos proporcionó sustos
muy muchos, pues casi todos los toros pretendieron saltar al tendido y algunos
anduvieron muy cerca de conseguir sus propósitos”.
Victoriano Angoso |
Del desarrollo de este primer festejo, el redactor salmantino da tan solo
unas pinceladas, centrándose en lo accesorio: “El ganado resultó superior,
acaso por no haber picadores; muy bien criados y con armas y sabiduría
suficiente para poner en cuidado a los príncipes del toreo”. Y respecto al
aspecto de la plaza señala que hubo un “sobrelleno” de entrada, “pues me parece
que había en la plaza más personas de las que buenamente caben”, matiza. Además
se fija en que en los palcos y tendidos hay “soberanas bellezas, adornadas con
la clásica mantilla blanca”, que “lucían sus gracias y eran el mejor adorno de
la fiesta”.
Rubio, en la edición del citado diario salmantino de 31 de mayo, da
cuenta con más detalles de la segunda de las corridas: “La segunda corrida de
novillos –dice- se ha verificado con el mismo lleno que la anterior, lidiándose
ganado de don Francisco Angoso, de La
Moral de Castro.
“El primero era un elefante que ha pesado 31 arrobas. El Oruga le dio muerte de un estoconazo horroroso y
cortó la oreja. El segundo sufrió bajo el poder de Parrondo y colegas herejías
y atrocidades indignas del último villorrio, y acabó asesinado a traición. Lo
más notable del tercero fueron los pares de banderillas del feo y simpático
Cuchareta[12], que recogió bronca suficiente
para una estatua de tamaño natural. Lo demás, mediano”, sentencia el redactor
antes de anunciar su regreso a la capital y dejar al corresponsal de Ciudad
Rodrigo que siguiera con su trabajo. Así, en el diario del día 2 de junio, da
cuenta del último festejo a través de su corresponsal: “Con mediana entrada se
celebró la tercera y última corrida de toros, lidiándose ganado de don
Francisco Angoso, de Moral de Castro, por los mismos diestros que en las
anteriores. Los toros muy bien presentados y con bravura, dieron juego, siendo
estoqueados por El Oruga, que lo mismo mata toros que mataría elefantes si se
le echaran: tal maña se le da en la suerte suprema”.
Pero de lo ocurrido en los festejos taurinos de aquel final de mayo de
1900, encontramos reseña más amplia de manos del redactor-corresponsal
accidental del diario salmantino El
Lábaro[13], Manuel de Bedmar[14],
desplazado también a Ciudad Rodrigo para cubrir la información vinculada a la
exposición regional y los juegos florales. Cuenta De Bedmar que “la corrida,
cuyo resultado adelanté ayer[15], fue
buena. Los tres toros de D. Victoriano Angoso, cuyos números y nombres eran:
primero, Corujo, cárdeno claro,
bragado, número 17; segundo, Soberbio,
negro albardado, número 29; y tercero, Zarcito,
negro bragado, número 68, fueron de excelente lámina y trapío, demostrando el
esmero y la inteligencia con que cría sus toros el afamado ganadero de Villoria.
Demostraron asimismo mucha bravura, principalmente el segundo y el tercero; todos
intentaron saltar las barreras, proporcionando algunos sustos a los aficionados
que las ocupaban, que descargaban sobre ellos una nube de palos.
“El matador Oruga, que vestía traje verde y oro, estuvo regular en la
muerte y aceptable con el capote; la cuadrilla, bastante bien. La plaza, como
le decía, estaba materialmente llena; hecha con una gran precipitación, se nota
en ella algún defecto; es el principal, y quizás el único, la falta de unas
maromas sobre las barreras para impedir que, como ayer, meta la cabeza en el
tendido algún toro y pueda ocasionar una desgracia; pero este defecto, fácil de
subsanar, y algunos otros pequeñísimos, que pueden notarse, no deben tenerse en
cuenta en gracia al poco tiempo en que la plaza se ha hecho”.
Manuel de Bedmar y Larraz, que pensaba haber regresado de forma inmediata
a Salamanca, concretamente el día 29, vistos los agasajos que recibió y los
compromisos sociales adquiridos en Ciudad Rodrigo, pospuso su viaje a la
capital. Por eso, sigue con su trabajo de corresponsal y en la carta
informativa que remite al director de El
Lábaro, insertada en el periódico del 30 de mayo, cuenta que “hoy reina
grandísima animación para la corrida de toros. Las localidades, casi todas han
sido vendidas, sin que la entrada llegue a la anterior corrida. Sin embargo, el
aspecto de la plaza es para satisfacer al más descontentadizo de los
empresarios. El calor es bastante fuerte; el tiempo espléndido y hay gran
curiosidad por conocer el resultado de los toros de don Francisco Angoso. Estos,
cuyos nombre han sido Parrito, negro
zaino; Cegileño, negro, y Galeote, negro, lombardo, estaban
hermosamente criados y eran de respetable tamaño, siendo los dos primeros dos
hermosos animales; el tercero, sin ser feo, era cariavacado y estaba más
sacudido de carnes que sus hermanos, pero en cambio ha sido el más bravo y manejable
de la tarde.
“Oruga acabó con el primero de una estocada algo desprendida que tumbó al
toro sin necesitar puntilla, ganando la oreja. En sus otros dos ha estado
desacertadísimo: en el segundo oyó una fenomenal pita por haberle muerto de una
puñalada a traición en un brazuelo desde el burladero; en el último entró mal.
Cuchareta ha bregado mucho y bien y ha obtenido grandes aplausos al parear. Los
demás, bien.”
Si hemos visto que la plaza de toros presentaba algunos pequeños
defectos, dada la precipitación con que se hizo y los recursos utilizados, no
parece tampoco extraño que hubiera algunos problemas de organización y gestión.
Los trámites para celebrar las corridas no se debieron hacer con la rectitud
acostumbrada, pues el 7 de junio la Administración de Hacienda envía un escrito al
alcalde en el que manifiesta que, tras haberse enterado por los periódicos de
la celebración “en esa ciudad de tres corridas de toros”, no se han
cumplimentado los trámites administrativos correspondientes, caso de la “declaración
de altas, según previene el artículo 15 del vigente reglamento de la Contribución Industrial ”.
Por eso, insta a la Alcaldía
a que “lo haga inmediatamente, sin perjuicio de las responsabilidades que
puedan erigirse a quienes corresponda si resultaran lesionados los intereses
del Estado”. Asimismo, Hacienda exige al Ayuntamiento un certificado con el
número de personas que han asistido a los espectáculos para la “práctica de las
liquidaciones oportunas”.
[1]
AHMCR. Caja 305. Exposición Regional.
[2] Según
informa el semanario Miróbriga en su
número 4, de 18 de febrero de 1900, había interés particular por asumir el
montaje y organización de festejos taurinos vinculados a la Feria de Mayo y por
extensión al programa de la Exposición Regional de Bellas Artes, Industria y Comercio:
“El lunes último fue entregado a la comisión organizadora de los festejos de la Feria de Mayo el pliego de
condiciones bajo las que varios carpinteros de esta [ciudad] se comprometen a
construir para entonces una plaza de toros y dar en ella, con la
correspondiente cuadrilla, tres corridas de capea y muerte. Aún cuando nada se
ha resuelto por la comisión, casi podemos asegurar que aquellas serán aceptadas
y por tanto que en la forma expuesta quedará modificado el festejo que de
idéntica índole figura entre los que pensaba dar el I. Ayuntamiento”
[3]
PEREIRA, Jesús. Ibídem, número del 22 de abril de 1928: “Miróbriga. Semanario de intereses generales de la población. Salió
el primer número el 28 de enero de 1900 y murió el 20 de octubre de 1901,
constando su colección de 86 números. Se imprimía en casa de la Viuda e Hijos de Cuadrado y
salía al público los domingos. Lo dirigía don Juan Ballesteros y, además de
este, escribían don José Escanilla, don Pedro Hernández Moro y don Mateo
Hernández Vegas. El fin del periódico, casi exclusivo, fue la campaña y
propaganda en pro de la Exposición Regional de Artes e Industrias celebrada en
Ciudad Rodrigo en mayo de 1900, de cuya comisión organizadora fue el órgano
oficial. Publicó los retratos de los individuos de dicha comisión y algunas
vistas de Ciudad Rodrigo”.
[4] El Adelanto. Diario político de Salamanca.
Su primer número fue publicado el 22 de julio de 1883 y continúa editándose. En
un suelto del 9 de mayo de 1900 se informa de que “En Ciudad Rodrigo trabájase
activamente en la construcción de la nueva plaza de toros, en la que hay
empleado, actualmente, más de cien obreros. Sin embargo, hemos oído decir que
esta es muy difícil que quede construida para la época de la Exposición ”.
[5] En un
suelto de El Heraldo de Madrid, en su
sección de estafeta taurina, se anuncia que “el matador de novillos madrileño
Francisco Parrondo, Oruga, ha sido
contratado para torear en Ciudad Rodrigo los días 27, 29 y 31 de mayo”.
[6] De
uno de ellos, Victoriano Angoso Blanco, procedería la actual ganadería
anunciada a nombre de Hermanos Angoso Catalina, fundada por aquel en 1908.
[7] Debe
tratarse de la finca La Moral
de Castro, en Garcirrey, en donde Eloy Lamamié de Clairac estableció ganadería
en 1885 con reses de Mazpule y un añadido de Martínez, y antes estaba establecido
Francisco Angoso Blanco.
[8]
AHMCR. En un documento referido a los “actos celebrados en el año de 1900” , se apunta que, aparte
de El Oruga, actuó Luis Mazzantini: “En días sucesivos [hubo] corridas de toros
en la plaza instalada en los patios del Hospicio, actuando Mazzantini y El
Oruga, con llenos completos”.
[9] En la
crónica de los actos conmemorativos aparecida en el semanario Miróbriga se señala que en el concurso
de bailes solo participaron dos parejas: “Una de Fuentes de S. Esteban, que la
formaban Brígida Colmenero Bernal y Miguel Méndez Bernal, que por suerte fueron
los primeros en romper el baile.
Seguía a esta la pareja Eduviges Tapia Matilla, de Alba de Yeltes, y Agustín
Hernández García, de Diosleguarde.
[10] “Además
de tener en Ciudad Rodrigo un activo e ilustrado corresponsal que nos informará
diariamente de cuanto allí ocurra durante la Exposición, ayer salió con el mismo
objeto para dicha población nuestro compañero de redacción señor Rubio”. De El Adelanto, número 4.616 de 27 de mayo
de 1900, pág. 3.
[11] En
el número del 28 de mayo El Adelanto
incluye un telegrama avanzando el desarrollo de este primer festejo: “Ciudad Rodrigo,
27 (7 t.). Inaugurada plaza lleno completo. Toros Angoso buenos, muy bien
criados. Oruga regular dos primeros, bien último. Cuadrilla aceptable. Carta
detalles. Rubio”. En El Lábaro de
este mismo día se afirma que “a las dos de la tarde se han acabado las entradas
de los toros; el entusiasmo que reina es indescriptible. Ciudad Rodrigo está de
gala”.
[12]
Aniceto Ajo, Cuchareta. Puede
tratarse del banderillero y posterior torero segoviano nacido a finales del
siglo XIX en Nava de la Asunción ,
que cobró cierta fama por el uso de la garrocha en la lidia, tal vez por el
miedo, jindama, que parece profesaba
en esta faceta taurina, según afirman algunos críticos. Fue después el primer
apoderado de Julián Sainz, Saleri II.
[13] Fue
un diario independiente de Salamanca que inició su publicación el 24 de marzo de 1897. La noticia aparece en el
número 1.010, de 29 de mayo.
[14]
Manuel de Bedmar y Larraz aparece como notario en Algeciras en 1919 en un
anuncio del diario ABC.
[15] En
el número del 28 de mayo encontramos un telegrama que adelanta lo ocurrido en
el festejo: “Ciudad Rodrigo 28, 11,20
m . Corrida inauguración lleno rebosado. Toros Victoriano
Angoso, buenos y bien criados. Oruga regular. Cuadrilla aceptable. Detalles
carta”.
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