Hoy concluye la Feria de Mayo. No
sé por qué en los últimos años ha cambiado de fecha. Antes, desde hace varios siglos,
está constatado que esta feria se celebraba en los últimos días de mayo. Sin duda,
los tiempos cambian, incluso la esencia del certamen ferial. Hoy quiero ofrecerles
lo que era una Feria de Mayo –decían que “decadente”- a través de las crónicas
y críticas de la prensa periódica mirobrigense, entonces muy nutrida. Hablamos
de hace un siglo, de 1915. Sigamos las plumas de los cronistas mirobrigenses,
críticos sobremanera por la decadencia que estaba sufriendo la renombrada y
siempre multitudinaria Feria de Mayo.
Ejemplo evidente
es la crónica Perfil de la semana que
se inserta en La Iberia del 5 de
junio de 1915: “Completamente a la acuarela pero con mucha acua ¡un tumulto de concurrencia personal, otro de ganado caballar,
vacuno, mular y carterista!, festejos municipales a todo viento… por la Banda municipal, compraventa
al nivel de los festejos y… para V. de contar. Todo esto constituyó, agitado
antes de usarse, el coronamiento, relieve o saliente de nuestra última semana,
con su renombrada Feria de Mayo. De festejos especialmente, un derroche de
iniciativas y esparcimiento, constituyendo repique de esquilas, cencerros y
otros menesteres propios del acto, y una gran carrera de carteristas en La Glorieta y al clásico
estilo charro, que es una cosa así como el estilo Renacimiento, ya que de no fenecer
de la paliza justiciera, los cascos volvieran a hacer sin duda alguna. Solo
hubo que lamentar un triste error en la distribución de la dosis del vapuleo.
Aquello, único a las vistosas cabalgatas callejeras, cohetes, voladores,
cucañas, etc. con mucha frescura húmeda en el ambiente, dieron motivo al
regocijo general, estupefaciente que dejarán grato recuerdo para un año completo
con palmas y olés al Municipio (Nota: El ruido detonante cuya reseña antecede,
no lo hemos oído y nos lo han contado; solo percibimos algunos truenos que ignoramos
quién organizó, aunque se dice que fue un escritor de tanta altura como
estatura, para chinchar al lumínico porque le tiene la hincha)… Fantomas.”
Anuncio en el que el alcalde anunciaba, en 1854, la creación de las ferias de agosto -después septiembre- y de San Andrés |
También
encontramos una amplia reseña de lo acontecido –más bien negativo, con crónica
de sucesos incluida- en el semanario A.
C. del 3 de junio de 1915: “La feria que anualmente se celebra en esta
ciudad, en los últimos días del mes de mayo, y que de tanto renombre goza en la
provincia y fuera de ella, transcurrió en el actual, bastante más desanimada
que en años anteriores. La inclemencia del tiempo por una parte, y la carencia
absoluta de festejos y atractivos para el forastero, pueden haber influido a
que la concurrencia haya sido menos numerosa; pero indudablemente factor
importantísimo lo ha sido la crisis por que se atraviesa en todas las regiones,
debido a la guerra, que es causa ocasional de paralización en el trabajo y en
los negocios.
"Calcúlase han
entrado en el ferial unas tres mil cabezas de ganado vacuno; mil de caballerías
de todas clases, y otras cuatro mil de ganado de cerda. Las transacciones no
han sido tantas como en otros años, tal vez por coincidir con la feria de
Cáceres, lo que puede haber sido motivo para que los compradores se repartieran
entre ambas ferias; sin embargo se ha observado que el ganado bien criado y de
bonita lámina, del que había muchos ejemplares, fuese vendido enseguida.
"Un tratante de
Zaragoza, nuevo en esta plaza, compró tres vagones de ganado vacuno, y
dos otro tratante de Salamanca. Las transacciones aisladas, también
fueron frecuentes, pero repetimos no tanto como en otras ferias.
"Festejo, nuevo
y no anunciado, fue el acoso y hasta derribo, de algunos socios, que al parecer habían escogido el ferial y la población
toda como campo de sus operaciones, y esta gente charra, que vela por lo suyo
propio, trató de demostrarles lo peligroso que en ciertos sitios, es pretender
ejercer impunemente ciertas profesiones.
"A Francisco
González Estévez, vecino de Aldea del
Obispo, el segundo día de feria en la noche, a la puerta del Teatro Nuevo, le
fue sustraída una cartera con 725 pesetas en billetes del Banco de España, un
billete portugués de 5.000 reis, la cédula y otras notas. A don Andrés Fonseca.
también intentaron quitarle la cartera, lo que pudo evitar a tiempo, no sin que
resultara con una herida en la mano, que sin duda le fue inferida por el caco,
que intentaba realizar la operación. A don Dionisio Patino, vecino de
Salamanca, también le fue sustraída la cartera, la que ha aparecido en la Florida , pero con papeles
y sin metálico.
"El Juzgado
instruye diligencias y como presuntos autores, han ingresado, y se hallan en la
cárcel los que dicen llamarse José Daul Daul (a) el Moreno, Basilio Martín del Río, Ricardo Barba Campo (a) Ricardito, Manuel Pardo Iglesias y
Agustín Rodríguez Martín, a quienes se le ocuparon varias cantidades en
metálico, 1.150 pesetas en billetes falsos de anuncios de comercio, un billete
kilométrico, y otros efectos”.
Características
similares abundan en la crónica del semanario Avante, aunque, ceñidos al desarrollo específico de la feria,
señala el redactor que “tormentas, aguas, crisis económica, mucha gente
espectadora pasiva de las escasas transacciones, música a todas horas por la
Banda Municipal, un entradón en el teatro y desfile general en la tarde de ayer
[28 de mayo], he ahí la renombrada Feria de Mayo mirobrigense.
"El mercado de
ganados concurridísimo, y en él ejemplares preciados de todas clases; sin
embargo, la desanimación era tal, que más bien parecía tratarse de una exposición
que de un ferial: los compradores retraídos por completo, o hablando con más
propiedad, inexistentes. Los precios se conservaron sostenidos. Los festejos
organizados por el Ayuntamiento, la industria y el comercio buenos, gracias”.
Y por rematar, veremos que ocurrió en otra de las afamadas ferias mirobrigenses. En la Feria de
Agosto de 1915 seguiría la decadencia de la cita: “Perdió sus memoriales la que
en tiempos, no muy lejanos, fue renombrada Feria de Agosto, en Ciudad Rodrigo.
Las numerosas transacciones que en el ferial se realizaban, el entusiasmo de
los comerciantes en preparar sus artículos, los festejos con que el Ayuntamiento
obsequiaba a los forasteros, todo ha pasado a la historia.
"Este año, las
transacciones han sido muy pocas, la concurrencia de forasteros escasa, los
comerciantes embalando género para Fuenteguinaldo por si acaso allí promete, y
los festejos del ilustre Ayuntamiento se traspapelaron.
"Pero a cambio
de distracciones nos ha obsequiado Febo con 32 grados a la sombra y 51 ídem al sol. Todo es
relativo.” Del semanario A. C. de 26
de agosto de 1915.
También abunda
en las críticas el semanario Avante:
“En los días 18, 19 y 20 se celebró en Ciudad Rodrigo la llamada Feria de
Agosto, y decimos llamada, porque en efecto, de feria no tiene más que el
nombre. Solo el domingo, notóse algún movimiento que no excedió del corriente
en uno de los mercados de los martes: en los otros dos días, nada. Las transacciones
fueron escasísimas”.
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