Si aventuramos que las casas
inmediatas a la muralla sufrieron las consecuencias del cerco de Enrique II,
como se describe en la crónica de Fernando I, es lógico también pensar en
continuas reconstrucciones al amparo del paso del tiempo y de los acontecimientos
siguientes y que nos llevaría a los primeros datos específicos sobre la propiedad
y descripción de los inmuebles que posteriormente se construyeron en esta zona próxima a la cerca medieval.
Aunque no aparecen edificaciones en esta zona en los
planos que manejan Buscayolo, Peñalba y Patiño en 1667, a punto de concluir la
guerra de Secesión portuguesa, cuando se plantea la construcción de una estrada
cubierta en vez de baluartes para evitar el daño que supondría su ejecución,
especialmente por la destrucción de numerosas casas ubicadas en derredor de la
muralla, sí al menos encontramos algunos detalles significativos en los planos
que recoge el Atlas Masse referidos a la configuración de la ciudad en
1704 y los proyectos de fortificación de 1706 y 1707, en plena guerra de Sucesión
española.
Planos de 1704 (izquierda) y 1706. En el segundo se
aprecian los estragos que hizo en la configuración urbana el asalto del 27 de
mayo de 1706.
Resulta significativo el cambio que se aprecia en la
configuración urbana del Campo del Pozo al comparar los planos de 1704 y 1706,
éste realizado para explicar el ataque y la destrucción sufrida en el asedio de
mayo de aquel año. En el mapa de 1706 ha desaparecido prácticamente la manzana
que nos interesa, bien apreciable por las dos torres de la muralla que definen
el espacio. Ello fue consecuencia de la brecha que abrieron los aliados en el
asedio de mayo de 1706, después de haber hecho un primer intento en 1704. Como
consecuencia del uso de la artillería, se abrió un gran portillo frente al
Campo del Pozo al tiempo que se destruían todas las casas inmediatas a la muralla,
como es apreciable en el plano adjunto que se plantea también como proyecto de
fortificación, en el que se incluye el convento de Sancti Spíritus (señalado
con la letra Q en el plano de 1704 y con la letra F en el de
1706) que quedaría totalmente destruido tras los dos asedios sucesivos de la
guerra de Sucesión, el segundo realizado el 4 de octubre de 1707, lo que supuso
la recuperación de la plaza para la corona de Felipe V y el inicio de la
construcción del sistema abaluartado que el rey encomendó al gobernador e
ingeniero militar Pedro Borrás, quien a su vez derivó la dirección de la obra
al también ingeniero Juan Muñoz de Ruesta.
Plano de 1707 en el que se aprecia que no existen edificios
junto a la muralla en el Campo del Pozo.
Muñoz de Ruesta
hizo una tasación de las casas de particulares y edificios públicos que se iban
a ver afectados por la ejecución del proyecto de fortificación de Ciudad
Rodrigo, basado en la construcción de un sistema abaluartado exterior y en el
descabezamiento de la cerca medieval y su retranqueo interior para ampliar el
adarve y favorecer el uso de la artillería. Con esa acción, todas las casas que
estaban adosadas a la muralla por su parte interna fueron derribadas hasta
garantizar la ampliación, utilizando aquellos muros que no entorpecieran el
retranqueo del terraplén del adarve. Así, resulta frecuente encontrar restos
arquitectónicos en el adarve de la muralla o muros conservados de edificaciones
antiguas que se pierden en el interior de la cerca.
La dirección de
estos trabajos fue llegada por el gobernador e ingeniero del rey Pedro Borrás,
quien dejó esculpida en piedra una leyenda que recogía los hechos más relevantes
en la ejecución de la obra, inscripción que se hallaba en el dintel de la
puerta del almacén de pólvora de la puerta del Conde. Decía así, según se
recoge en el citado Libro de registro y
reconocimiento: “REYNANDO EN ESPAÑA
PHELIPE QVINTO SIENDO GOVERNADOR MILITTAR Y POLITICO DE ESTTA CIVD. Y SUS
FRONTTERAS EL MARISCAL DEL CAMPO DN PEDRO BORRAZ DESDE QUATTRO DE OCTUBRE DE
MILL SETTEZIENTTOS Y SIETTE QUE SE RESTTAURO, SE HIZIERON ESTTAS BOBEDAS, LAS
DE LA PUERTTA DEL REY, PUERTTA DEL SOL, REBAJO DE LAS MURALLAS, TERRAPLEN,
PARAPETTOS, TTODA LA OBRA EXTTERIOR CON LA CALZADA PUENTE NUEVA DE SN. PHELIPE
Y CUERPOS DE GUARDIA EN TTODO EL RECINTTO AÑO: DE MILL SETTEZIENTTOS DIEZ”.
Plano de Robelin, de 1722 |
Doce
años después de hacer estos trabajos, pero ya con una constante constructiva
para ir completando la fortificación abaluartada con sucesivos proyectos, nos
encontramos con el firmado por el ingeniero Carlos Robelin en 1722, en donde
apenas se aprecian cambios significativos en la configuración urbana del Campo
del Pozo y de la calle Calduebla, con tan sólo la constatación de un edificio
en la zona que nos ocupa, aunque también es cierto que la traza de las calles
y casas sólo responden a los intereses militares, en este caso con la
proyección de un cuartel que finalmente, como ocurriría con tantos otros proyectos,
no llegó a concretarse tal y como estaba planteado por el ingeniero de turno.
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