martes, 19 de mayo de 2015

Configuración urbana de Ciudad Rodrigo: el Campo del Pozo (III)

Si aventuramos que las casas inmediatas a la muralla sufrieron las consecuencias del cerco de Enrique II, como se describe en la crónica de Fernando I, es lógico también pensar en continuas reconstrucciones al amparo del paso del tiempo y de los acontecimientos siguientes y que nos llevaría a los primeros datos específicos sobre la propiedad y descripción de los inmuebles que posteriormente se construyeron en esta zona próxima a la cerca medieval.

            Aunque no aparecen edificaciones en esta zona en los planos que manejan Buscayolo, Peñalba y Patiño en 1667, a punto de concluir la guerra de Secesión portuguesa, cuando se plantea la construcción de una estrada cubierta en vez de baluartes para evitar el daño que supondría su ejecución, especialmente por la destrucción de numerosas casas ubicadas en derredor de la muralla, sí al menos encontramos algunos detalles significativos en los planos que recoge el Atlas Masse referidos a la configuración de la ciudad en 1704 y los proyectos de fortificación de 1706 y 1707, en plena guerra de Sucesión española.























Planos de 1704 (izquierda) y 1706. En el segundo se aprecian los estragos que hizo en la configuración urbana el asalto del 27 de mayo de 1706.

            Resulta significativo el cambio que se aprecia en la configuración urbana del Campo del Pozo al comparar los planos de 1704 y 1706, éste realizado para explicar el ataque y la destrucción sufrida en el asedio de mayo de aquel año. En el mapa de 1706 ha desaparecido prácticamente la manzana que nos interesa, bien apreciable por las dos torres de la muralla que definen el espacio. Ello fue consecuencia de la brecha que abrieron los aliados en el asedio de mayo de 1706, después de haber hecho un primer intento en 1704. Como consecuencia del uso de la artillería, se abrió un gran portillo frente al Campo del Pozo al tiempo que se destruían todas las casas inmediatas a la muralla, como es apreciable en el plano adjunto que se plantea también como proyecto de fortificación, en el que se incluye el convento de Sancti Spíritus (señalado con la letra Q en el plano de 1704 y con la letra F en el de 1706) que quedaría totalmente destruido tras los dos asedios sucesivos de la guerra de Sucesión, el segundo realizado el 4 de octubre de 1707, lo que supuso la recuperación de la plaza para la corona de Felipe V y el inicio de la construcción del sistema abaluartado que el rey encomendó al gobernador e ingeniero militar Pedro Borrás, quien a su vez derivó la dirección de la obra al también ingeniero Juan Muñoz de Ruesta.

Plano de 1707 en el que se aprecia que no existen edificios junto a la muralla  en el Campo del Pozo.

            Muñoz de Ruesta hizo una tasación de las casas de particulares y edificios públicos que se iban a ver afectados por la ejecución del proyecto de fortificación de Ciudad Rodrigo, basado en la construcción de un sistema abaluartado exterior y en el descabezamiento de la cerca medieval y su retranqueo interior para ampliar el adarve y favorecer el uso de la artillería. Con esa acción, todas las casas que estaban adosadas a la muralla por su parte interna fueron derribadas hasta garantizar la ampliación, utilizando aquellos muros que no entorpecieran el retranqueo del terraplén del adarve. Así, resulta frecuente encontrar restos arquitectónicos en el adarve de la muralla o muros conservados de edificaciones antiguas que se pierden en el interior de la cerca.
            La dirección de estos trabajos fue llegada por el gobernador e ingeniero del rey Pedro Borrás, quien dejó esculpida en piedra una leyenda que recogía los hechos más relevantes en la ejecución de la obra, inscripción que se hallaba en el dintel de la puerta del almacén de pólvora de la puerta del Conde. Decía así, según se recoge en el citado Libro de registro y reconocimiento: “REYNANDO EN ESPAÑA PHELIPE QVINTO SIENDO GOVERNADOR MILITTAR Y POLITICO DE ESTTA CIVD. Y SUS FRONTTERAS EL MARISCAL DEL CAMPO DN PEDRO BORRAZ DESDE QUATTRO DE OCTUBRE DE MILL SETTEZIENTTOS Y SIETTE QUE SE RESTTAURO, SE HIZIERON ESTTAS BOBEDAS, LAS DE LA PUERTTA DEL REY, PUERTTA DEL SOL, REBAJO DE LAS MURALLAS, TERRAPLEN, PARAPETTOS, TTODA LA OBRA EXTTERIOR CON LA CALZADA PUENTE NUEVA DE SN. PHELIPE Y CUERPOS DE GUARDIA EN TTODO EL RECINTTO AÑO: DE MILL SETTEZIENTTOS DIEZ”.
Plano de Robelin, de 1722
      Doce años después de hacer estos trabajos, pero ya con una constante constructiva para ir completando la fortificación abaluartada con sucesivos proyectos, nos encontramos con el firmado por el ingeniero Carlos Robelin en 1722, en donde apenas se aprecian cambios significativos en la configuración urbana del Campo del Pozo y de la calle Calduebla, con tan sólo la constatación de un edificio en la zona que nos ocupa, aunque también es cierto que la traza de las calles y casas sólo responden a los intereses militares, en este caso con la proyección de un cuartel que finalmente, como ocurriría con tantos otros proyectos, no llegó a concretarse tal y como estaba planteado por el ingeniero de turno.

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