Ciudad Rodrigo
quiso mostrar su solidaridad con las víctimas del fatídico terremoto que asoló
más de cien núcleos urbanos las provincias de Granada y Málaga, seísmo que ocurrió
en la noche de Navidad, el 25 de diciembre de 1884. El conocido como terremoto de
Andalucía ha sido uno de los más destructivos que ha sufrido España, con más de
un millar de muertos y el doble de heridos. Los mirobrigenses, siempre
sensibles ante este tipo de sucesos, tal vez porque lo han experimentado en
algún momento en sus propias carnes, ya sean movimientos telúricos –caso del
terremoto de Lisboa de 1755- o las tan habituales avenidas del Águeda, cuando
no otro tipo de fenómenos que, incluso, originaron tal interés que fueron
ilustrados, caso del Fenómeno horroroso
que experimentan los habitantes de Ciudad Rodrigo[1] que forma parte de la Historia del padre Mariana y del que ya
hemos hecho referencia en otra entrada de este blog.
Se acercaba el Carnaval de 1885 –se
desarrollaría del 15 al 17 de febrero- y los mirobrigenses, al socaire del
terremoto de Andalucía, se afanan en la organización de una serie de actos
solidarios postulando recursos para atender a los afectados. Y como tantas
veces ocurre, el protagonismo individual choca con el interés colectivo. Y
donde unos ven tan solo solidaridad, otros se dejan llevar por diferentes argumentos
que deslucen la idea inicial.
Varios vecinos de Chozas del Rey (Granada) sobre las ruinas del terremoto |
Resulta que los mirobrigenses se
encontraron con dos citas en la tarde del domingo 18 de enero. Por una parte,
en el Teatro Principal se había organizado una representación teatral promovida
por “varios aficionados”. La concurrencia, “si bien escogida, no fue todo lo
numerosa que debiera ser, sin que por eso haya dejado de producir una regular
cantidad”, resaltaba El Progreso en
su número del 25 de enero. Pero no fue eso lo peor: parte del público que se
acercó a la sala no tuvo el comportamiento deseado, de tal forma que “el teatro
en algunos momentos parecía una plaza de toros; tales fueron las faltas de
compostura de algunos espectadores que, por lo visto, desconocían el sitio en
que se encontraban”.
Algo de esto, a la vista de que el
antruejo asomaba a la vuelta de la esquina, esperaban los directivos de la
Sociedad de Artesanos. Actuaban con el mismo fin, “contribuir al alivio de las
víctimas de los terremotos”, pero fueron sin dobleces, a derecho. Y para ello,
para evitar lo que ocurrió en el Teatro Principal, organizaron “un gran baile
de máscaras extraordinario” en la noche del citado día 18, entre las siete de
la tarde y la una de la madrugada. En los preparativos y con el fin de llamar
la atención de los mirobrigenses, en la tarde de ese domingo salió del salón de
la Sociedad de Artesanos “una comparsa de máscaras” para recorrer las calles de
la ciudad y sus arrabales con el acompañamiento de la banda de música que
actuaba en el citado establecimiento.
Pliego de cordel sobre el suceso acaecido en Andalucía |
Además, “con el objeto de que esta
mascarada fuese lo más numerosa y brillante posible, la sociedad invitó a todos
los jóvenes artesanos que quisieran formar parte de ella a que concurriesen al
salón antes de las dos de la tarde, punto y hora designados para la salida”,
refiere el citado periódico salmantino. Es decir, la comparsa y sus acompañantes
estuvieron cinco horas recorriendo las calles de Ciudad Rodrigo antes de disfrutar
durante otras seis horas del baile de máscaras, una jornada propia de Carnaval.
Llovía sobre mojado. El viernes
anterior, 16 de enero, había llegado a la localidad rodericense la estudiantina
de Salamanca, también con el fin de recaudar fondos para las víctimas del
terremoto. La agrupación entró en Ciudad Rodrigo a las ocho de la tarde y tras
el saludo en la Plaza Mayor se dirigió al Casino Mirobrigense, “donde tocó
algunas piezas que fueron aplaudidas”. Y el sábado siguió la fiesta con la
estudiantina que, recorriendo las calles, recaudó 43 duros –afirma El Progreso- antes de ofrecer un
“concierto-baile” de nuevo en el Casino, cuyos propietarios y directivos
cedieron “galantemente” las instalaciones para que los socios pudieran
disfrutar de una actuación que se extendió desde las nueve de la noche a las
dos de la madrugada, tiempo más que suficiente para que espontáneos
mirobrigenses se lanzasen al escenario para mostrar sus dotes musicales, bien
tocando el piano, como hizo Taravilla, o entonando unas malagueñas el también
estudiante Navas. Todos alcanzaron “grandes aplausos”, incluso los niños que se
atrevieron a tocar las panderetas.
Vista la hora, un buen número de los
componentes de la estudiantina decidieron pernoctar en Ciudad Rodrigo con el
objetivo de no perderse la función teatral prevista para el día siguiente.
Aunque el redactor del citado periódico provincial lo ignore, al menos no lo
difunde, no sería nada descabellado señalar a estos estudiantes como parte
activa en la carnavalada que se desarrolló en el Teatro Principal en la representación
organizada para recaudar fondos con destino a los afectados por el terremoto
andaluz.
[1] Historia General de España que escribió Juan
de Mariana. Nueva ed. en que además de la continuación del P. Miñana...
contiene las notas del Sr. Sabau, Valencia, Imprenta de Manuel López,
1830-1841. Lámina n.º 98, dibujada por Luis Téllez Girón e impresa por Tomás
Rocafort y López.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar en esta página.