Un post breve para hoy. Daría mucho más de sí la información, porque no deja de ser muy relevante que un rey visite Ciudad Rodrigo, acompañado además del presidente del Gobierno. Pero bueno, obviando todo lo que fue la parafernalia de la visita y de la que se ha escrito con viveza en distintos medios de comunicación, en vivo y también, con el paso del tiempo, con la mirada retrospectiva habitual, quisiera hoy recordarles que, después de que se ausentase el rey, los mirobrigenses siguieron a lo suyo y esto no era otra cosa que dedicarse a la fiesta. Y dentro de la fiesta, lógicamente, está el capítulo taurino. Era el final de mayo, a las puertas de los días feriados. Ciudad Rodrigo, gracias a una serie de empresarios, mantenía el espacio taurino en el que se había convertido el corral del Hospicio. Y se aprovechó como remate de los actos de la estancia del rey de España.
Cartel o programa del festejo taurino de la visita regia |
Dos días antes del festejo de la
Feria de Mayo y para conmemorar la visita a Ciudad Rodrigo
del rey Alfonso XIII[1], una
vez que este había salido ya camino de Salamanca, la plaza de toros acogió un
festival taurino –“pro ciudad universitaria”, se indica en el cartel- englobado
en un denso programa festivo que se había organizado aprovechando la visita
regia y organizado por el vecino mirobrigense Francisco Antonio Rodríguez[2]. Los
actos en el coso taurino estuvieron presididos por Miguel Cid, segundo teniente
de alcalde del Consistorio, a quien acompañaron la “mayoría de las señoritas y
jóvenes que aquel día lucieron el traje regional”, señala el cronista de Tierra Charra en su edición del 7 de
junio de 1928.
El festival comenzó con un concierto de música ofrecido por la banda del
batallón de Antequera, dirigida por el maestro Curto[3]. En
el festejo taurino, en realidad una becerrada con la lidia de dos erales,
participaron los novilleros Madrileñito[4] y Chiquito
de la Audiencia[5] que lidiaron dos reses de
Carreros[6],
ganadería que posteriormente sería comprada por “el señor Bernardo, de Sancti
Spíritus”[7]. “El
Niño de la Audiencia
estuvo muy bien en su becerro. Apuntó un estilo genial y prometedor que nos convenció
de que sabe el camino del pináculo del triunfo”, se señalaba en la crónica,
mientras que a “Madrileñito… ¿vamos a dejarlo? Actuó de peón el valiente
novillero Dominguín. La fiesta se deslizó sin grande alegría, pero sin llegar
al bostezo”, remata el cronista.
Como complemento y colofón del festejo se celebró “un animado baile
popular en el redondel de la plaza de toros”. Además, para darle cierta
raigambre tradicional, “las señoritas ataviadas con trajes regionales tendrán
acceso gratuito a la plaza y ocuparán durante el festival los palcos y gradas,
cuyas localidades quedan exceptuadas de la venta”, se anunciaba en el cartel
promocional de la novillada, en donde se especificaba el precio de las
entradas, que oscilaba entre las 2,25 pesetas de la barrera de sombra y la 1,50
de los “tendidos sin distinción”.
[1] La
visita se realizó el 25 de mayo de 1928.
[2]
AHMCR. Caja 305. Carpeta 11. El Gobierno Civil autoriza el festejo por
resolución de 22 de mayo, en un comunicado remitido al Ayuntamiento de Ciudad
Rodrigo.
[3]
Francisco Sánchez Curto. Militar y compositor. Autor de varias piezas
musicales, entre ellas marchas y pasodobles. Falleció en 1983.
[4] Luis
Díaz Cordero, Madrileñito. Torero de
Madrid, nacido en el barrio de Pardiñas. Tomó dos alternativas, tras renunciar
a la primera, que tuvo como escenario la plaza de Valencia el 18 de marzo de
1935, actuando como padrino Valencia II con toros de Ernesto Blanco. La segunda
alternativa de Madrileñito fue en Burgos el 17 de julio de 1938, con Domingo
Ortega como padrino y toros de García Boyero. En el cartel del festejo se le
cambia el apellido por Díez.
[5] Juan
Martín-Caro Cases –Cabañas en otras referencias-, Chiquito de la
Audiencia. Torero madrileño nacido el 3 de octubre de 1910. Tomó la
alternativa en el coso de Ciudad Real el 10 de abril de 1932, de manos de
Nicanor Villalta y toros de Leopoldo Abente. Fue confirmado en Madrid el 19 de
mayo de 1932, de manos de su padrino, el matador Félix Rodríguez.
[6] En el
cartel se señala que las reses pertenecían a la “acreditada ganadería de don
José Manuel Moro y don Federico Bernardos, de Sancti Spíritus (antes de
Carreros)”.
[7] En
ese momento la ganadería pertenecía a Federico Bernardos, de Sancti Spíritus.
Además, se lidió otro eral de José Manuel Moro, de la misma localidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar en esta página.