De nuevo volvemos al capellán de coro de la catedral civitatense. Ofreceré hoy otro de los capítulos que supuestamente pertenecen a su obra referencial sobre la historia de Ciudad Rodrigo. En alguna de las ediciones que se conocen está referida, incluso los investigadores Ángel Barrios e Iñaki Martín Viso, en su estudio sobre la obra de Antonio Sánchz Cabañas citan su existencia, aunque no figure en el manuscrito transcrito y editado en 2001.
Es un capítulo incompleto sobre el acueducto de San Giraldo y distintas fuentes ya desaparecidas que he localizado en el Archivo Histórico Nacional, en la Sección de Nobleza, correspondiente a los fondos de la colección de los condes de Luque. Dos folios del manuscrito están segregados del conjunto, sin duda por algún accidente en su conservación. Localicé el inicio del capítulo 23, referido a las fuentes que tiene Ciudad Rodrigo y la propiedad de sus aguas, en el manuscrito más extenso, mientras que los folios sueltos, aunque perteneciente a la misma colección, estaban segregados y figuraban, por tanto, con distinto enunciado. Afortunadamente, eran continuación del señalado como capítulo 23, con la letra del mismo amanuense, tal vez copista, pero desgraciadamente está incompleto y, de momento, no he podido localizar el resto del texto para completar este interesante capítulo.
Vista parcial del acueducto de San Giraldo. Foto Vicente |
En este capítulo, Sánchez Cabañas nos hace una pequeña descripción -crítica por cierto- de la conducción de agua desde Valdenovillos hasta la cañería grande, coincidente con el entorno del desaparecido Árbol Gordo. Nos habla de dos puentes para facilitar la traída del agua desde La Aceñuela; uno de ellos se conserva parcialmente, el conocido como acueducto de San Giraldo. Del otro no hay vestigios, aunque nos dice que estaba construido sobre pilares de piedra. No obstante, si nos remitimos a los distintos apuntes que existen sobre las reparaciones que fueron necesarias para garantizar su función, nos encontramos con referencias reiteradas a los "puentes de palo y piedra", por lo que seguramente, al relajarse su función y por tanto el mantenimiento, acabaría por destruirse.
En torno a esta época -realmente casi 40 años después- en la que escribe Cabañas sobre el acueducto, y por citar tan solo un ejemplo, nos encontramos con que en la sesión
del Consistorio de 4 de septiembre de 1660 se afirma que el señor
Miguel Muñoz, comisario de puentes, fuentes y empedrados, dio cuenta de haber
ido a ver con un maestro el aderezo de que necesitan las puentes de palo y de
piedra del agua, y que dicho maestro había dicho necesita la puente de palo de
cinco canales de a veintisiete pies cada una, dos vigas grandes y dos carros de
madera menuda para los andamios, y que la puente de piedra necesitaba de cuatro
carros de cal. La reparación costó 200 reales sacados de propios y
yunterías.
Sobre el acueducto y la traída de aguas a Ciudad Rodrigo puede consultarse el trabajo sobre trazas y arquitecturas mirobrigenses de José Ramón Nieto y María Teresa Paliza. Además, el primero ofreció su discurso de ingreso en el Centro de Estudios Mirobrigenses sobre el citado proyecto de conducción de aguas, ideado por Sagrameña de Vargas.
También en este incompleto capítulo sobre las fuentes mirobrigenses, Cabañas nos describe otras varias ya desaparecidas, certificando, por ejemplo, la existencia del pozo triangular en el antiguo convento de San Francisco y del que ya he escrito en el crítico post sobre el patrimonio esquilmado.
Les dejo con Antonio Sánchez Cabañas y los que nos dice sobre las fuentes mirobrigenses: Ya que se a dado noticia del río Agada que passa por esta ciudad de
Ciudad Rodrigo y de su puente y figura de berraco, me pareció tratar en este
capítulo de las fuentes que tiene cerca de sus murallas y de otras muchas que
ay en su terreno y comarca que, como su población fue antiguamente muy larga y
estendida por el gran número de sus moradores, fue necesario ynquirir y buscar
fuentes por todo su distrito para
proueersse de agua por caussa que el río venía a estar muy apartado del
concurso de la jente que uiuía en los arabales hacia la parte de oriente y de
setemptrión y por esto acordaron los antiguos de traer una caudalossa fuente,
cuyo nacimiento está apartado desta ciudad dos leguas en una possesión y
heredad que llaman La Aziñuela.
Es el agua de esta fuente buena y saludable
y sin ningún resabio, a la qual fueron guiando por conductos y arcaduces por
tierra llana hasta llegar a un aroyo, cuyas aguas se descuelgan de la sierra
que llaman La Silla.
Sobre este aroyo edificaron una puente de
cantería para que por ella passase el agua y la llaman de Valdenouillo, y
guiándola por la media ladera de la sierra, dexando a un lado la sierra de
Villoria, entre las quales dos sierras ay una portilla que las divide y passa
por medio della el camino real que traen los de Salamanca para esta ciudad, y
un aroyo grande que llaman de Sanct Giraldo; fue necesario hacer otra puente,
la qual fundaron sobre muy altos pilares de grandes piedras y es larga por la
distancia y hondura que hace un ualle a la baxada de la Sierra de la Silla , adonde están las
viñas que llaman de Terralua.
Proyecto de 1763 para construir arcas que facilitasen el flujo del agua por la conducción. AGS |
Esta puente solo sirue de pasar el agua por
unos gruessos y largos maderos acanalados y para el seruicio del renouar la
puente tiene la ciudad junto a ella una cassa para la obra y materiales.
Desde esta puente va guiada el agua por
arcos y condutos por partes descubiertos y partes soterrados, y porque el
yntento de los antepasados fue meter el agua desta fuente dentro de los muros y
en la Plaza Mayor
desta ciudad, fueron leuantando un paredón a la medida y altura que tiene el
sitio adonde está edificada la ciudad, lo qual fuera fácil si los regidores
quisieran proseguir y passar adelante con la obra, mas contentándose con aver
traído el agua desta fuente al arabal junto a la muralla antigua que tuuo la
villa cerca de la parrochia de San Pablo [hoy San Andrés], edificaron un pilón en el qual caya
el agua por diez y seis caños [de ahí, la calle de los Caños], sin otros tres que dio la ciudad, el uno a las
monjas de Santa Clara, el otro a los frayles dominicos; el tercero se mandó
poner para el gasto de la jente común en una plaça que tiene delante el conuento
de Santo Domingo, adonde se edificó un gran pilón, en el qual por un gruesso
caño de hierro cae el agua en él y en el frontispicio pusieron este epitafio:
‘Esta obra mandó hazer la ciudad de Ciudad Rodrigo siendo corregidor don
Alonsso Pérez de Artiaga; acabosse año de 1577’ .
Mucha más antigüedad
tenían los diez y seis caños, pues eran desde el tiempo que el rey don Fernando
pobló a Ciudad Rodrigo, y porque estauan ya gastados, se mandaron reedificar
reduciéndolos al número de ocho porque sacaron otra cierta cantidad de agua
para la fuente que se hiço camino de la
Cruz Tejada.
En esta reedificación se hallaron[1] monedas de romanos del tiempo que ymperaua
Augusto César, de las quales huue yo dos que me dio el maestro de la obra que
llamauan Alonsso Rodríguez. La una es del enperador César Augusto, según consta
por su ynscripción, que dice: Caesar Aug = Aug = Inp. Las quales letras tiene y
de orla de su retrato; la otra es de Faustina, muger del emperador Marco
Aurelio, como se colige de su retrato y letrero que dice: Faustina Aug.
El año que se
reedificaron estos caños quisso el regimiento q se pussiese por memoria y en el
frontispicio del pilón se pusso este epitafio que dize: ‘La ciudad de Ciudad
Rodrigo mandó hacer y reedificar estos dos pilones, siendo corregidor en ella
Pedro Hurtado de Morales, año de 1613’ .
Por cima de este letrero están las armas reales y a los lados las de la ciudad
y las de su corregidor que entonces la gouernaua.
El otro pilón de quien habla este letrero se
hiço para dar agua a las caualgaduras.
A la uista destos caños está el conuento del
seráfico padre San Franco. En él ay un poço que este sancto labró en
forma triangular el año de 1214 quando passó por esta ciudad como queda
referido. Desta agua beue en tiempo de verano todo el conuento y por la gran
devoción que tienen los desta ciudad con este sancto la lleuan para los enfermos.
Tanbién en el claustro deste conuento ay
otra fuente que baxan a ella por gradas y de ynvierno la acostumbran a beuer
los frayles por estar descubierta y participar de los rayos del sol. Esta
fuente tiene un desaguadero y callejón que cabe por él un hombre en pie y es
hecho todo a pico, el qual se hizo para sacar el agua fuera del conuento por la
portería a la carrera que llaman de San Franco, en el qual sitio
labraron los antiguos un pilón de cantería, en el qual cae el agua por un caño
de hierro.
En este pilón antiguamente venían a dar agua
los caualleros a sus cauallos quando delebrauan y festejauan con lanzas y
adargas la fiesta y propio día del precursor San Juan Batista. Aquí fue el
encuentro que tuuieron los del linaje de Garci-López con los Pachecos como adelante
se dirá.
En este sitio pusieron por memoria un
humilladero, el qual auiéndosse arruinado pusieron de nuevo una cruz de piedra
blanca bien labrada con las armas de los Pachecos y della comienzan las demás
cruces que señalan los passos misteriosos de nuestra redención.
Por el mucho tiempo que aurá que no se
renouaua este pilón, estaua cassi arruinado y por ser muy útil y prouechosso no
solo para la ciudad mas tanbién para los pasajeros [...]
[1] A partir de esta palabra
van dos folios sueltos, desmembrados del resto, y que figuran con la signatura
siguiente: Archivo Histórico Nacional. Sección de Nobleza. Condes de Luque:
LUQUE,C.185,D.3
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