El deterioro de las dependencias
del exconvento de Santo Domingo va en aumento mientras las reparaciones se suceden,
aunque con un fin meramente conservacionista, ya que la estructura del edificio
utilizado como cuartel de la Guardia Civil dejaba poco margen de maniobra. Por
eso, va calando la idea de construir un edificio de nueva planta.
La propuesta
llega al Consistorio en torno a los años treinta del pasado siglo. Un responsable
del Cuerpo Armado se entrevista con el alcalde, Severino Pacheco, en octubre de
1933 para ver de qué posibles terrenos disponía el Ayuntamiento. Realizada la
inspección, el representante de la Guardia Civil estimó como el más conveniente
el formado por la explanada de la plaza de Santo Domingo, creada tras el
derribo de la iglesia y limitada, cuando no integrada en algún momento, por los
restos conventuales de Santo Domingo.
Severino Pacheco en un recorte de prensa |
La propuesta
del terreno elegido para el nuevo cuartel de la Guardia Civil, refrendada por
el propio alcalde, es llevada a la sesión municipal del 21 de octubre de 1933.
No hay unanimidad con la elección del solar, pidiendo que se barajen otros terrenos.
Pacheco
informa a sus compañeros de que han inspeccionado todas las posibilidades y el
único que cuenta con los requisitos necesarios es el que se presenta, el de la plaza
de Santo Domingo. Sin embargo, es necesaria una votación que, finalmente, respalda
la propuesta inicial, por lo que se da vía libre a la construcción de una casa
cuartel de nueva planta en la plaza de Santo Domingo.
Pero enterados los vecinos del acuerdo municipal, el 30 de octubre, tan sólo una semana
después, el Consistorio tiene que pronunciarse sobre el escrito de reclamación que
firman los vecinos de la citada plaza de Santo Domingo contrarios a la cesión
de los terrenos para el cuartel, reclamación que es rechazada.
Las obras
comenzarán pocos meses después. Las gestiones realizadas por el alcalde para el
asentamiento de la Guardia Civil en el nuevo edificio en construcción serán la
excusa para que del seno de la Corporación municipal salga una propuesta para colocar
una placa en el propio acuartelamiento y en la que se reconozcan los méritos realizados
por Severino Pacheco para la consecución de semejante proyecto. No se produciría
tal reconocimiento, entre otras cosas por el cambio de gobierno municipal tras las
elecciones, pero también por la ralentización del ritmo de las obras y que
incluso, en los últimos meses de 1934, estaban paradas. No obstante,
concluirían tiempo después.
Mientras
tanto, la plaza de Santo Domingo continuaría reduciéndose gracias a las
concesiones de terrenos que hizo el Ayuntamiento a varios vecinos que así lo
plantearon.
Por otro lado,
los inmuebles existentes van cambiando de actividad, es el caso de Jesús Sánchez Pérez, quien en
febrero de 1942 pide autorización para la apertura de una fábrica de curtidos,
quien también más tarde solicitaría licencia para la “construcción de pozos y
habilitación de locales para el curtido de pieles en la finca de su propiedad,
sita en el Campo de Santo Domingo, decisión que acarrearía desavenencias con el
vecindario que se opuso a la ampliación de las instalaciones para el curtido de
pieles.
Terminado el
edificio de la primitiva casa cuartel de nueva planta, el Gobierno considera
necesario su ampliación, especialmente para construir viviendas destinadas a los
guardias civiles y sus familias. Para ello utiliza terrenos de la plaza de
Santo Domingo, en la parte Este, en donde en su tiempo se asentó la primitiva
iglesia que dio origen al cenobio dominico, la que dio lugar al segundo
asentamiento de la orden de predicadores en Ciudad Rodrigo.
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